
Cocinar, además de ser una necesidad para preparar alimentos que nutran nuestro cuerpo, es a la vez un pasatiempo y habilidad que vamos mejorando con la práctica y la experimentación.
Pero así como hay platos muy sencillos de preparar, hay otros con los que no siempre obtenemos el mismo resultado o que requieren de pasos específicos para que nos queden bien.
Algo como esto puede suceder cuando preparamos pollo asado, que por una u otra razón puede quedarnos algo seco y la piel no quede con ese punto de crujiente que tanto nos gusta. Afortunadamente, los chefs vienen a nuestro rescate y uno de ellos ha compartido el mejor consejo para que el pollo asado no se seque y quede jugoso por dentro y crujiente por fuera.
En un segmento del programa Más Vale Tarde, el chef Carlos Maldonado compartió un truco infalible para hacer un pollo asado que quede delicioso: dejarlo en agua y sal.
Un marinado y horneado perfectos
La recomendación del chef es, un que un día antes de que toque cocinar el pollo, lo dejemos en agua y sal durante 24 horas.
Para hacerlo, basta con añadir dos cucharadas de sal por litro de agua. Hay que tomar en cuenta el tamaño del pollo para saber cuánta agua vamos a utilizar y en qué recipiente lo vamos a colocar. Calentamos el agua hasta que la sal se disuelva, y una vez que se haya enfriado introducimos el pollo y lo dejamos en la nevera toda la noche.
Gracias al agua salada la carne tendrá mejor sabor, ya que así la sal penetra mejor en comparación con simplemente espolvorearle con ella antes de cocinarlo, y no se secará, gracias a la humedad que absorberá.
Una vez transcurrido este tiempo, toca llevarlo al horno: "Lo vamos a hornear a baja temperatura, a unos 120 grados aproximadamente, durante una hora u hora y media, y luego le vamos a dar un golpe de 200 grados", explicó el chef.
Siguiendo estos pasos, nos asegura que el pollo quedará jugoso en su interior, con una textura cremosa y con mucho sabor gracias al agua, mientras que la piel quedará crujiente y tostada.
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