Ser un niño feliz y querido ayuda a convertirse en un adulto feliz y querido

Ser un niño feliz y querido ayuda a convertirse en un adulto feliz y querido
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Disfrutar de experiencias positivas en la infancia, con relaciones cariñosas con la familia y los amigos, está relacionado con un menor riesgo de padecer depresión y enfermedades mentales en la edad adulta. Además, esas personas suelen tener relaciones más saludables.

Son las conclusiones de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg (Estados Unidos).

El estudio abre puertas a la esperanza, ya que la asociación es cierta incluso en aquellas personas que pasaron por adversidades en su niñez, además de vivencias positivas. La clave está en acumular el mayor número posible de experiencias buenas.

Cuantas más experiencias positivas en la infancia, menos riesgo de depresión

El estudio, publicado en la revista 'JAMA Pediatrics', podría alentar a integrar políticas públicas dirigidas a impulsar las experiencias positivas en la infancia y a reducir las negativas, ya que ha concluido que la asociación entre adultos menos depresivos y momentos felices en la niñez, sigue funcionando aunque de niño se hubiera sufrido experiencias negativas, siempre que se hubiera solucionado la adversidad.

Christina Bethell, autora principal de la investigación y profesora del Departamento de Población, Salud Familiar y Reproductiva de la Escuela Bloomberg y directora de la Iniciativa para la Medición de la Salud del Niño y el Adolescente explica que "la asociación entre las experiencias infantiles adversas y los efectos sobre la salud es compleja. Algunos individuos con múltiples experiencias infantiles adversas prosperan, mientras que otros no".

Pero también es cierto que adultos sin experiencias infantiles adversas tienen problemas de salud asociados con ellas, tal vez por la falta de experiencias infantiles positivas. Aclara la investigadora:

"Los investigadores saben desde hace tiempo que las experiencias adversas de la infancia, como el abuso físico o emocional o la negligencia, el abuso de sustancias y los problemas de salud mental en el hogar, la exposición a la violencia, el encarcelamiento o el divorcio de los padres, pueden tener efectos negativos de por vida en la salud física y mental".

Ahora, este estudio ha servido para comprobar en detalle hasta qué punto las experiencias positivas de la infancia son un factor clave para influir en la salud y el bienestar en la vida adulta.

Christina Bethell y sus colegas encontraron una conexión significativa entre las experiencias positivas de la infancia y la salud mental y emocional de los encuestados adultos.

Las personas que apuntaron entre seis y siete experiencias positivas en la niñez, experimentaron un 72% menos de depresión u otros problemas mentales en los meses previos al estudio, que quienes no tuvieron momentos felices en la niñez o fueron muy escasas (una o dos).

Incluso con tres y cinco experiencias positivas en la infancia, las probabilidades de depresión o de mala salud mental eran 50 por ciento más bajas que entre cero y dos experiencias positivas en la infancia. Estas asociaciones se mantuvieron aún cuando los encuestados reportaron múltiples experiencias adversas durante su niñez.

Los niños con más afecto disfrutan de mejores relaciones sociales en la edad adulta

También la felicidad durante la infancia tiene importantes repercusiones en las relaciones adultas. Las probabilidades de que los encuestados respondieran "siempre" a la pregunta sobre si disfrutan del apoyo social y emocional que necesitan como adultos fueron 3,53 veces mayores para aquellos que reportaron de seis a siete experiencias positivas en la infancia, en comparación con aquellos que reportaron de cero a dos.

La autora principal explica que estos datos tienen importantes implicaciones, ya que "la ciencia relaciona el apoyo social y emocional con la esperanza de vida, la salud y el suicidio".

Los niños necesitan sentirse queridos, y los adultos también

Felices

Los investigadores analizaron los datos de la 'Encuesta del factor de riesgo de conducta de Wisconsin' ('Wisconsin Behavioral Risk Factor Survey'), una encuesta telefónica aleatoria anual para contabilizar las conductas de riesgo relacionadas con la salud, afecciones crónicas de salud y el uso de servicios preventivos.

En la encuesta de 2015, a la que respondieron más de 6.000 personas mayores de 18 años, se incluyeron siete preguntas adicionales relacionadas con las experiencias positivas de la niñez:

  • Si los encuestados podían hablar con sus familias sobre sus sentimientos.

  • Si sentían que sus familias los apoyaban durante los momentos difíciles.

  • Si disfrutaban participando en las tradiciones de la comunidad.

  • Si sentían un sentimiento de pertenencia en la escuela secundaria.

  • Si se sentían apoyados por amigos.

  • Si al menos dos adultos que no eran padres se habían interesado genuinamente en ellos.

  • Si se sentían seguros y protegidos por un adulto en su hogar.

El estudio diseñó, probó y utilizó una nueva forma de medir las experiencias positivas en la infancia que mostró una relación dosis-respuesta entre cuántas experiencias positivas recordaron los adultos y su salud mental y relacional.

La encuesta también calificó las experiencias infantiles adversas de los encuestados e incluyó preguntas sobre la salud mental, incluyendo diagnósticos de depresión y cuántos reconocieron haber tenido problemas psicológicos en el último mes. Además, se les preguntó a los encuestados con qué frecuencia recibían el apoyo social y emocional que necesitaban.

Este estudio resulta esperanzador, ya que demuestra que los niños y los adultos puedan ser felices a pesar de pasar por experiencias negativas en la infancia. Es la conclusión de Christina Bethell, que añade:

"La gente asume que eliminar la adversidad implica automáticamente buena salud, pero muchas personas que no han tenido problemas en la niñez sufren problemas mentales, como como depresión, si no han pasado también experiencias positivas en la niñez".

No solo es vital evitar que los niños sufran durante su infancia, hay que conseguir también que estos años estén llenos de experiencias maravillosas e inolvidables.

Vía | Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health

Fotos | iStock

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