El tabaco y la contaminación durante el embarazo pueden estar afectando negativamente la conducta de bebés y niños pequeños

El tabaco y la contaminación durante el embarazo pueden estar afectando negativamente la conducta de bebés y niños pequeños
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Muchas personas vemos con alarma el aumento de casos de trastornos conductuales de niños (de hecho cada vez más pequeños). Enfermedades como el TDAH cada vez están más presentes en las consultas de los médicos, por lo que las investigaciones están abarcando otros puntos de vista que antes no se tenían en cuenta, como lo es el medio ambiente que rodea tanto a la madre gestante como a los niños en su primera infancia. Los resultados de uno de esos estudios acaban de salir a la luz y sus conclusiones no pueden ser más preocupantes.

El humo del tabaco y del tráfico: los dos peores contaminantes

El estudio ha analizado los efectos del exposoma (todas las exposiciones a las que una persona está sujeta hasta la muerte, como los hábitos alimenticios o el medio ambiente), teniendo en cuenta 88 factores ambientales prenatales y 123 factores ambientales de niños y niñas en edad escolar, que incluían las exposiciones al aire libre, de interior, químicas, de estilo de vida y sociales.

En los resultados se encontró que los factores que más pueden influir durante el embarazo en el estado psicológico de los niños, es el tabaquismo y el humo de los coches. De hecho esa relación se hace menos evidente durante la primera infancia, por lo que se infiere la enorme sensibilidad y receptividad que posee un bebé cuando se encuentra en el vientre de su madre.

El estudio también plantea que las madres que fuman generalmente se encuentran en ambientes familiares más tensos y tienen más problemas de tipo psicológico como ansiedad o estrés, características que se trasladan directamente al estado emocional tanto del feto como al de los niños, y que puede convertirse en el detonante de trastornos de la conducta en edades muy tempranas.

Rabieta

Aunque antes ya había planteado este problema, se ha encontrado que la contaminación puede tener ese mismo efecto, y aunque biológicamente se puede entender esa relación, los investigadores involucrados en el estudio afirman que aún no se pueden explicar los mecanismos exactos de cómo ocurre.

Una vida sana: la mejor manera de combatir las agresiones externas

Así como un medio ambiente en el que prima el humo y la contaminación tiene efectos negativos en la conducta de los niños, un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada y variada, un descanso apropiado, un ambiente familiar tranquilo y positivo y unas relaciones sociales activas, pueden contrarrestarlos y de hecho, puede prevenir problemas de salud mental futuros.

Está claro que evitar que los niños respiren aire de mala calidad es muy complicado, sobre todo a quienes vivimos en grandes ciudades, así que debemos echar mano de todas las demás herramientas que tenemos para cuidar su salud: intentad que vuestro entorno sea lo más sano posible en los demás aspectos... si mentalmente crees que necesitas ayuda, no dudes en buscarla (por ti y por ellos), salid al campo, hablad mucho y cocinad en familia. Es lo que tenemos más a la mano y lo que puede marcar la diferencia entre unos niños felices o unos niños ansiosos y estresados.

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