En Suecia hay una guardería a la que no van niños ni niñas

En Suecia hay una guardería a la que no van niños ni niñas
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Si hace pocas semanas conocíamos a una pareja canadiense que había decidido no decir a nadie el sexo de su tercer hijo para que todo el mundo le tratara de manera neutra ahora vuelve a suceder algo parecido en Suecia, siendo esta vez una guardería la protagonista de la decisión.

Esta guardería ha decidido implantar un método hasta ahora desconocido que se basa en eliminar los roles de género y las referencias masculinas y femeninas tanto en los juegos como en juguetes y libros.

El objetivo, según explican, es que los niños y niñas que asistan a esta guardería se sientan libres para elegir profesión y orientación sexual.

Eliminando “él” y “ella”

Una de las maneras de eliminar los géneros es evitar la utilización de las palabras “él” y “ella” para hacer referencia a los niños. Estas palabras han sido sustituidas por el pronombre finlandés hen, que es neutro y que puede utilizarse para referirse tanto a un hombre como a una mujer.

También tratan de dirigirse a los niños por su nombre o los utilizan para hablar de ellos (y evitar “el niño”, “la niña”), o incluso les dicen “amigo”, palabra que en Suecia también es neutra.

Además, la línea pedagógica seguida en la escuela infantil carece de referencias a uno u otro género y evita cualquier estereotipo sexual.

La escuela tiene lista de espera

La escuela infantil, cuyo nombre es Egalia, está financiada con fondos públicos y tiene actualmente cerca de 40 niños de entre uno y seis años a su cargo. Lleva un año funcionando y cuenta con cerca de 200 familias en lista de espera.

Muchas de estas familias son parejas de homosexuales con hijos que sienten que en dicha escuela van a tratar bien a sus hijos, eliminando las diferencias.

El objetivo

Según palabras de Lotta Rajalin, directora del centro:

El objetivo es hacer que los niños tengan una perspectiva amplia de la vida y no se queden sólo con una mitad. No queremos que crezcan como si estuvieran dentro de cajas cerradas, según una mentalidad que espera de ellos que sean de una determinada manera, hombre o mujer. Queremos que sean tal como ellos quieran ser, que se conviertan en seres humanos libres.

Los juguetes sin definir

En esta escuela los juguetes no están definidos por géneros. No hay una zona rosa, con cocinitas, muñecas y otras cosas y una zona más multicolor, con muñecos y piezas para los niños, sino que todo está mezclado. Por poner un ejemplo, las piezas de Lego comparten espacio con las cocinitas y los muñecos, para que los niños no realicen esa clasificación sino que vean que todos pueden y deben jugar con todo.

Con respecto a los cuentos, los niños y niñas pueden leer los típicos cuentos con familias compuestas por hombre, mujer y niños y otros en los que las familias se componen por dos padres o dos madres y sus respectivos hijos. Incluso si los niños juegan a mamás y papás, cabe la posibilidad de que dos niños jueguen a ser dos papás, pareja, y dos niñas jueguen a ser dos mamás, también pareja.

Reuniones frecuentes con los padres

Como esta metodología es opuesta a la habitual de la sociedad son frecuentes las reuniones con los padres, pues ellos deben seguir con ella en casa. De este modo, según comentan, todos estarán involucrados en conseguir que los niños sean libres para decidir quiénes quieren ser.

No lo veo

Y yo, pues no lo veo. Defiendo la igualdad de las personas como el que más, pero para mí tratar a las personas con igualdad no equivale a tratarlas como si fueran iguales, sino a situarlas en el mismo escalón: “Tú no eres menos por ser niña y tú no eres más por ser blanco”, “tú no eres más por ser heterosexual y tú no eres menos por tener menos dinero”.

Los niños son niños y las niñas, niñas. Seres humanos todos, pero diferentes inequívocamente. Que un hombre sea homosexual no le hace igual que las mujeres, le gustarán los hombres, igual que a muchas mujeres, pero eso no le hace mujer. La riqueza para mí no es saberse totalmente iguales, sino aceptar la diferencia y respetarla.

No me gusta este modelo educativo por esto mismo, porque no respeta la diferencia, sino que se la carga de raíz. Para mí un buen modelo educativo sería aquél que, como ellos, tratara a los juguetes indistintamente (esta parte no está mal), permitiendo a los niños jugar a lo que quieran y a las niñas jugar también a lo que quieran, sin estereotipar las actividades según sexos (“no Juanito, los niños no juegan con bebés”, “no María, el fútbol es cosa de niños”), algo que creo que muchas escuelas ya han superado, permitiendo a todos jugar a todo, pero hablando de niños y niñas, de hombres y mujeres, de padres y madres, de que ambos pueden trabajar y de que ambos pueden decidir no hacerlo para cuidar de los niños, pero dejando claro quién es la madre, quién gesta a un bebé y quién lo amamanta, que es la madre y no hen.

Vía | La Vanguardia
Foto | Htlcto en Flickr
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