Las frutas en la alimentación infantil: kiwi, piña, plátano y otras frutas tropicales

Las frutas en la alimentación infantil: kiwi, piña, plátano y otras frutas tropicales
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Las frutas tropicales son aquellas que se dan de forma natural en las zonas de clima tropical o subtropical, aunque por extensión, se aplica a las frutas que necesitan para su desarrollo unas temperaturas cálidas y alta humedad.

Cada vez son más consumidas y son muy habituales en la alimentación infantil. Las principales frutas tropicales que consumen los niños son el plátano, ocupando un sitio de honor, luego la piña, el kiwi, el coco, el aguacate y menos frecuentes pero cada vez más, el mango y la papaya. Antes se recomendaba esperar para introducirlas por considerarlas más alergénicas, pero según las últimas recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre alimentación complementaria, no hace falta retrasar la introducción de ninguna fruta por el riesgo de alergia.

Hablaremos entonces del plátano, la piña, el kiwi y otras frutas tropicales en la alimentación infantil. Cuándo y cómo ofrecerlas.

El plátano

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Junto con la manzana y la pera, el plátano, por ser de fácil digestión, es una de las primeras frutas que se le ofrece al bebé cuando empieza con la alimentación complementaria.

Es una de las frutas que proporcionan más calorías (85,2 cada 100 grs.) debido a su elevado contenido en hidratos de carbono, pero esto no quiere decir que el plátano engorde, una creencia muy extendida sobre esta fruta. Es precisamente por su gran aporte energético que es ideal para la alimentación de los niños.

Es también una importante fuente de potasio, necesario para favorecer la actividad muscular y el buen estado del sistema nervioso. Otros nutrientes que contiene son magnesio, ácido fólico, vitamina C y provitamina A.

Está indicada para combatir casos de inapetencia en los niños por su efecto saciante y su alto aporte en calorías.

Cuándo y cómo ofrecerle el plátano al bebé

Como he dicho antes, el plátano es una de las primeras frutas que se le ofrece al bebé cuando se inicia la alimentación complementaria, a partir de los seis meses.

El plátano se le ofrece al bebé al natural, sin cocinar. Debe estar maduro pero no pasado y para preparar el puré podemos machacarlo o pisarlo con el tenedor o si preferimos un puré más fino pasarlo por la trituradora, habiéndole quitado previamente por supuesto la cáscara y también los hilos. Por si acaso provocara alguna reacción alérgica, debe ofrecerse un par de veces solo y por separado y luego ya sí se puede mezclar con otras frutas como la manzana, la pera o la naranja.

El plátano es una fruta ideal para que el bebé experimente con la textura de los alimentos (Baby Led-Weaning). Podemos dárselo en trocitos pequeños aplastados entre nuestros dedos o bien sujetarle el plátano y que él lo vaya deshaciendo. Otra opción es cortar el plátano por la mitad y a esa mitad, dejarles un trozo de piel para que no se le resbalen las manitas, y luego se lo quitáis. Es muy beneficioso para el bebé esta forma de descubrir los alimentos, pero debemos estar controlándolo en todo momento para evitar ahogamientos.

Más adelante, se puede ofrecer a los niños en forma de flan, bizcocho, batido, tortitas sin harina y sin azúcar o incluso en una receta de falsa pizza con base de masa de plátano.

La piña

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La piña (o ananá) es una fruta muy refrescante. Contiene un 85% de agua, hidratos de carbono, vitamina C, ácido fólico y minerales como el potasio, el magnesio y el yodo.

Al igual que el plátano, tiene un alto contenido en potasio, y pese a su sabor muy dulce no tiene un excesivo aporte calórico. Su aporte en fibra provoca un suave efecto laxante mejorando el estreñimiento en los bebés.

También contiene bromelina, una enzima digestiva que ayuda a digerir las proteínas, por lo que resulta ideal como postre para facilitar la digestión.

Cuándo y cómo ofrecerle la piña al bebé

Se puede introducir a partir de los 6 meses. La piña que le daremos al bebé debe estar madura. Deberemos pelarla muy bien quitándole toda la cáscara y cualquier resto de ésta que pudiera quedar en la parte carnosa. Una vez quitadas las partes más duras de la piña se puede triturar tal cual, al natural, o cortar en trozos en forma de bastón y que los coma con las manos (otra vez, vigilando en todo momento).

Otra opción es cocerla en agua hirviendo o preparar una compota pero sin agregar azúcar; ya bastante sabrosa es la piña de por sí. Y por supuesto, en forma de zumo, aunque en pequeñas cantidades, aunque siempre mejor la fruta entera.

La curiosidad de la piña es que podemos combinarla con algunas carnes blancas como el pollo (os dejamos una receta de guisado de pollo con sabor oriental) o el cerdo (como en estas brochetas de cerdo) y también con arroz, o con verduras, como por ejemplo la zanahoria.


El kiwi

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El kiwi tiene una moderada cantidad de calorías, una elevada cantidad de agua y es rico en vitaminas y minerales. Pero lo que más destaca de esta fruta es su contenido en vitamina C, más del doble que el que contiene una naranja. Esta vitamina interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones.

También es muy rico en potasio, en proporciones similares a las del plátano, y en ácido fólico, vitamina que colabora en la formación de anticuerpos favoreciendo el sistema inmunológico. Su fibra, soluble e insoluble, lo convierte en una fruta con gran poder laxante, también indicado para casos de estreñimiento, un trastorno bastante frecuente en los niños.

Contiene además ácido proteolítico, el cual favorece la circulación de la sangre y actidina, una enzima que ayuda a digerir las proteínas.

Cuándo y cómo ofrecerle el kiwi al bebé

Con el kiwi también se puede introducir a partir de los seis meses, siempre controlando cualquier tipo de reacción después de su consumo.

Es una fruta que se ofrece también al natural, ya sea triturada o en trozos pelados y en forma de bastón. Los niños más mayores pueden comerlo y cortado o directamente de la fruta partida por la mitad y con una cuchara. Aquí os dejamos una divertida idea para darles forma de monstruo y alegrar los platos de vuestros peques.

Otras frutas tropicales

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Coco

El valor calórico del coco es el más alto de todas las frutas. Su principal componente es el agua y luego la grasa, siendo muy rico en ácidos grasos muy beneficiosos para la salud. Contiene minerales que intervienen en la mineralización de los huesos y su importante aporte en fibra lo hacen un excelente regulador del tránsito intestinal ya que actúa como laxante.

Acerca de la edad de introducción del coco en la alimentación infantil no hay información precisa por no ser una fruta de alto consumo, pero al igual que cualquier otra se puede ofrecer a partir de los seis meses, aunque es demasiado duro para comerlo tal cual. Se puede ofrecer rallado sobre alguna receta en postre, como estos pasteles de coco y limón sin gluten y sin azúcar.

Aguacate

Al igual que el coco, las grasas son el principal componente del aguacate después del agua, pero con la diferencia de que se trata de grasas monoinsaturadas, convirtiéndolo en un alimento muy rico en ácido linolénico (un ácido graso esencial omega3). Es rico en potasio, magnesio, vitamina D, necesaria para la absorción de calcio y fósforo y vitamina E, un potente antioxidante.

La introducción del aguacate en la dieta de los bebés se recomienda, por regla general a partir de los seis meses. Se puede ofrecer solo, aliñado con jugo de limón, o en recetas como: ensaladas, asados con mozzarella, en salmorejo, smoothies.

Mango

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También tiene un alto contenido en agua, hidratos de carbono y fibra y es moderado en calorías. Posee carotenoides que se transforman en vitaminas A y C, actuando como antioxidantes capaces de neutralizar los radicales libres y aumentar las defensas del organismo.

Al igual que la papaya, la piña y el kiwi, el mango contiene encimas capaces de digerir las proteínas y depurar el organismo.

El mango puede introducirse en la dieta del bebé a partir de los 6 meses, pero por tener un sabor demasiado dulce hay quienes recomiendan retrasarlo un poco y ofrecer antes otras frutas para que el bebé no se acostumbre a este tipo de sabores.

Siempre es mejor darlo al natural y al principio, o bien triturado o cortado en forma de bastón para que lo coman con sus manos. Al ser muy resbaladizo, se le pueden hacer unos cortes en la superficie para que el bebé lo agarre mejor. 

Más adelante, cuando el niño haya crecido y se haya acostumbrado al sabor se puede incluir como ingrediente en recetas como ensaladas, un falso risotto de quinoa con mango, una refrescante mousse de mango, una crema de yogur o un sorbete casero.

Papaya

También contiene hidratos de carbono, fibra y vitaminas A y C que actúan como antioxidantes. Gracias a la papaína, una encima proteolítica, tiene grandes propiedades digestivas facilitando la digestión y aliviando la inflamación intestinal.

Destaca además su aporte en minerales como el potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular.

Al igual que el mango, la papaya puede ofrecerse a partir de los 6 meses, aunque es preferible ofrecerle primero otras frutas menos dulces.


Otras frutas en la alimentación infantil

Fotos | Pixabay

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