Posibles intervenciones rutinarias en el parto hospitalario: control de la movilidad

Posibles intervenciones rutinarias en el parto hospitalario: control de la movilidad
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Tras varios días hablando de las posibles intervenciones rutinarias durante un parto hospitalario tratando la amnioscopia, el enema y el rasurado perineal hoy vamos a hablar del control de la movilidad de la mujer que va a parir, es decir, de si le dejan o no le dejan moverse una vez llega al hospital.

En la actualidad los protocolos están cambiando y muchas mujeres ya pueden caminar mientras esperan que llegue el momento del expulsivo o bien moverse si están tumbadas, sin embargo seguro que quedan aún muchos centros donde se siguen haciendo las cosas a la antigua usanza, es decir, dejando a las mujeres tumbadas en la cama esperando a que el parto evolucione.

La razón de que la mujer permanezca tumbada es, básicamente, la de facilitar la atención del profesional (poniendo menos dificultades). A la mujer se le pone un monitor para escuchar los latidos del bebé, cuando el parto está adelantado se le aplica anestesia neuroaxial (epidural) y entonces se le canaliza una vía y se le pone un suero. Tanta conexión puede fallar si la mujer empieza a moverse.

Sin embargo, la necesidad de tener a la madre más o menos quieta para que el monitor no pite y para que todo se mantenga en su sitio va en cierto modo contranatura, o dicho de otro modo, contra lo que se recomienda para una evolución favorable del parto, que no es otra cosa que decirle a la mujer: “ponte como mejor te sientas”.

Quizás haya alguna mujer que diga, “pues me pongo tumbada, que es como mejor estoy”, quizás la haya, pero la mayoría suelen requerir otras posiciones, algunas de ellas de lo más variopinta (apoyada sobre una mesa con una pierna elevada hacia atrás, por ejemplo…).

Esa necesidad de no estar tumbada responde a lo que se ha comentado en diversas ocasiones en este blog: las posiciones verticales y permitir la deambulación podrían ayudar a acortar la duración de la primera fase del parto y la libertad de movimientos permite a la mujer adoptar las posiciones que menos dolor le provocan, mejorando el control del mismo y otorgando sensación de protagonismo y de control de los procesos.

Qué dice la evidencia científica al respecto

La realidad es que observándose varios estudios no se aprecian diferencias significativas entre las mujeres a las que se les pide que permanezcan tumbadas y las mujeres a las que se les deja tener libertad de movimientos. Esa falta de diferencias se aprecia en el uso de oxitocina y analgésicos, en el tipo de parto y en los resultados de los test de salud maternos y neonatales (Apgar).

De igual modo tampoco se puede confirmar que la adopción de diferentes posiciones acorte la primera etapa del parto ni concluirse, a la vista de los datos que existen, que el confort materno sea mayor.

La experiencia personal podría decir otra cosa

Sin embargo, la experiencia personal podría decir otra cosa. Como he dicho más arriba es posible que alguna mujer exprese su deseo de estar tumbada en la cama, pareciéndome más lógico que una mujer pueda adoptar la posición que desee en cada momento, siendo ésta, normalmente, diferente a la de decúbito.

Aquí os pido vuestra opinión, porque mi mujer padeció un parto tumbada en el que estuvo muy incómoda y en el que se sentía nada protagonista y vivió otro parto con libertad de movimientos, tres años después, muy diferente en todos los sentidos, sobretodo en lo que a satisfacción personal se refiere (no es lo mismo hacer que dejar que te hagan) y ello me hace pensar y creer que todas las mujeres desearían, pese a la falta de evidencia, poder estar de pie, sentadas o como su cuerpo les pidiera en cada momento del parto.

Ante todo esto, se recomienda libertad

La falta de evidencia que apoye una u otra actuación hace que desde el Ministerio de Sanidad se acabe recomendando el maravilloso “no hacer nada”, donde “no hacer” se entiende como un “no tumbar” si no es el deseo de la mujer. Es decir, como no puede demostrarse que dejar a la mujer tumbada incluso cuando está incómoda es beneficioso para la mujer, dejémosle que se ponga como mejor se encuentre en cada momento, que no es que sea mejor para el resultado final, pero al menos la mujer no se siente totalmente controlada:

Se debe alentar y ayudar a las mujeres, incluso a las que utilizan analgesia epidural, a adoptar cualquier posición que encuentren cómoda a lo largo del periodo de dilatación y a movilizarse si así lo desean, previa comprobación del bloqueo motor y propioceptivo.

Más información | El parto es nuestro
Foto | Paul Schultz en Flickr
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