Las chanclas de dedo no son un calzado adecuado para bebés y niños pequeños

Las chanclas de dedo no son un calzado adecuado para bebés y niños pequeños
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Cuando llega el verano nos olvidamos de los zapatos cerrados y desnudamos nuestros pies. El uso de chanclas y zuecos se hace indispensable para combatir el calor, e incluso optamos por este calzado para nuestros hijos, dejándonos llevar por sus coloridos y diminutos diseños.

De hecho, en esta época del año no es difícil encontrar bebés que están comenzando a caminar o niños pequeños que aún no tienen dominada la técnica llevando chanclas o sandalias de dedo.

Pero este calzado en niños pequeños no está recomendado, y en niños mayores se debe hacer un uso muy puntual, pues de lo contrario puede interferir en la forma de caminar, dañar los pies, la columna, la cadera o las rodillas.

Por qué los bebés y niños pequeños no deben usar chanclas de dedo

En el mercado podemos encontrar una amplia variedad de chanclas de dedo para bebés y niños pequeños.

Por lo general, estas chanclas veraniegas están confeccionadas en goma o material tipo eva y se sujetan con una tira que se coloca entre los dos primeros dedos del pie. Algunos modelos también incorporan una goma elástica alrededor del tobillo, aportando una mayor sujeción.

Se trata de un calzado muy colorido y que aporta un toque "irresistible", divertido y cool a los pies de los bebés. Pero en este caso, la estética estaría reñida con la comodidad, el desarrollo del pie y la seguridad del niño.

Y es que este tipo de calzado no solo ejerce una gran presión en los dedos, que son los que deben sujetar la chancla para que no se salga al caminar, sino que puede llegar a lastimar el espacio interdigital.

Además, al tratarse de un calzado que se sale fácilmente del pie (incluso aunque lleve goma trasera), el niño podría sufrir accidentes y caídas, especialmente cuando está comenzando a caminar o si aún no tiene dominada la técnica.

En el caso de bebés que no caminan ni gatean, el uso de chanclas (o cualquier otro tipo de calzado) tampoco estaría indicado, pues el pie debe crecer sin topes que alteren su desarrollo.

Por tanto, en esta época del año lo más saludable y cómodo para los niños es que estén descalzos siempre que sea posible y no haya peligro en ello, y cuando utilicen  calzado optar por zapatos que respeten la fisionomía de su pie, ayuden a combatir el calor y la humedad de la sudoración y les proporcionen confort, sujeción y estabilidad.

Los problemas que acarrea un uso prolongado de chanclas en niños y adultos

chanclas en niños

A medida que el niño crezca y sus pies vayan desarrollándose ya será posible utilizar este tipo de calzado, aunque su uso debe ser muy puntual, pues como alertan los expertos del Hospital Universitario de Torrejón abusar del uso de chanclas o sandalias excesivamente planas en verano puede provocar fascitis plantar y tendinopatías del tendón de Aquiles, entre otras patologías.

“El calzado ideal es aquel que presenta un tacón de unos 2-3 centímetros de altura, suela amortiguada y con algún elemento de sujeción, ya sea cordones, cierre o velcro, para dar estabilidad al pie” -  asegura el podólogo de este hospital, Carlos Perrucha.

El especialista también asegura que otra de las consecuencias del verano y del uso de chanclas o sandalias es la aparición de ampollas, rozaduras y  talones agrietados, que pueden llegar a producir incluso heridas.

“El hecho de caminar descalzos o con los pies descubiertos hace que la piel se seque con mucha más facilidad que si llevamos puesto un calcetín o media. Por este motivo es muy importante la hidratación de la piel de los pies a diario con cremas con un porcentaje de urea entre un 10% - 20%" - aconseja.

Pero no por ello debemos descartar el uso de chanclas en niños mayores durante el verano, pues utilizar este calzado de forma puntual y en determinadas situaciones ayuda a prevenir otros problemas en los pies típicos de esta época del año, como las quemaduras por pisar el suelo excesivamente caliente (por ejemplo, en la playa o piscina) o la aparición de verrugas plantares.

Las verrugas plantares están provocadas por el virus del papiloma humano y “son pequeñas lesiones que en ocasiones pueden confundirse con durezas o callos cuando en realidad es una infección vírica muy contagiosa”, explica el podólogo del Hospital de Torrejón.

Este tipo de infección afecta mayoritariamente a niños y adolescentes, pero es tan contagiosa que resulta muy fácil que "se la lleven a casa", pudiendo afectar también a adultos:

“Suelen proliferar en zonas húmedas, sobre todo en duchas de uso público como piscinas, vestuarios o gimnasios, por lo que se recomienda el uso de chanclas en esos espacios, para que hagan de barrera y no pisar directamente con los pies descalzos”.

Pero si el niño se ducha o se moja los pies con las chanclas puestas es importante secarlas después, así como secar bien el pie y los espacios entre los dedos para evitar la aparición de hongos, otra de las patologías típicas del verano.

"Los hongos en los pies suelen provocar una sensación de picor y son muy molestos. Para prevenirlos debemos utilizar un calzado que sea transpirable y así controlar la hiperhidrosis y evitar el exceso de humedad que pueda provocar su aparición".
"También es importante secarse muy bien los pies después de cada baño o ducha, incidiendo sobre todo en la zona interdigital  para evitar el exceso de humedad en esos puntos, donde tienden a proliferar los hongos” - indica el experto Carlos Perrucha.


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