Cuando los amigos te apoyan pero hacen bromas: la homofobia sutil entre los adolescentes

Cuando los amigos te apoyan pero hacen bromas: la homofobia sutil entre los adolescentes
Sin comentarios

Imagina que acabas de confesar a tus amigos que te gustan personas de tu mismo sexo. Ellos sonríen, te dicen que “están contigo pase lo que pase” y que eso no cambia nada.

Sin embargo, de repente escuchas alguna broma como “¡Cuidado, que vas a convertirnos a todos!” o un “Eso es muy de gay” lanzado entre risas. ¿Cómo se siente uno en ese momento? ¿Realmente te apoyan o están cruzando una línea que no ven?

Esta es la paradoja de la homofobia sutil entre adolescentes: ese apoyo que se disfraza de bromas, comentarios “inofensivos” o microchistes que, sin querer, dañan y excluyen.

Las microagresiones también son violencia

No toda homofobia es un insulto directo o un acto violento. La investigación sobre microagresiones —pequeñas expresiones diarias de prejuicio— ha revolucionado cómo entendemos la discriminación.

Estas microagresiones, en forma de bromas, comentarios pasivo-agresivos o estereotipos repetidos, afectan la salud mental de adolescentes LGBTQ+. Y aquí no se trata solo de sentirse incómodo; estas actitudes sutiles crean un ambiente donde la inseguridad y el miedo crecen día a día.

Por qué la homofobia sutil es también dañina

A diferencia de una agresión abierta, estas expresiones “normales” o “graciosas” tienen un efecto acumulativo.

Según la revisión realizada por Bissonette y colaboradores (2019) en Psychology of Sexual Orientation and Gender Diversity, la homofobia sutil puede causar estrés psicológico crónico en adolescentes que, al ser parte de un grupo social, dudan si están exagerando sus sentimientos o si realmente tienen motivos para sentirse heridos.

Este tipo de discriminación encubierta puede influir en:

  • La autoestima: Los jóvenes internalizan esos comentarios y empiezan a cuestionarse su valía.
  • La ansiedad social: Se sienten vigilados o juzgados, incluso en espacios donde deberían sentirse seguros.
  • El aislamiento emocional: Por miedo a ser “el raro” o “el diferente”, algunos evitan expresar su identidad o limitan sus relaciones sociales.

Un día en la vida de Andrés: un ejemplo

Andrés, un chico de 16 años, decidió contarle a su grupo de amigos que es bisexual. Sus amigos lo abrazaron y le dijeron que “eso no cambia nada”. Pero en el siguiente encuentro, uno de ellos dijo en broma: “Ojo con Andrés, que ahora le puede gustar cualquiera de nosotros”. Andrés se rió por fuera, pero por dentro sintió cómo se encogía.

Este tipo de bromas “inocentes” son una forma de homofobia sutil que, aunque no buscan dañar, tienen un impacto real en cómo Andrés se percibe y en cómo cree que lo ven los demás.

Reconocer cuándo una broma es en realidad dañina

Tampoco se trata de eliminar el humor ni de vigilar cada palabra, sino de aprender a reconocer cuándo una broma puede ser un mensaje escondido de rechazo o exclusión. La adolescencia es una etapa donde el lenguaje construye identidades y, por ello, merece atención.

La escuela, el instituto y las familias pueden fomentar espacios de reflexión y diálogo para que los jóvenes reconozcan estas microagresiones y aprendan a expresar su apoyo de forma auténtica, sin caer en frases que, aunque se disfrazan de “graciosas”, perpetúan prejuicios.

No normalizar la homofobia (aunque sea sutil)

La verdadera aceptación no solo se mide en palabras bonitas, sino en la prudencia y el respeto que evita poner en duda o ridiculizar la orientación sexual de una persona. Cuando los amigos realmente apoyan, sus bromas no hieren, sino que acompañan sin cuestionar ni minimizar.

Si alguna vez te has sentido así, o tu hijo adolescente lo ha sentido, es posible empezar a cambiar patrones. Empezando por conectar con lo que cada uno necesita, validar las propias emociones y reconocer este tipo de homofobia sin restarle importancia.

Foto | Portada (Freepik)

Temas
Inicio