Nombres para bebés: heroínas mitológicas

Nombres para bebés: heroínas mitológicas
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Si los héroes de la mitología griega nos hablan de aventuras y leyendas que forman parte de nuestra cultura, las heroína se revisten, además, de un aura de belleza maravillosa que acompaña el haber sido fuente de inspiración para los pintores y escultores desde hace 3.000 años. Para elegir los nombres de nuestros bebés, si son niñas, estos nombres de heroínas mitológicas, son hermosos y llenos de poesía.

Yo siempre he sentido predilección por aquellas más valientes, las que no se dejaban arredar ni por los hombres ni por los dioses, a pesar de tener que encarar destinos trágicos.

Casandra, hija de Priámo y Hécuba, hermana por tanto de Héctor y Paris, princesa de Troya, es una de ellas. Hermosa, encendió el deseo del dios Apolo, que para convencerla para que lo amase, le ofreció el don que ella pidiera. La muchacha, coqueta y soñadora, pero ambiciosa de sabiduría, pidió un don precioso, el más poderoso que a Apolo se le podía pedir: la profecía. El dios cedió y desde entonces Casandra sería capaz de conocer el futuro sin error.

Pero a la hora de cumplir su parte del trato la muchacha se negó. La furia del despechado Apolo se materializó en un escupitajo en la boca de la princesa: una maldición que convertirá la vida y el destino de Casandra en una tragedia de proporciones épicas unida a la historia de la Guerra de Troya.

A pesar de conocer el futuro nadie, nadie, nunca, la creerá. Y ella pudo ver entonces como la ruina de Troya se aproximaba, avisó a su familia y conciudadanos para que evitaran las decisiones que los conducirían a la destrucción. Pero nadie, nadie, nunca la creyó.

Vio a su madre, en un sueño, parir no un niño, sino una antorcha que incendiaría la ciudad: su hermano Paris. Advirtió, cuando él trajo a Helena, que esa mujer sería el fin de su pueblo. Se opuso, enloquecida, a que se introdujera en la ciudad el enorme caballo de madera en el que se escondían los griegos. Pero nadie, nadie, nunca la creyó.

En la toma de la ciudad fue arrancada del templo en el que se había refugiado y repartida como parte del botín por los conquistadores. Fue elegida por el jefe de los ejércitos griegos, Agamenón, y llegó a ser madre de gemelos en el viaje por mar hacia Grecia.

Hasta su propia muerte, a manos de Clitemnestra, la esposa de Agamenón, la vislumbraba con claridad y hubo de aceptarla pues no encontró huida ni refugio.

helena y menelao

Helena, es la mujer más hermosa del mundo, la más bella, ni siquiera es completamente mortal. Los hombres perdieron la cabeza por ella, se lanzaron a miles hacia la muerte. Su rostro fletó naves y levantó ejércitos.

Nació en la ciudad griega de Esparta. Su padre, en realidad, no era el rey Tindareo, sino el propio Zeus. El padre de los dioses había fecundado a la reina Leda convertido en un cisne que la reina acogió en sus brazos asombrada de tanta belleza. Leda, tras esa aventura, dio a luz dos huevos, y de ellos nacieron Helena y Polux, y Cástor y Clitemnestra. De los hermanos ya hablamos en otra ocasión, y su hermana será la que dará muerte cruel a Casandra.

La belleza y la herencia de Helena eran tales que a pedir su mano se presentaron todos los jóvenes príncipes de Grecia. Tantos eran y tan deseosos, que el rey les hizo jurar que protegerían siempre al elegido, dejando que fuese la muchacha, algo inusual en la época, la que eligiera a su esposo.

Sin embargo la elección no debió complacer a Helena. Menelao no aparece como un hombre de cualidades morales especialmente atractivas y, aunque sea comprensible pues vivió una infancia terrorífica, eso una esposa no siempre lo perdona. Cuando Paris, el grácil príncipe de Troya, llegó a Esparta, Helena cayó rendida ante el que era uno de los hombres más hermosos y encantadores, y que además llegaba con las bendiciones de la diosa Afrodita, que le había prometido el amor de la mujer más bella de la Tierra.

Helena escapa, abandonando su país y a su esposo, además de a una hija. En Troya es aceptada como esposa de Paris, a pesar de lo peligroso que podía ser enfurecer a Menelao. El destino de una ciudad queda firmado por el amor de una mujer.

helena y paris

La guerra, terrible, durará diez años, en los que ella vio morir a su amado a manos de Aquiles y temió cien veces volver con el esposo que había hecho que todos los que prometieran ayudarle se movilizaran para conquistar Troya, recuperar a Helena y, seguramente sobre todo, hacerse con el control de las rutas de comercio que canalizaba la poderosa ciudad.

Cuando Troya es destruida, quemada y arrasada, cuando todos los que la acogieron han muerto y sus mujeres han sido convertidas en esclavas de los vencedores, Helena es forzada a volver con Menelao, para el resto de su vida.

Las heroínas del cliclo troyano comparten destinos terribles, pero hermosos nombres sonoros que vale la pena recordar: Andrómaca, la esposa de Héctor, la joven Polixena y Creúsa, madre de Iulo Ascanio, el antepasado de los fundadores de Roma.

Pentesilea y Aquiles
Además de ellas no puedo dejar de recordar a la impresionante Pentesilea, reina de las amazonas, que luchó con el mismísimo Aquiles de igual a igual y que, aunque pereció, dicen que le rompió el corazón al héroe que se enamoró de ella mientras luchaban y la vio morir por su propia mano. Eran tiempos terribles en los que la cólera de la batalla se imponía a la mirada del amor.

Pero guerreras como aquella, en medio de las batallas de hombres, recuerdan que las mujeres pudieron en las leyendas ser tan valientes como los héroes.

En el próximo tema rememoraremos a intrépidas cazadoras, princesas románticas y heroínas aventureras que nos traerán con sus historias emocionantes, nombres preciosos de la mitología para nuestros bebés.

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