Celebrar el amor (en San Valentín o en cualquier otra fecha) tiene más sentido desde que soy madre

Celebrar el amor (en San Valentín o en cualquier otra fecha) tiene más sentido desde que soy madre
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He de reconocer que hace años, cuando aún era soltera, suponía que el amor que se sentía hacia los hijos no se podía comparar con otro. Todo el mundo me lo decía, pero no es hasta que lo sientes en tus propias carnes cuando terminas de entenderlo. El amor en su estado más puro e incondicional es el que sentimos por nuestros hijos. Es ese amor capaz de mover montañas y hacer posible lo imposible... de mirarnos al espejo a través de ellos y querer ser la mejor versión de ti misma por ellos.

Por eso celebrar el amor (en San Valentín o en cualquier otra fecha) tiene más sentido desde que soy madre. Tener la suerte de conocer estos sentimientos tan profundos y sentir tanto por mis hijas ha hecho que todo cobre un nuevo significado. Todos los días debería celebrarse, pero si esta fecha sirve para recordarnos la suerte que tenemos por su existencia y por el amor que nos tenemos, bienvenido sea.

Que San Valentín todos los días, con nuestros hijos y con nuestra pareja

Pareja San Valentin

Creo firmemente que el mundo sería un lugar mejor si no tuviésemos miedo a decirle a las personas más importantes de nuestra vida que les queremos. Decirlo y demostrarlo. Por eso yo lo intento hacer día a día: quiero que tanto mis hijas como mi pareja sepan y recuerden todos los días, incluso si no están a mi lado, que les quiero y que son lo más importante de mi vida.

Celebrar San Valentín debería hacerse todos los días a través de las palabras y no olvidando los pequeños detalles. A veces caemos en el error de dejarlos de lado, especialmente con nuestra pareja, pero cultivar las relaciones es importante y más aún si es susceptible al desgaste, como ocurre cuando llegan los hijos.

Por eso, abogo porque nos demos el mejor regalo que existe: el tiempo. Tiempo para nosotros mismos (porque el equilibrio parte de cuidar el amor hacia nosotros mismos), para la persona con la que compartimos nuestra vida y para nuestros hijos. Juguemos, cenemos juntos y compartamos el bien más preciado que tenemos, porque al final, esa es la verdadera fuente de la felicidad.

Por último, un consejo: tengamos presente siempre (y muy especialmente en los días más duros), ese día que nos enteramos que estaban en nuestro vientre, ese día en el que no quieron estar en brazos de nadie más sino en los tuyos, en el que dieron su primer paso para ir hacia tu regazo y en el que te dijeron su primer "te quiero". Ese es un amor que merece celebrarse todos los días, ¡y no dejarlo solo para una fecha en particular!

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