Jamón en el embarazo: cuanto más curado, menos riesgo de toxoplasmosis

Jamón en el embarazo: cuanto más curado, menos riesgo de toxoplasmosis
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El no poder comer jamón es una de las prohibiciones que peor llevan las embarazadas. Si la mujer no ha pasado la toxoplasmosis se le recomienda evitar las carnes crudas o poco cocinadas por el riesgo de contraer esta enfermedad durante la gestación, pero nuevas investigaciones van camino demostrar que el riesgo del jamón tal vez no es tanto como pareciera. Creen que cuanto más curado esté en el jamón, menos riesgo de contraer toxoplasmosis en el embarazo.

Aunque todavía no estamos en el punto de afirmar que consumir jamón en el embarazo es seguro, las investigaciones van por muy buen rumbo. "Se está comprobando cómo el tiempo del proceso de curación, el contenido en sal y otros factores hacen inviable en el tiempo la supervivencia del parásito de la toxoplasmosis", dicen los expertos.

Cuando quedas embarazada, en la primera analítica te confirman si has pasado o no la enfermedad, es decir si tienes los anticuerpos o no. En el caso de no haberla padecido te indican las recomendaciones a seguir que incluyen evitar el consumo de carnes crudas, ya sean embutidos, pescados, sushi, etc., lavar utensilios que hayan estado en contacto con carne cruda, lavar bien frutas y verduras, lavarse las manos siempre antes de comer y evitar el contacto con las heces de los gatos (en gatos domésticos, se cree que el riesgo es mínimo).

La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa producida por el parásito toxoplasma gondii que en la mayoría de los casos no da síntomas o son muy leves, por eso raramente uno sabe si la ha pasado o no, pero en el embarazo puede ser muy grave si se transmite al feto.

¿Por qué se empieza a desmitificar el riesgo del jamón en el embarazo?

Por un lado, se cree que si la mujer no ha pasado la enfermedad hasta el momento de estar embarazada, es prácticamente imposible que la contraiga durante los meses de gestación comiendo lo mismo que comía antes. Los productos envasados que podemos adquirir en grandes supermercado y de marcas de confianza han pasado rigurosos controles de calidad y deberían estar libre de la enfermedad.

El tiempo de curación podría suponer una desactivación del parásito toxoplasma gondii, y por lo tanto un pasaporte de confianza para el jamón.

Un estudio realizado en 2011 por especialistas en Nutrición y Bromatología de la Universidad de Zaragoza sobre la supervivencia del parásito se ocupó de analizar jamones a los 7 y a los 14 meses y concluyó que a los 14 meses no se detectaron parásitos viables en el producto final, por lo que su consumo supone un riesgo mínimo de adquirir toxoplasmosis.

Cuántos más meses de curado, periodos superiores a 24 meses, se ha visto claramente que es más seguro.

Por tanto, si se adquiere en jamón en un sitio de confianza, de una marca de confianza, que ha sido adecuadamente salado, a unas temperaturas adecuadas y con un tiempo de curación elevado es muy extraño que el jamón haya contraído el parásito y haya permanecido vivo durante ese tiempo.

¿Cómo sabemos el tiempo de curación?

Por lo general, los jamones envasados no indican el tiempo de curación en las etiquetas. Por tanto, lo suyo sería modificar la política de etiquetado exigiendo a las marcas que proporcionen esta información.

Previamente congelado sí se puede

Una de las recomendaciones es que si el jamón se congela luego se puede descongelar y comer, ya que el parásito de la toxoplasmosis no aguanta temperaturas de 20 ºC bajo cero durante 2 días o de 10ºC bajo cero durante 3 días, por lo tanto se puede comer comida que haya sido congelada a 10 grados bajo cero o más siempre que hayan estado congelados durante unos días, y hayan sido descongelalos lentamente.

Incluso se baraja que las propias marcas cumplan con este proceso previo de congelado para asegurarse de que llegan al consumidor libre del parásito.

Es cierto que aunque nos digan que es "prácticamente imposible" y el riesgo sea "mínimo" nadie se la juega. Por tanto, de momento, se sigue recomendando evitar el jamón, con lo que no queda otra que aguantarse, o comerlo después de haber sido congelado adecuadamente.

El jamón es un alimento saludable que aporta proteínas y grasas de calidad.

Con todo esto, os quiero decir que aunque hay que ser cautos, todo parece apuntar a que probablemente las recomendaciones sobre el consumo de jamón en el embarazo van a cambiar. La evidencia científica está demostrando que el consumo de jamón y la toxoplamosis podrían no tener relación.

Una de las claves, el tiempo de curación. Cuánto más curado está el jamón, menos riesgo de toxoplasmosis.

Foto | Charles Haynes en Flickr CC En Bebés y más | No he pasado la toxoplasmosis y estoy embarazada, ¿ahora qué?, Soluciones para no contraer toxoplasmosis durante el embarazo

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