Juegos y cuentos para enseñar a los niños qué son las emociones

Juegos y cuentos para enseñar a los niños qué son las emociones
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Las emociones son como una brújula interna que nos guía a la hora de actuar, y educar a través de inteligencia emocional permite que nuestros hijos aprendan a conocer qué emociones sienten, a ponerles nombre y a  gestionarlas de forma saludable.

Explicamos qué son las emociones, cuál es su función y cómo podemos acompañar a los más pequeños en este viaje para calibrar su brújula, a través de cinco estrategias clave.

Cómo explicar a tus hijos de forma sencilla qué son las emociones

Hay miles de definiciones para la emoción, pero a grandes rasgos podemos decir que una emoción es una respuesta psicofisiológica que representa un modo adaptativo del ser humano para sobrevivir, y que surge cuando percibimos un cambio o un estímulo nuevo en nuestro entorno.

Dicho estímulo puede ser un objeto, un lugar, un suceso, una sensación o un recuerdo importante (la memoria y las emociones están muy unidas).

Otra definición que encontramos en el libro Diccionario de Neurociencia de Mora y Sanguinetti (2004), citados en un artículo elaborado por el Hospital Sant Joan de Déu, es la siguiente: "una emoción es una reacción conductual y subjetiva producida por información proveniente del mundo externo o interno (memoria) del individuo".

Una emoción es una respuesta psicofisiológica que representa un modo adaptativo del ser humano cuando percibe un objeto, lugar, suceso o recuerdo importante.

Pero, ¿cómo se lo explicamos de forma sencilla a los niños? Podemos por ejemplo decirles:

"Una emoción es algo que sentimos dentro de nosotros que nos anima a hacer cosas, como por ejemplo llorar, hablar, apartarnos... Cuando sentimos una emoción, notamos una sensación en el cuerpo y pensamos algunas cosas.

Por ejemplo, si sentimos vergüenza nos ponemos colorados y pensamos que no queremos que nos vean, o si estamos tristes tenemos ganas de llorar. Las emociones nos ayudan a saber cómo estar mejor."

Así, las emociones nos impulsan a actuar de ciertas formas (por ejemplo, a ponernos a salvo cuando sentimos miedo).

Los tres componentes de la emoción

La emoción está compuesta por tres tipos de respuestas o componentes:

  • 1. Componente neurofisiológico y bioquímico: se trata de la respuesta fisiológica del organismo (por ejemplo, ponernos colorados cuando sentimos vergüenza, o sudar cuando estamos nerviosos).
  • 2. Componente conductual o expresivo: es la conducta que emitimos al sentir la emoción (por ejemplo, escapar, llorar...).
  • 3. Componente cognitivo: cómo percibimos y evaluamos la emoción en sí (por ejemplo, decir que nos sentimos felices cuando sentimos alegría).

Para qué sirven las emociones

Las emociones son mecanismos adaptativos que nos permiten sobrevivir. Son una guía que nos dice qué necesitamos para recuperar el equilibrio y el bienestar o para protegernos de un peligro, y nos orienta a la acción; y es que la palabra "e-moción", literalmente significa "movimiento hacia".

En todos nosotros las emociones son importantísimas, porque son nuestra guía. En el caso de los niños, gracias a las emociones pueden decidir cómo actuar, y en función de esa conducta, los adultos podemos identificar sus necesidades, saber cómo actuar o descubrir qué necesitan. Pero para ello, claro, necesitan aprender a reconocer sus emociones. ¿Cómo enseñarles a hacerlo?

Cómo enseñar a los niños a reconocer sus emociones

1. Hablar en casa sobre emociones

¿Qué mejor que enseñar a través del ejemplo? Si normalizamos el hecho de hablar de emociones en casa, sobre cómo nos sentimos, cómo estamos, etc., es más fácil que los niños también lo hagan.

Además, de esta forma les estamos ayudando a familiarizarse con estos conceptos. Podemos hacerlo a través de expresiones como: "hoy estoy un poco triste porque...", "estoy enfadada porque...", "esto que has hecho fe ha puesto muy contento", etc.

Y también, ofreciéndoles nuestro acompañamiento, a través de preguntas abiertas: "¿cómo te sientes hoy?", o "¿qué te ayuda a estar más contento?", "¿cómo crees que puedo ayudarte a sentirte mejor?".

2. Jugar

El juego puede ser una vía muy útil para que los niños aprendan a reconocer sus emociones, ya que a través de él aprenden de forma vivencial. Hay muchos juegos en el mercado donde las emociones son sus protagonistas, como juegos de mesa, cartas, juegos con muñecos, etc. Te dejamos algunas ideas:

Devir - El Monstruo de colores, Juego de mesa infantil, Juego de mesa a partir de 3 años, Juego de mesa familiar (BGMONSP)

Devir - El Monstruo de colores, Juego de mesa infantil, Juego de mesa a partir de 3 años, Juego de mesa familiar (BGMONSP)

3. Cuentos y libros sobre emociones

Los cuentos y libros infantiles también pueden ser útiles para enseñar a los niños a identificar sus emociones. A través de sus personajes pueden sentirse identificados y reconocer las emociones que van experimentando. Algunos cuentos y libros que recomendamos:

4. Imitar una emoción

Los juegos de mímica nos pueden servir para representar las emociones. Pueden ser de diferente tipo; por ejemplo, representar "X" emoción a través del cuerpo, la cara, los gestos, y que la otra persona deba adivinarla (después, cambiar los roles).

Otra idea es representar un personaje de una película o un cuento; adivinar cuál es y cómo se siente en esa escena en concreto. Finalmente, juegos relacionados con el teatro (representar diferentes personajes, crear historias, etc.) también pueden ser muy útiles.

5. La técnica del semáforo

La técnica del semáforo es específica para aprender a reconocer emociones desagradables como la ira, el enfado o la frustración (algo que puede ser útil también para aprender a distinguirlas de las emociones agradables). Para aplicarla, se trata de enseñar al niño la siguiente metáfora; "cuando experimentamos una emoción, podemos actuar como un semáforo, es decir, guiándonos por los colores":

  • Color rojo: la emoción es intensa. Lo mejor es pararnos a sentir la emoción que nos invade para ponerle un nombre y no perder el control; la respiración o contar hasta diez puede ayudarnos.
  • Color amarillo: podemos pensar y buscar una solución a lo que nos pasa (a veces la solución es simplemente dejar pasar la emoción, tolerarla hasta que disminuya).
  • Color rojo: si ya tenemos la solución pensada, podemos ponerla en práctica. Por ejemplo: pedir perdón, hacer las paces...

Así, es una técnica útil para aprender a gestionar las emociones desagradables pero también para identificarlas, siendo esto posible en el primer punto, cuando el niño "está en rojo" como el semáforo y debe poner nombre a la emoción, atendiendo a sus señales corporales.

Foto | Portada (Pexels)

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