Cuando mamá y papá se separan y el bebé solo se duerme con mamá (y la jueza concede el fin de semana al padre)

Cuando mamá y papá se separan y el bebé solo se duerme con mamá (y la jueza concede el fin de semana al padre)
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La situación cuando una pareja se separa y hay niños de por medio puede ser complicada. Puede serlo, suele serlo, porque tanto el padre como la madre reclaman su derecho de pasar tiempo con ellos y esto puede suponer un problema en muchos casos, como por ejemplo cuando hablamos de un niño pequeño.

En esta ocasión lo hacemos de una bebé de once meses que es amamantada por su madre y que forma parte de una realidad que la justicia no parece contemplar por hacer prevalecer el derecho del padre por encima del bienestar de la niña: cuando una pareja se separa y la jueza otorga fines de semana completos al padre pese a que la niña solo se duerme con mamá.

"Sáquese la leche para que el padre pueda dársela"

Este es el mensaje que la jueza le dio a la madre, que si la niña seguía siendo amamantada y eso suponía un problema lo que podía hacer era comprar uno de esos aparatos que venden en las farmacias para sacarse la leche. Así podría congelarla para que el padre pudiera alimentar a su hija cuando estuvieran juntos.

Y es que según leemos en El Periódico, la jueza de Primera Instancia de Mataró ha decidido que el padre de la niña tenga un régimen de visitas que incluye varios días seguidos, e incluso fines de semana enteros.

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Esto podría no ser un problema si la niña no fuera amamantada, o si el padre hubiera estado viviendo con la niña todo este tiempo y pudiera hacerse cargo de ella sin la presencia de la madre, pero no es el caso.

Los padres se separaron cuando la niña tenía un mes

La pareja se casó en 2013. Enseguida empezaron a tener problemas de pareja y en febrero de 2015 ella se quedó embarazada cuando ninguno de los dos lo esperaban. La niña nació en noviembre y su llegada no hizo sino empeorar la situación, de modo que la madre decidió marcharse de casa a vivir con su madre junto a su pequeña. El padre iba a verla de vez en cuando, pero se quedaba solo un rato y luego se iba, de manera que la relación entre ambos, padre e hija, es muy puntual.

Considerando esto, la madre solicitó que el régimen de visitas se adaptara a la circunstancia actual, la de una niña de 11 meses que se ha criado sobre todo con su madre, que aunque está ya con la alimentación complementaria sigue mamando varias veces al día, y que se duerme por la noche, como la mayoría de bebés amamantados, cogida a su pecho.

Sin embargo, la jueza ha considerado que la leche es solo un alimento más y, aunque ha tenido en cuenta que la niña no ha dormido nunca con el padre desde que se separaron y que es a la madre a la que le pertoca la guarda de la bebé, ha visto oportuno otorgar fines de semanas enteros al padre. Ante esta situación, la mamá llegó a proponer que se le permitiera ir a casa del padre a darle el pecho en algún momento del día, y para dormir.

La madre solo quiere que sea progresivo

Según explica la mamá, su intención no es que la niña no vea al padre, sino que la relación se vaya estableciendo de un modo más progresivo. La relación entre ambos es muy pobre, la de un padre que apenas ha visto a su pequeña y la de una niña que no reconoce a su padre como tal.

Claro que los dos tienen derecho a conocerse y estar juntos, pero siendo tan pequeña, estando apegada sobre todo a la madre, dependiendo de ella para comer y para dormir, y para sentirse segura y tranquila, no tiene sentido que de repente pase uno o dos días con él, por más "su padre" que sea.

Y lo digo yo, que soy hombre, padre de tres hijos, que me desviviría por estar con ellos. Lo digo porque sobre todo entendería que es un bebé, que necesita sobre todo a su madre porque es quien la ha cuidado siempre, y que mi papel debería radicar en ir conociéndola cada día un poco más, llevándonos mejor y afianzando con el paso de las semanas y los meses una relación que podría ser estupenda con el tiempo.

¿Cuánto tiempo? Depende de cada bebé, pero yo que he estado en casa con mis hijos no he sentido que podían quedarse conmigo, y sin ella, hasta que han tenido al menos 18 meses, o en según qué caso incluso hasta que han tenido más de dos años. A ratos sí, por supuesto, pero siempre necesitaban a mamá para el sueño de la noche, tanto para dormirse, como para volver a cerrar los ojos cuando se despertaban de madrugada.

Fotos | iStock
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