Toni Falbo, psicóloga social: "A los hijos únicos les va bastante bien, e incluso a veces se sienten menos solos que otros"

Toni Falbo, psicóloga social: "A los hijos únicos les va bastante bien, e incluso a veces se sienten menos solos que otros"
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Muchas cosas se dicen sobre los hijos únicos: que si son mimados y egoístas, que si son antisociales o retraídos, que "necesitan" un hermanito... Pero realidad es que la mayoría de esas cosas que se dicen sobre ellos son simples prejuicios sin fundamento.

De hecho, la ciencia se ha encargado de demostrar que quienes son hijos únicos tienen cualidades y características muy positivas, desde ser más responsables y comprometidos hasta ser más creativos. Sin embargo, el prejuicio de que son solitarios continúa repitiéndose.

Por ello, una experta en el tema de los hijos únicos ha sido contundente, señalando que pese a lo que muchos creen, a los hijos únicos les va muy bien socialmente, incluso a veces aún mejor que a quienes tienen hermanos.

Toni Falbo, psicóloga social y profesora del departamento de psicología educativa de la Universidad de Texas, estuvo como invitada en el episodio 305 del podcast Speaking of Psychology de la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).

Falbo, quien es reconocida por su investigación sobre el efecto de los hermanos en diferentes ámbitos, incluyento el éxito académico, la adaptación psicológica y la soledad, estuvo hablando sobre algunos de los estereotipos más famosos que se tienen sobre los hijos únicos.

"Estos estereotipos son producto del sentido común", comienza explicando Falbo al preguntársele de dónde provenían creencias como las que comentábamos al inicio. "La gente asume que si solo eres un hijo en la familia, no tienes con quién jugar. Y, como resultado, podrías desarrollar neurosis, o quizás tus padres te sobreprotejan y no puedas salir y vivir las experiencias que son importantes para los niños, o quizás te consientan demasiado y, por lo tanto, podrías ser egoísta".

Pero como la experta señala, esto es solamente la impresión de la gente, no lo que han revelado la ciencia y la psicología al momento de estudiar el desarrollo de los hijos únicos. De hecho, esas mismas creencias fueron lo que le motivó a estudiar los efectos de tener o no hermanos, un tema que ha estudiado por más de 40 años.

La ciencia demuestra que no se sienten solos

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Foto | Gustavo Fring en Pexels

Al respecto, Falbo señala que no hay evidencia que respalde esa creencia de que los hijos únicos se sienten solos al no tener hermanos: "La evidencia es un poco débil. Quizás, cuando pensamos en la soledad, podemos pensar en algo así como una predisposición, algo que forma parte permanente del niño. Simplemente se sienten deprimidos y aislados porque pasan mucho tiempo solos. Y medimos eso y no encontramos que los hijos únicos tengan una puntuación más alta en ese tipo de medida".

Para respaldar esto, señala los resultados de un estudio realizado en China, un país donde existen millones de hijos únicos, con un resultado que quizás muchos no se esperaban: los hijos únicos reportaron niveles más bajos de soledad que sus contrapartes con hermanos. "Les va bastante bien, e incluso a veces se sienten menos solos que otros", comenta.

La experta explica que, si bien es cierto que los hijos únicos pasan más tiempo a solas en comparación con otros niños, esto no significa necesariamente que se sientan solos durante ese tiempo. "Algunas investigaciones sobre cómo pasan el tiempo los niños y con quién lo pasan indican que los hijos únicos tienen más probabilidades de pasar tiempo con sus madres que los niños con hermanos [...] y luego, al participar en actividades con sus compañeros, como un club deportivo, es tan probable que participen como alguien con un hermano".

También es falso que sean antisociales

Una creencia que se tiene sobre los niños en general, independientemente de que tengan o no hermanos, es que necesitan ir a la guardería para socializar. Como ya lo hemos explicado en alguna ocasión, esto es un mito.

Las habilidades sociales de los niños se van desarrollando de manera progresiva, con el paso del tiempo y conforme van adquiriendo habilidades y destrezas. De hecho, es hasta los tres y cuatro años que los niños comienzan a participar en el juego cooperativo con otros niños y hasta los cinco o seis años que comienza a realmente disfrutar el jugar con sus iguales.

"A medida que avanza la edad, los niños crecen y pasan más tiempo en la escuela, con más oportunidades de interactuar con sus compañeros", explica Falbo. "Los niños de infantil pueden adaptarse y aprender a hacer lo necesario para tener una vida social razonablemente exitosa".

La crianza influye más

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Foto | Cottonbro Studio en Pexels

Como ya lo explicamos alguna vez, gracias a los resultados de un estudio, hay otras cosas que influyen mucho más que tener hermanos o no en el desarrollo de los niños, como los recursos financieros y emocionales o el tipo de crianza. Y Falbo se pone a ella misma como ejemplo.

"En mi opinión personal, nunca me sentí mal por ser hija única. Era una nerd. Me encantaba leer. No tenía ningún problema en ocupar mi tiempo. Mi madre era quien me decía: 'No, tienes que salir y hacer cosas'. E insistía en que lo hiciera. Y me ayudó muchísimo", cuenta, explicando que aunque su madre estaba contenta de que le fuera bien en la escuela y disfrutara mucho leer, también le motivaba a salir de casa e interactuar con la naturaleza y con otros niños.

Como contraste, pone el ejemplo de su suegra, quien también fue hija única pero tuvo una crianza muy diferente a la de Falbo: "Nació durante la Gran Depresión, justo después de la pandemia de principios del siglo XX. Su madre tenía mucho miedo de que contrajera alguna enfermedad. Nunca la dejaba salir a jugar", añadiendo que terminó teniendo seis hijos, probablemente a causa de esa mala experiencia como hija única.

Por ello, como consejo final para los padres de hijos únicos, especialmente para quienes están preocupados por lo que dicen esos famosos estereotipos, recomienda hacer lo que hizo su madre con ella: "No quieres que el niño pase todo el tiempo frente a una pantalla, y ese es el verdadero problema. Ahora, los niños pequeños pasan horas frente a la pantalla y la situación empeora a medida que crecen".

"Quítenles la pantalla y llévenlos a una escuela deportiva o hacer que salgan a explorar las hojas que caen de los árboles o a hacer algo. Eviten que se excedan con el tiempo frente a la pantalla, que puedan salir a jugar con otros niños y simplemente se mantengan físicamente activos".

Foto de portada | Vlada Karpovich en Pexels

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