¿Respira bien? Cinco curiosidades sobre la respiración en los recién nacidos que debes conocer

¿Respira bien? Cinco curiosidades sobre la respiración en los recién nacidos que debes conocer
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Una de las preocupaciones más habituales de los padres en los primeros meses de vida tiene que ver con la respiración de su bebé recién nacido. Son muchos los que se han acercado mientras duerme a comprobar si respira correctamente. Es normal y esperable que así sea, una manifestación del instinto de protección que tenemos los mamíferos hacia nuestras crías.

El temido síndrome de muerte súbita hace que los padres estén muy pendientes de cómo respira el recién nacido, sobre todo a la hora de dormir. Para que podáis comprender este proceso, hablamos hoy de algunas curiosidades sobre la respiración de los recién nacidos que debéis conocer.

Tienen una respiración irregular

En los bebés, especialmente en los prematuros, se da un patrón irregular de respiración hasta que su sistema respiratorio madura. Pueden respirar de forma rápida y profunda y luego cambian a una respiración más lenta y superficial, y más tarde vuelven a inhalar profundamente. Incluso pueden hacer suspiros de vez en cuando.

Los bebés tienen respiración nasal

Los bebés solo respiran por la nariz puesto que debido a su fisiología (su paladar blando se encuentra muy cerca de la epiglotis) se produce una selladura casi completa de los viaductos de aire dentro de la boca. La nariz puede regular la humedad y la temperatura del aire inspirado y sirve de filtro para agentes nocivos. De modo que no tenemos que preocuparnos por el hecho de que el bebé respire de ese modo.

No será hasta aproximadamente los seis meses cuando su sistema respiratorio haya adquirido la madurez suficiente para empezar a respirar también por la boca. A esa edad los músculos de la lengua, la cara y el paladar se desarrollan, la epiglotis se desplaza hacia abajo para separarse del paladar blando y dejar más espacio, y pueden empezar a respirar por la boca.

Respiran más rápido que los adultos

Los bebés presentan un ritmo de respiración más rápido que en los adultos. La frecuencia respiratoria puede variar ampliamente, entre 40 y 60 respiraciones por minuto, mientras que un adulto respira alrededor de 20 veces por minuto. Tras un episodio de llanto o si el bebé está agitado, es normal que la respiración sea más rápida.

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Presentan pausas en la respiración

Durante el sueño, la presión sanguínea, el ritmo cardiaco y la respiración se ralentizan, produciendo pequeñas pausas en la respiración.

Los recién nacidos tienen períodos durante los cuales dejan de respirar de 5 a 15 segundos y luego vuelven a respirar por sí mismos. Esto se conoce como respiración periódica o cíclica, que es un patrón respiratorio normal en los recién nacidos (muy habitual en prematuros), sin repercusión cardiocirculatoria y con recuperación espontánea.

Estas pausas normales deben diferenciarse de una apnea patológica, que es todo episodio de ausencia de flujo respiratorio de duración superior a 20 segundos.

Son frecuentes los ronquidos

La causa más común de los ronquidos en bebés es el catarro, que puede obstruir las vías respiratorias. No es preocupante y desparece en cuanto pasa el catarro. Es importante mantener la nariz limpia, haciendo lavados nasales frecuentes con suero fisiológico.

Pero en algunos casos (aproximadamente el 20% de los niños que roncan) el ronquido es el primer síntoma de un trastorno respiratorio del sueño más grave, el síndrome de apnea-hipopnea del sueño. En estos casos, el ronquido va acompañado de síntomas como dejar de respirar durante 20 segundos o más, o que el bebé parezca "luchar" por la noche, que sude mucho o adopte posturas extrañas al dormir.

¿Cuándo debemos preocuparnos? Señales de alerta

  • Si deja de respirar por 20 segundos o más.
  • Si notas que los labios, la lengua, la cara o el tronco se vuelven azulados.
  • Si notas un ritmo de respiración muy elevado: más de 60 respiraciones por minuto
  • Si respira con dificultad: jadeo, ahogo, ruidos, se hunden las costillas.
  • Si sospechas que tu hijo ha dejado de respirar, lo mueves y no responde, llama a emergencias y comienza la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) mientras llegan los sanitarios.

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