Por qué no me gusta que llamen a la adolescencia "la edad del pavo"

Por qué no me gusta que llamen a la adolescencia "la edad del pavo"
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Nadie nace sabiendo cómo educar correctamente a un hijo, y todos los padres procuramos hacerlo lo mejor posible en cada etapa de su vida. Pero mientras que en su infancia no solemos tener grandes prejuicios ni temores, a medida que nuestros hijos se acercan a la adolescencia comienzan a asaltarnos las dudas y los miedos.

Y es que en general, se puede decir que la adolescencia tiene muy mala fama y todo lo que gira en torno a ella suele ser motivo de burlas, juicios y críticas por parte de la sociedad. Sin embargo, y a pesar de ser conocida con el sobrenombre de "edad del pavo", la adolescencia es una etapa potencialmente maravillosa que debemos proteger y respetar. Hoy me gustaría compartiros mi reflexión al respecto.

Una etapa cargada de estereotipos

adolescencia

Se tiene la creencia de que la pubertad y adolescencia son momentos de la vida muy complicados, en donde los cambios físicos y emocionales por los que pasan los niños les llevan a desarrollar un carácter difícil, distante y en ocasiones incluso conflictivo.

De este modo, no es raro escuchar comentarios negativos atribuidos a este grupo de edad, así como frases estereotipadas que decimos a menudo en nuestras conversaciones sin percatarnos del impacto que pueden tener para los niños que las escuchan.

Pero, ¿de dónde vienen tantos estereotipos y prejuicios? ¿Quizá de la imagen distorsionada que tenemos de nuestra propia adolescencia? ¿Quizá de lo que el cine, la literatura o los medios de comunicación nos muestran continuamente? ¿O de lo que oímos hablar a otros?

Ya sea por un motivo u otro, lo cierto es que en general la sociedad suele tener una imagen del adolescente rebelde, un tanto asocial, egoísta y con poco interés por los estudios. También es frecuente pensar en alguien "perdido y sin un rumbo claro de futuro", cuyo principal objetivo es gustar a sus amigos y rebelarse contra la autoridad. La adolescencia también va ligada a palabras como drogas, alcohol, Internet y redes sociales, relaciones sexuales precoces, retos virales y peligrosos, trastornos de conducta...

¿Acaso hay alguna otra etapa de la vida que reúna tantos prejuicios y estereotipos negativos juntos?

"Se acerca la adolescencia: ¡socorro!"

Con todos estos presagios apocalípticos, no es raro que los padres de niños de entre 10 y 11 años comiencen a hiperventilar al pensar en "la que se les avecina", y continuamente se pregunten (haciendo de ello un mantra) cosas como:

"¿Cómo voy a sobrevivir a la adolescencia de mi hijo?" "¿Dónde comprar un manual de instrucciones que me indique cómo salir airoso de la etapa que tenemos por delante?" "¿Cómo tratar a mi hijo adolescente? (ese que ha dejado de ser niño para adentrarse en "la edad del pavo" de la que se tanto se habla)?"

Pero al igual que el adulto anticipa en su cabeza las dudas, miedos y situaciones negativas sobre la adolescencia que le esperará a su hijo, el niño preadolescente no es ajeno a este tipo de etiquetas e imágenes estereotipadas, que tristemente puede acabar asumiendo como parte de la etapa que le va a tocar vivir.

"Se espera de mí que sea un vago, un NI-NI, un rebelde sin causa, una persona apática... Se espera además, que fume y beba, y que solo viva preocupado por mi imagen en redes sociales. ¿Para qué esforzarme en ser diferente si otros me han etiquetado?".

Quizá mi reflexión os parezca exagerada, pero realmente pienso que nuestras palabras y la forma en la que proyectamos sobre los pre-adolescentes nuestras inseguridades y miedos acerca de esta etapa, puede hacerles mucho daño. Y todo ello sin mencionar el daño que nos hacemos a nosotros mismos como padres, al enfrentarnos a un periodo de la vida tan maravilloso, pero con tantas ideas preconcebidas.

La adolescencia, una etapa maravillosa y con gran potencial

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Fue a raíz de que mi hijo mayor cumpliera los 10 años cuando he comenzado a sensibilizarme especialmente con el tema de la adolescencia y sus tópicos. Y es que los cambios físicos y emocionales que se van sucediendo por momentos, son el golpe de realidad que me ha hecho darme cuenta de que la adolescencia está a las puertas.

Y aunque es inevitable sentir incertidumbre por la nueva etapa que comenzamos (al fin y al cabo no deja de ser algo totalmente diferente a lo vivido hasta ahora), trato de ser consciente de la importancia de no dejarme llevar por los tópicos y los prejuicios que, dicho sea de paso, me enfadan soberanamente cada vez que los escucho.

Todos coincidimos en afirmar que la adolescencia es una etapa llena de cambios y retos. En primer lugar para el propio adolescente, que atraviesa una fase transformadora en la que comienza a definir su identidad, y en segundo lugar para el resto de la familia. Pero estos cambios no tienen por qué ser negativos, sino todo lo contrario.

Creo firmemente que la adolescencia es una etapa de la vida maravillosa, única e irrepetible. Y en las manos de los padres, familiares y educadores está saber guiar con respeto y amor a nuestros adolescentes, potenciando al máximo sus capacidades, virtudes y pensamiento crítico.

Porque nuestros adolescentes pueden mejorar el mundo, pero necesitan de nuestro apoyo, nuestro acompañamiento libre de juicios, y sobre todo necesitan que creamos en ellos y dejemos de referirnos a esta etapa de sus vidas como "edad del pavo".

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