Cuando alguien se moleste al verte dar el pecho en público demuéstrale que la ofendida eres tú

Cuando alguien se moleste al verte dar el pecho en público demuéstrale que la ofendida eres tú
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Esta mañana leía en Facebook un caso más de discriminación por amamantar en público (de tantos que hay) de una chica que, amamantando a su bebé en el Museo Picasso de Málaga, fue invitada de dejar de hacerlo y a marcharse afuera o al bar, donde sí podría alimentar a su bebé, con tal de preservar la seguridad de las obras allí expuestas. Y es que, (me pongo irónico), todo el mundo sabe que no hay nada más peligroso para un cuadro que una mujer dando el pecho, con su leche saliendo a borbotones, y su bebé ávido por chupar toda obra expuesta.

Son muchas las ocasiones en que algo así ha sucedido, son muchas las mujeres que siguen recibiendo miradas o quejas por amamantar en público y la respuesta debe ser unánime: cuando alguien se moleste al verte dar el pecho en público demuéstrale que la ofendida eres tú.

Decía un buen amigo mío que siempre hay alguien más loco que tú. ¿El contexto? Pues que si en alguna ocasión te cruzas con algún loco con intención de decir o hacer algo que puede molestarte, siempre puedes devolvérsela de manera exponencial. Algo así como "trataste de asustarme, pero al final fui yo el que te asusté a ti". Nunca le hice mucho caso, porque no soy muy hábil mintiendo, pero hay situaciones en las que vale la pena no defenderse, sino contraatacar.

Son muchos ya los años explicándolos y muchos los casos de mujeres que son invitadas a taparse o a irse a otro sitio a dar el pecho a sus bebés y por eso llega el momento en que las madres digan que ya basta, que ya está bien, que ahí no hay intención de enseñar ni mostrar ni sugerir, sino un bebé que tiene hambre en su pleno derecho de ser alimentado allá donde lo necesite. Y la madre, obviamente, tiene el mismo derecho que cualquier otra mujer a ir a visitar museos, a entrar en un restaurante a comer o a ir a comprar a un centro comercial.

La defensa de la lactancia materna

No hay en España ninguna ley, por ahora, que defienda la lactancia en público, pero no hay, tampoco, ninguna que la prohíba, así que en esa situación deben imperar los derechos de las personas y, sobre todo, los derechos de los bebés. En Lactancia en libertad recopilaron hace unos meses dichos derechos y aprovechamos lo que allí comentaron para explicarlo aquí.

En caso de que se escuden en el derecho de admisión, la ley dice lo siguiente:

Ley 17/1997, de 4 de julio, Art 24.2. Los titulares de establecimientos y los organizadores de espectáculos o actividades recreativas o personas en quienes deleguen podrán ejercer el derecho de admisión. Este derecho no podrá utilizarse para restringir el acceso de manera arbitraria o discriminatoria, ni situar al usuario en condiciones de inferioridad, indefensión o agravio comparativo. El derecho de admisión deberá tener por finalidad impedir el acceso de personas que se comporten de manera violenta, que puedan producir molestias al público o usuarios o puedan alterar el normal desarrollo del espectáculo o actividad. Las condiciones para el ejercicio del derecho de admisión deberán constar en lugar visible a la entrada de los locales, establecimientos y recintos.

Un bebé comiendo porque no puede esperar no es algo violento, no altera el desarrollo de la actividad y no molesta al público ni a los usuarios. Es un acto de necesidad y, como tal, debe estar protegido. Además, ya lo dice la ley, no puede utilizarse dicho derecho para situar al bebé en condiciones de inferioridad, indefensión o agravio comparativo. ¡Con la de casos de bebés que han sido expulsados por sus madres a comer en el lavabo o fuera de un restaurante mientras los demás hacen exactamente lo mismo: comer!

Le amparan al bebé, también los Derechos del Niño de Unicef de 1989, donde leemos lo siguiente:

Art 24, 2, e) Asegurar que todos los sectores de la sociedad, y en particular los padres y los niños, conozcan los principios básicos de la salud y la nutrición de los niños, las ventajas de la lactancia materna, la higiene y el saneamiento ambiental y las medidas de prevención de accidentes, tengan acceso a la educación pertinente y reciban apoyo en la aplicación de esos conocimientos.

Además, la OMS establece que lo recomendable es que un bebé sea amamantado de manera exclusiva y a demanda hasta los 6 meses de edad (y a demanda significa cuando el bebé solicita alimento) y la Declaración de Innocenti de 1990 dice que los gobiernos y organizaciones internacionales deben:

  • Diseñar estrategias de acción para la protección, promoción y apoyo a la lactancia materna, incluyendo una monitorización y evaluación global de esas estrategias.
  • Apoyar análisis situacionales y encuestas nacionales y el desarrollo de objetivos y metas para acción; y
  • Animar y apoyar a las autoridades nacionales en la planeación, implementación, vigilancia y evaluación de sus políticas de lactancia materna.

Vamos, que en realidad lo que una madre debería recibir, en caso de que alguien quisiera acercarse a decirle algo, es apoyo, cariño y admiración, por dedicarse al bebé, por darle el pecho incluso caminando, por incluir al bebé en su vida y en su ocio y, en definitiva, apoyo para que siga con ello tanto tiempo como pueda y quiera.

Si en cambio reciben incomprensión y malas miradas...

Si en cambio lo que una madre recibe es una invitación para dejar de dar de mamar a su bebé, si se les discrimina por ello y se les dice que ahí no pueden hacer eso porque pueden molestar a los demás, en ese momento la madre debe demostrar que de todos los que están ahí presente, la víctima son ella y el bebé, que ellos dos son los que están siendo discriminados y que son ellos los ofendidos. Son ellos, madre e hijo, los que están siendo perjudicados en base a ninguna ley (no están haciendo nada ilegal) y en base a unas normas internas (si es que esas normas existen, porque dudo que en un Museo haya una norma que diga que "no se puede amamantar para preservar la seguridad de las obras") que atentan contra los derechos del bebé.

Se les hace saber y, si hace falta, si una tiene ganas de hacer aquello de "siempre hay alguien más loco que tú", se avisa a la policía para que intervenga. Y entonces se ponen las reclamaciones correspondientes y se llega hasta donde se tenga que llegar. ¿O acaso creéis que el mundo va a cambiar sin que los afectados movamos un dedo? Quien no llora, no mama, así que si queréis que algo cambie, tendréis que poner vuestro granito de arena.

Además, ¿quién sino vosotras va a defender mejor los derechos de vuestro bebé? Ellos no pueden pedir que se les respete y que se entienda que no pueden escoger dónde y cuándo comer, así que sois vosotras, y los papás, los que debéis dar voz y defender a vuestros hijos.

Foto | iStock
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