
¿Alguna vez has sentido que, al hablar con tu pareja, tus palabras rebotan en un muro invisible? Como si, pese a compartir el mismo espacio, estuvierais en frecuencias distintas...
Esta desconexión no siempre se debe a falta de amor, sino a patrones de comunicación que, sin darnos cuenta, repetimos y van dañando poco a poco la relación.
Y es que, uno de los grandes 'temas' de la pareja es la comunicación: cuando esta falla, fallan muchas otras cosas. Por eso es tan importante cuidarla y evitar ciertos errores inconscientes. Hablamos de algunos de ellos, a través de lo que dicen los estudios.
1) Sesgo de cercanía en la comunicación: creemos que nos entienden mejor de lo que lo hacen
Boaz Keysar y Kenneth Savitsky descubrieron que las parejas tienden a sobreestimar lo bien que se entienden entre sí, lo que lleva a malentendidos frecuentes. Aunque pueda parecer que conocerse más debería facilitar la comunicación, el estudio demostró que las parejas a veces se entienden incluso peor que los extraños, por confiar demasiado en la “intuición” mutua.
Esto se conoce como el “sesgo de cercanía” y puede llevar a malinterpretaciones, como asumir que un comentario indirecto será entendido como una petición clara.
2) Patrón de “demanda-retirada”: cuando uno habla y el otro se esconde
Un estudio comparó a tres tipos de parejas: felices, en terapia y en proceso de divorcio. Se observó que los conflictos aumentaban significativamente cuando se instauraba un patrón de comunicación en el que una persona demanda hablar y la otra evita o se retira.
Esta dinámica crea frustración y desconexión. El problema no es tanto el conflicto en sí, sino cómo se maneja: evitarlo suele ser más tóxico que enfrentarlo con respeto.
3) La calidad de la comunicación depende del tema
Otro estudio más reciente reveló que no siempre hablamos igual de bien, y que ciertos temas son especialmente difíciles: finanzas y familia extensa son los más problemáticos, mientras que hablar de hijos o de experiencias sociales (como discriminación) se hace con más empatía y cuidado.
Este hallazgo sugiere que no es solo cómo se habla, sino sobre qué se habla lo que influye en la calidad de la comunicación.
Más errores comunes que sabotean la relación
A continuación, exploramos otros errores frecuentes en la comunicación de pareja:
- Crítica constante: Atacar la personalidad del otro en lugar de señalar comportamientos específicos. Por ejemplo, decir “siempre eres egoísta” en lugar de “me sentí ignorado cuando no consideraste mi opinión”.
- Desprecio: Actitudes de superioridad, sarcasmo o burla que minan la autoestima del otro. Este patrón es el predictor más fuerte de divorcio según John y Julie Gottman, psicólogos expertos en relaciones.
- Actitud defensiva: Responder a las preocupaciones del otro con excusas o contraataques, evitando asumir responsabilidad.
- Evasión: Retirarse emocionalmente de la conversación, evitando el conflicto. Este comportamiento, conocido como “stonewalling”, puede ser devastador para la relación, según los estudios.
Estos comportamientos, denominados los “Cuatro Jinetes del Apocalipsis” por los Gottman, pueden predecir con alta precisión la ruptura de una relación.
El ciclo de la demanda y la retirada, y la importancia de escuchar
Otro patrón particularmente destructivo (y habitual) es el de “demanda-retirada”, donde uno de los miembros busca discutir un problema mientras el otro se aleja o evita la conversación. Este ciclo puede intensificarse con el tiempo, llevando a una mayor frustración y desconexión.
Por todo ello es tan importante escuchar; y escuchar no es simplemente oír palabras. Es comprender el mensaje emocional detrás de ellas. La escucha activa implica prestar atención plena, reflejar lo que se ha entendido y responder de manera empática. Esta habilidad fortalece la conexión emocional y reduce los malentendidos.
Un ejemplo cotidiano: el vaso de agua
María llega a casa después de un día agotador y le dice a Juan: “Estoy cansada”. Juan responde: “Yo también”. Aunque parece una respuesta empática, María buscaba reconocimiento y apoyo.
Una respuesta más conectada podría haber sido: “Lo siento, ¿quieres que prepare algo para que te relajes?”. Este pequeño cambio muestra atención y cuidado, fortaleciendo el vínculo. Al final, se trata de ir evitando poco a poco los errores que tendemos a cometer y de cuidar cada día la forma de comunicarnos.
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