Cada vez más colegios imponen el disfraz de Carnaval: por qué no deberíamos obligar a los niños a disfrazarse

Cada vez más colegios imponen el disfraz de Carnaval: por qué no deberíamos obligar a los niños a disfrazarse
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Aunque disfrazarse es una de las actividades favoritas de muchos niños, no lo es ni mucho menos para todos. Hay peques a los que no les gusta nada disfrazarse y se sienten mal cuando se les obliga a hacerlo en Halloween, Carnaval, festivales escolares o fiestas infantiles.

En este sentido, muchos padres hemos observado cómo en los últimos años ha surgido una tendencia generalizada en los colegios de imponer a los niños un determinado disfraz para festejar ciertas festividades, especialmente Carnaval.

Cada vez más colegios obligan a los niños a disfrazarse

carnaval

Detrás de la obligación a disfrazarse de una determinada manera suele haber un motivo educativo relacionado, en muchas ocasiones, con el proyecto que los niños están haciendo durante ese curso.

Así, por ejemplo, los centros pueden imponer a los niños un disfraz relacionado con el mar para profundizar en la enseñanza sobre los océanos y la vida marina; un disfraz relacionado con un país, para estudiar su cultura; un disfraz relacionado con algún alimentos saludable para inculcar este hábito... De este modo, Carnaval acaba convirtiéndose en una fiesta temática lúdico-educativa.

También en los festivales escolares es común que las familias reciban unas consignas para que todos los niños vayan disfrazados de la misma forma, de cara a representar alguna pieza musical o teatral.

A priori podríamos pensar que no hay nada malo en ello, pues de todos es sabido que el aprendizaje de los niños mejora cuando se hace a través del juego, por lo que es buena idea aprovechar el Carnaval para aprender sobre algo nuevo. También hay padres que prefieren recibir instrucciones por parte del colegio sobre el disfraz que debe llevar su hijo, antes que comprar cualquier disfraz "sin sentido".

Pero para los niños a los que no les gusta disfrazarse, la imposición desde el colegio a celebrar Carnaval puede acabar convirtiéndose en una pesadilla.

¿Por qué no se debería obligar a los niños a disfrazarse?

disfraces

Si a tu hijo no le gusta disfrazarse debes saber que no es "raro", ni "especial", ni "diferente". Simplemente tiene sus gustos y su personalidad, y deben ser respetados.

Quizá a algunos niños no le guste hacerlo por una cuestión de timidez o miedo al ridículo. Y es que mirarse al espejo y no reconocer su propia imagen puede impactarles y provocar rechazo, así como sentirse cohibidos al saberse observados por los demás.

También hay muchos niños que incluso se asustan cuando ven a otras personas disfrazadas o se ven ellos mismos, o que no disfrutan con el algarabío que se monta en torno a esta festividad.

Otros peques son especialmente sensibles a los estímulos sensoriales por lo que pueden sentirse incómodos con trajes que dan calor, costuras que rozan la piel, gorros que pican o vestimentas a las que no están acostumbrados.

Sea por la razón que sea, forzar a los niños a disfrazarse es contraproducente por varios motivos:

Es una falta de respeto a sus gustos y necesidades. Este es el motivo más obvio, pero a veces a los adultos se nos olvida que los niños también tienen sus propios gustos, y por pequeños que sean tienen derecho a manifestarlos y a que los respetemos.

Le impedimos decidir por sí mismos. Entendemos la importancia de fomentar la iniciativa en nuestros hijos y alentarles para que tomen  decisiones en algunos aspectos. Pero en cambio, llega Carnaval y no respetamos que tengan su propia opinión en lo que respecta a su imagen. ¿Incongruente, verdad?

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Coartamos su creatividad. Los niños son genios de la creatividad y los adultos deberíamos fomentar su imaginación innata en lugar de coartarla con nuestras directrices. En este sentido, Carnaval es un momento perfecto para dejar a los niños plena libertar sobre cómo vestirse, quiénes desean ser o qué papel quieren interpretar.

Cuando se les obliga, no se lo pasan bien. Carnaval y otras festividades con disfraces son para pasarlo bien; para disfrutar, reír, bailar, meterse en la piel del personaje del que te has disfrazado... ¿Por qué impedir al niño disfrutar de este día imponiéndole una vestimenta que le desagrada?

Para muchas familias es un quebradero de cabeza. Por último, conviene destacar que el hecho de que las escuelas o colegios impongan a los niños un determinado disfraz supone un quebradero de cabeza para muchas familias, además de un gasto extra al bolsillo. No todos los padres tienen tiempo para comprar nuevos disfraces, coser o seguir las directrices (a veces imposibles) de los profesores.

¿Qué hago si en el colegio de mi hijo le obligan a disfrazarse?

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Si el colegio o escuela infantil de tu hijo le obliga a llevar un determinado disfraz que le desagrada lo más recomendable es hablarlo directamente con el profesor. Explica los motivos por los que a tu hijo no le gusta disfrazarse, y entre los dos buscad alternativas que respeten al niño sin alterar el proyecto educativo que haya detrás de dicho disfraz.

En este sentido, podemos dar un toque imaginativo al disfraz para que la temática impuesta por el cole sea mejor aceptada por el niño, permitiéndole elegir complementos o 'customizando' de algún modo su vestimenta.

Por ejemplo; si desde el colegio os han dicho que los niños deben ir disfrazados de algo relacionado con el Sistema Solar pero tu peque no quiere, quizá puedas proponerle simplemente llevar una diadema con estrellas y luna, una cinta de pelo decorada con planetas, pintarse en la cara un cohete espacial o pegar sobre su camiseta un parche de Saturno.

También ayuda involucrar al niño en la elaboración de su propio disfraz; una idea que muchos coles ponen en práctica. De este modo, además de fomentar la creatividad y participación del niño, estaremos ayudando a que acepte mejor su disfraz, al entender de dónde viene y cuál es su motivo.

No obstante, es fundamental que no presionemos al niño si no quiere disfrazarse ni hagamos un drama de su decisión. Nada de “mira a todos tus compañeros, ¡qué guapos van de astronautas!", o “eres el único de la clase que no va disfrazado”.

Si no forzamos la situación y damos absoluta normalidad al tema, con el tiempo la mayoría de niños acabará tolerando mejor los disfraces e incluso participando con gusto en este tipo de festividades.

Foto de portada | Frepik

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