Evaluación de las deficiencias auditivas

Evaluación de las deficiencias auditivas
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Ante cualquier sospecha, realizar una adecuada evaluación de las deficiencias auditivas es un punto clave e importantísimo. Con las distintas pruebas que se pueden realizar se puede caracterizar el grado y tipo de deficiencia auditiva y determinar las causas que la han originado.

De este modo, podremos obtener los datos necesarios para plantear un tratamiento precoz y adecuado a las necesidades del niño con algún tipo de deficiencia auditiva. Además, la evaluación auditiva también ayudará a la hora de que el profesional informe a la familia de los avances, recuros sociales y demás beneficios

Los avances científicos experimentados han permitido mejoras muy importantes en la identificación temprana de problemas auditivos, en las acciones clínicas , en los recursos tecnológicos disponibles y en la efectividad de las intervenciones terapéuticas. Veamos ahora las pruebas más comunes que se realizan a los niños para detectar algún tipo de deficiencia auditiva.

Primeras pruebas

Antes de comenzar con las pruebas auditivas como tal, es importante que el especialista tome nota de la historia clínica del niño para así poder comprobar la existencia o no de factores de riesgo en los antecedentes personales y familiares. Con la historia clínica se busca también el descartar patologías asociadas a deficiencia auditiva, así como anomalías físicas que ayuden a padecer este tipo de alteración sensorial.

Los estudios genéticos y radiológicos también aportan gran información, ya que se puede comprobar si el déficit es debido a alguna mutación en los genes o por existencia de algún tipo de tumor. Por otro lado, descartar algún tipo de infección (por ejemplo, citomegalovirus) durante la gestación relacionadas con deficiencia auditiva también es importante.

Pruebas audiométricas objetivas

Este tipo de pruebas de audición no requieren la colaboración del niño, por lo que son de gran utilidad en niños muy pequeños, con problemas sensoriales asociados (por ejemplo, ceguera) o que colaboren muy poco debido a que la situación les es extraña y están muy nerviosos, aún con la presencia de sus padres.

Entre las pruebas que se utilizan más frecuentemente nos encontramos:

  • Impedanciometría: esta prueba incluye, a su vez, la timpanometría (prueba en la que se evalúa la movilidad del tímpano) y la prueba del reflejo estapedial (este reflejo se produce cuando recibe señales por encima de los 70 decibelios, por lo que actúa como un mecanismo de defensa ante sonidos fuertes, fijando la cadena de huesecillos del oído interno). Esta prueba se realiza para detectar posibles hipoacusias de conducción.
  • Otoemisiones Acústicas (OEA): esta prueba se basa en la existencia de un sonido espontáneo de baja intensidad que se produce en el oido interno, por lo que se hará llegar a esta parte un sonido al que se contestará a modo de eco, recogiéndose estos datos y procesándose por un ordenador.
  • Potenciales Evocados Auditivos del Tronco Cerebral (PEATC): es la prueba más usada para determinar con cierta precisión el nivel auditivo del bebé, sin importar que no colabore y de un modo indoloro para él. La prueba consiste en proporcionar una serie de estímulos sonoros y recoger, mediante electrodos colocados en determinadas partes de la cabeza del pequeño, las señales bioélectricas que el sonido provoca en diversos tramos cerebrales de las vías auditivas. La ausencia o existencia de dichas señales nos confirmarán la existencia o no de un déficit auditivo.

Pruebas audiométricas subjetivas

A diferencia de las anteriores, este tipo de pruebas permiten una valoración auditiva del pequeño siempre y cuando participe en la exploración. Ésta da información acerca de la sensibilidad, estado funcional del sistema auditivo o la capacidad del pequeño para usar la audición en la comprensión de alguna tarea.

Entre estas pruebas, las cuales por razones obvias sólo pueden realizarse a partir de determinadas edades, nos encontramos:

  • Reflejo de Orientación Condicionado (ROC): esta prueba se suele realizar entre los 6 meses y los tres los tres años de edad. Mediante un teatrillo se provoca (varias veces) un sonido en uno de los dos altavoces situados a los lados del niño mientras aparece un muñeco en movimiento en el mismo lado. Si el niño oye, esperará la aparición del sonido ya que ha aprendido (mediante condicionamiento) que después aparecerá el muñeco.
  • Test de juguetes sonoros: ante un sonido, el niño coloca un cobo de colores encima de otro para hacer una torre. Otra vez, mediante condicionamiento, si el niño vuelve a oir algo colocará otro cubo; si no hay sonido, no lo hará.
  • Peep show: mediante esta prueba, cuando el niño oye un sonido debe apretar un botón, lo que hará que apareza un estímulo atractivo para él (una imagen en la televisión, un tren que se pone en marcha en un paisaje...) Si el niño apretara en ausencia de sonido, no sucede nada.
  • Test de imágenes: en una cabina insonorizada, el niño se coloca en una mesa frente a una serie de dibujos. Mediante un micrófono, y a distintas intensidades, se van nombrando las imagenes a la espera que el niño las identifique.

Como podeis ver, el objetivo general de la evaluación en las deficiencias auditivas es comprobar la presencia o ausencia de algún tipo de daño auditivo. En el caso de que existiera, poder determinar su alcance, así como la existencia de algún tipo de audición residual aprovechable

No obstante, es importante saber que, tanto para la evaluación como para la posterior intervención, es importantísimo que todos los profesionales trabajen con el niño colaboren estrechamente entre si, sin olvidar el papel fundamental de la familia durante todo este proceso.

Foto | Sham Hardy en Flickr En Bebés y más | Deficiencia auditiva en los bebés, Señales de alerta ante una posible deficiencia auditiva, Desarrollo de la audición en el bebé

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