Siete cosas que debes saber antes de dejar a tu hijo en la escuela infantil el primer día

Comenzamos septiembre y el nuevo mes trae consigo la incorporación a la guardería de muchos niños por primera vez.

Si eres previsora, seguro que has estado investigando qué hacer para que todo sea perfecto para el pequeño y para 'sobrevivir' a los primeros días alejada de tu retoño. Aunque estés mentalizada (e informada), habrá cosas que te sorprenderán porque no te las esperabas y que pueden hacer más dura la separación de tu niño, porque los padres también 'sufren'.

Te contamos las siete situaciones que son frecuentes los primeros días de escuela infantil y que asumirás mejor si sabes de antemano que van a ocurrir.

1) Tu hijo se va a contagiar en cuanto circule un virus

Comienza a mentalizarte: la escuela infantil es caldo de cultivo de enfermedades e infecciones de todo tipo (diarreas, bronquitis, resfriados, otitis, etc.). Se entiende porque hasta los cuatro o seis años los niños parecen coger todos los virus y bacterias que circulan por el ambiente, y allí conviven cerca de 20 niños muchas horas al día en un espacio cerrado.

Además, el riesgo aumenta cuanto más pequeños son, lo que implica mayor ingesta de medicamentos que los bebés que no acuden a la guardería.

Por esa razón los pediatras recomiendan evitar el cole al menos durante los dos primeros años de vida.

Y olvídate de la repetida frase de que "ir a la guardería inmuniza a los peques". Es completamente falsa, tal y como nos explica Armando Bastida.

Los bebés y los niños pequeños tienen un sistema inmunitario muy inmaduro, por lo que cuando una bacteria o un virus le afecta, su sistema inmunitario combate la enfermedad, pero no es capaz de dejar linfocitos de memoria suficientes para frenarles la próxima vez. Así que volverá a enfermar en los meses y años venideros. De ahí que las vacunas tienen una respuesta limitada y haya que repetir las dosis.

Pero sí es cierto que a veces los padres no tienen otra opción para que alguien les cuide mientras trabajan. Y también sigue siendo una alternativa válida.

Si es tu caso, o debes alarmarte. Aunque no existen medidas que podamos seguir y que eviten al 100% que nuestros hijos se resfríen, algunos consejos minimizan los riesgos de contagio, al menos el tiempo que pasan con nosotros:

  • Taparnos la nariz y la boca al estornudar o toser y, también la suya cuando salgan a la calle.

  • Pasar más tiempo al aire libre y ventilar la casa a menudo.

  • Extremar la higiene en casa, para no pasar los virus de un lado a otro. Incluye lavar a menudo sus juguetes y chupetes e inculcar al niño la importancia de lavarse las manos.

2) Llorará cuando le dejes

Pocos son los padres que no han tenido que hacer de tripas corazón y dejar a su pequeñín llorando en la guardería. Quizás te libres el primer día, pero el segundo o el tercero, ¡zas!

Es algo normal, porque el niño necesita adaptarse a la nueva situación y es parte de sus desarrollo.

Los padres somos figuras fundamentales para ayudarles a integrarse mejor en el aula, según las maestras de educación infantil.

Para los expertos, es fundamental realizar un periodo de adaptación de varios días de duración. Así los niños más pequeños se van adaptando a la escuela de forma paulatina, permaneciendo cada día en clase un poco más de tiempo que el anterior.

Aunque para los padres puede resultar complicado conciliar el periodo de adaptación con su trabajo, es importante respetarlo y hacerlo según las directrices del centro.

También debes saber que en algunas escuelas infantiles la adaptación se hace en compañía de los padres. Esta alternativa más flexible es criticada por algunos pedagogos que opinan que supone alargar el drama de la separación. Pero si puedes permitírtelo, por tu situación laboral y personal, puedes tener en cuenta la opción.

Profesoras como Mª Victoria Gómez, pedagoga y maestra de Educación Infantil de la Comunidad de Madrid, aseguran que "el acompañamiento es muy positivo para el niño, ya que le hace ganar confianza y comenzar el curso de manera más relajada".

De hecho, la gestión del periodo de adaptación es una de las premisas a tener en cuenta a la hora de elegir la escuela infantil.

3) Tendrás el impulso de entrar, sacarlo de clase y llevártelo a casa

Es una reacción totalmente comprensible. Te has convencido de que es la única opción posible para poder seguir trabajando y que es buena para él.

Pero aún así, por muy mentalizada que estés, cuando llegas a la puerta de la escuela infantil, no estás segura para nada: vas a dejar a tu pequeñín con gente extraña por primera vez, con un montón de niños que van a contagiarle todo tipo de enfermedades, que se van a pelear con él... Y, si además se pone a llorar cuando le dejas en manos de la profe, la estampa no puede ser peor.

Como madre que ha pasado por esta situación, te aseguro que en poco tiempo tu hijo comenzará a ir feliz a la guardería (si no va desde el primer día), donde jugará con otros niños y aprenderá muchas cosas nuevas que te sorprenderán.

A todos los padres nos gustaría tener la opción de disfrutar de nuestros hijos el mayor tiempo posible, no tener que separarnos de ellos durante largas jornadas laborales, pero muchas veces no podemos.

Así que, si es tu caso y no tienes otra alternativa, prueba. Si no te gusta o cambia tu situación personal, siempre estás a tiempo de sacarle del centro. Pero ahora confía en tu hijo: te demostrará que tiene más facilidad de adaptación de lo que puedas imaginarte.

Para ayudarle, lo mejor que puedes hacer (aunque tengas más ganas de llorar que tu hijo), es demostrarle confianza y seguridad, ya que eres su figura de referencia.

También debes permitir que exprese sus sentimientos y emociones. No todos reaccionan de la misma forma ni consiguen adaptarse en el mismo período de tiempo. Dejarle el espacio que necesita para adaptarse, sin agobiarle.

Incluso tú eres más fuerte de lo que te crees. Lo importante será dedicarle tiempo de calidad cuando os reencontréis y los días libres.

4) No podrás controlar todo

Ya no vas a estar con tu hijo las 24 horas del día, así que tendrás que aprender a delegar y confiar en las personas que están cuidando de él mientras tú no puedas.

Quizás pueda ayudarte saber qué hacen dentro de clase cuando tú no estás.

Te informarán de los avances y de cómo ha ido el día, pero de una forma menos exhaustiva de lo que a ti te gustaría. Así que procura no acaparar a la profe cuando te informe que ha hecho tres cacas, con preguntas del tipo: "¿Era clarita? ¿Muy dura?". No solo ven muchas al cabo del día, sino que detrás de ti hay muchas madres que también desean achuchar a su hijo después de no verle en unas horas y saber cómo ha pasado el día.

Tienes que acostumbrarte a que vas a perderte, por ejemplo: si tardó cinco o 10 minutos en comer, si lo hizo con la mano derecha o la izquierda, si puso una cara extraña cuando probó la zanahoria...

Las maestras te harán un resumen (incluso escrito) de lo más importante y te avisarán si ha pasado algo inusual en el día. Según pasen los días, aprenderás a banalizar algunas cosas y a no preocuparte por lo que se escapa a tu control.

Conocerás de antemano sus menús diarios, excursiones, dispondrá de ropa de cambio (por si surge algún accidente), recibirá los cuidados y atenciones de maestras muy preparadas. Pero, si aún así dudas: juega con él cuando le recojas, ofrécele alimentos variados para la cena, habla con él sobre su día en el cole (sin agobiarle con preguntas directas) y dale todo tu amor, que es lo que necesita para sentirse seguro y feliz.

5) Se va a caer y vendrá con algún arañazo o tirón de pelos

No nos engañemos. Por muy pendientes que estemos de nuestros hijos pequeños, alguna vez se caen, tropiezan, se hacen sangre e incluso lloran. Y eso no significa que seamos malos padres.

Pues también se va a caer y hacerse rasguños en la escuela infantil, incluso alguno más de lo que te gustaría. Y eso no implica que las maestras sean descuidadas. Simplemente son niños que aún están aprendiendo a correr, saltar, que juegan con otros semejantes y 'besan el suelo' alguna que otra vez.

También son frecuentes las peleas por posesión (y no significa que los pequeños están mal educados) sino que según la 'Ley de Murphy' siempre quieren el juguete que tiene el otro, justo ese.

Y ahí surgirán lloros, empujones e incluso algún arañazo o tirón de pelo. Desde luego que no están bien estas actitudes y las maestras se encargarán de enseñárselo a los implicados, pero pueden salirse del redil. ¿O es que tu hijo nunca se ha peleado en el parque incluso por un envase de yogur que tenía el niño de al lado? Pues reconozco que los míos sí. ¡Debía ser un recipiente único!

Estas peleas de guerra forma parte de su adaptación a convivir con otros niños, siempre que sea una situación aislada, muy puntual, y por supuesto nada de casos traumáticos y denunciables.

6) No irá impecable vestido y no pasa nada

Te encanta ver a tu niña con esa faldita vaquera y esa camiseta con volantes. Pues a partir de la escuela infantil, mejor reserva las prendas más bonitas para cuando salga de paseo contigo.

Si aún no te han convencido las recomendaciones del centro, a clase deben ir con ropa cómoda, aunque no sea la más llamativa.

Lo más cómodo, aunque puedes preguntar a otras madres, son las camisetas y jerseys con apertura de corchetes en el cuello, sin botones, las sudaderas con cremallera en el centro, para que puedan ponérselas los niños solitos, los leggins o pantalones de chándal con goma en la cintura, los zapatos con velcro...

¡Te sorprenderá ver lo rápido que aprenden a ser autosuficientes a la hora de vestirse y desvestirse, con los trucos que les enseñan en la escuela infantil!

En cuanto al calzado, si están comenzando a caminar, mejor optar por zapatitos muy blandos que permitan todo el juego del pie o incluso que sean lo más parecido a la sensación de ir descalzo o calcetines de huella antideslizantes. Y, lo más importante, que el zapato se adapte al niño y no al revés.

7) Perderá zapatos, prendas de ropa, chupetes...

En casa podríamos vender por kilos los calcetines que se nos quedan desparejados porque la lavadora parece tragarse a los compañeros.

Pues de la misma forma, las escuelas infantiles podrían abrir tiendas de segunda mano con toda la ropa que se encuentran extraviada.

Por suerte, existe una fácil solución: marcar todas las prendas y objetos de nuestro hijo, pero todas, para que tanto el niño como sus profes sepan reconocer a quien pertenecen si lo encuentran en un lugar que no les corresponde.

Además, muchas prendas se repiten y las profes no tienen manera de saber de quienes son si no están marcadas ni los padres a reclamar que una chaqueta es de su hijo y no del niño que la viste, si no lleva su nombre.

Y va a pasar. Como al comienzo de la escuela infantil aún no existen grupos de Whatsapp de los padres, hay que buscar en vivo y en directo, hasta que podamos escribir el consabido mensaje de "Mi hijo ha perdido una sudadera de color rojo, talla tres. ¿Podéis comprobar si alguno de vuestros hijos se la ha llevado confundida?".

Desde las iniciales bordadas en una cinta, pasando por los rotuladores 'supuestamente resistentes al agua' hasta las etiquetas de hoy en día, personalizadas, termoadhesivas, fáciles de colocar y muy resistentes.

Pack 155 etiquetas personalizadas para [marcar ropa y objetos](https://www.bebesymas.com/otros/como-marcar-la-ropa-del-colegio-para-los-peques). 100 Etiquetas de tela termoadhesiva + 55 etiquetas adhesivas de vinilo. (Color 1)

Y si aún es muy pequeño y no reconoce su nombre, se puede seleccionar un dibujo para que pueda identificar sus cosas.

Y no es cuestión de risa. En la escuela infantil de mi hijo pequeño una madre 'se confundió' con su silla de paseo, que tuve que comprar de tijera, exclusivamente para dejarla allí y si no llega a tener nombre, me quedo sin ella. Así que, aunque se pierda algún que otro vaso de aprendizaje, mejor que todo vaya marcado, por si sirve. ¡Palabra de madre!

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