Si quieres refrescar a tu hijo con una manguera comprueba el agua primero: podrías provocarle importantes quemaduras

Si quieres refrescar a tu hijo con una manguera comprueba el agua primero: podrías provocarle importantes quemaduras
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Con la llegada del verano y las altas temperaturas, los padres buscamos la forma de aliviar el calor a nuestros hijos, y si tienes un jardín seguro que en más de una ocasión has recurrido al agua de la manguera para refrescarlos. A los niños les divierte mucho esta forma de mojarse, e incluso es frecuente verles entre ellos haciendo guerras de agua mientras se apuntan con la manguera.

Pero los expertos alertan de que una manguera doméstica de jardín expuesta al sol puede calentar el agua residual que queda dentro hasta los 50 o 60 grados, provocando graves quemaduras en la piel.

Por eso, antes de utilizar la manguera es importante comprobar la temperatura del agua y alertar a los niños de no utilizarla solos sin tener en cuenta este detalle.

Las quemaduras térmicas son las más frecuentes en niños

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Los accidentes sufridos por los niños en el ámbito doméstico son, por desgracia, más comunes de lo que imaginamos, y entre las lesiones habituales destacan las quemaduras.

Existen diferentes tipos de quemaduras, pero según la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas, las quemaduras térmicas ocasionadas por sólidos o líquidos calientes constituyen el 85% de los casos de quemaduras en niños, especialmente en menores de cinco años.

La escaldadura, o quemadura por contacto con un líquido caliente, es la forma más frecuente de quemadura térmica. Ocurre en un 65% de los casos, y el área quemada puede llegar a ser bastante extensa

Por lo general, este tipo de quemaduras suelen ser especialmente frecuentes en la cocina, cuando la curiosidad de los niños les lleva a querer examinar lo que se está cocinando, pudiéndose derramar de manera accidental la comida caliente o el agua hirviendo. Pero también puede ocurrir en el momento del baño si el agua está demasiado caliente y metemos al bebé sin haberlo comprobado previamente (recordemos que la temperatura para un baño seguro y confortable debe estar entre los 34 y 37 grados).

En lo que respecta al agua de la manguera del jardín es un tema del que se habla poco, y aunque puede parecer una obviedad, la inercia de querer jugar con nuestros hijos refrescándoles en los días calurosos de verano puede hacer que olvidemos este importante dato.

No en vano, el Cuerpo de Bomberos de Las Vegas, en Estados Unidos, alertaba hace dos años del grave peligro que conlleva dejar una manguera al sol durante un tiempo prolongado y utilizarla a continuación sobre la piel, sin haber dejado correr el agua previamente hasta asegurarse de que sale fresca.

Y es que el agua residual que queda en la goma de la manguera puede llegar a calentarse entre 50 y 60 grados tras una exposición al sol; temperatura que llega a ser muy superior si la manguera está colocada sobre una superficie de metal (por un ejemplo, una plancha de aluminio), ya que este material ayuda a conducir el calor con más facilidad.

La impactante foto que acompaña el tweet de los bomberos es la de un bebé de nueve meses de Arizona, cuya piel sufrió graves quemaduras al ser rociada con una manguera expuesta al sol.

Cómo actuar si el niño se quema la piel con agua caliente

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La mayoría de las quemaduras podrían evitarse con unas medidas de seguridad adecuadas, teniendo en cuenta que toda precaución es poca cuando hablamos de niños. Además, en el caso de niños algo más mayores es importante hablar con ellos para que entiendan este tipo de riesgos y sepan cómo prevenirlos.

Aún así, si se produjera una quemadura accidental con agua caliente (o cualquier otro líquido), debemos enfriar inmediatamente la zona con agua fría (nunca inferior a 8º) durante 10 minutos. Con esto pretendemos, no solo aliviar el dolor, sino enfriar la zona y evitar que el calor se propague y pueda dañar las capas más profundas de la piel.

Jamás frotaremos la piel dañada, aplicaremos hielo, ni retiraremos la ropa que esté muy adherida, aunque sí podemos quitar aquellas prendas que no estén pegadas a la piel, tras haberlas mojado previamente con agua fría.

Si tenemos cualquier duda o si quien ha sufrido la quemadura es un bebé o niño de corta edad, debemos consultar con el pediatra

Además, existen otros signos que deben ponernos en alerta:

  • Si además de enrojecimiento de la piel también observamos ampollas, la quemadura no ha sido superficial sino profunda, y en este caso debe ser atendida de inmediato por un médico

  • Si el área afectada abarca entre cinco y siete centímetros, o más del 5% del cuerpo del niño.

  • Si la quemadura se ha producido en la cara, cuero cabelludo, manos, pies, genitales o grandes articulaciones.

  • Si el dolor o el enrojecimiento persisten o empeoran durante las siguientes horas tras haberse producido, o si aparece flujo, sangre o supuración en la zona afectada. Estos signos podrían indicar una infección.

Otros tipos de quemaduras

Además de las quemaduras térmicas, en el ámbito doméstico o familiar podemos destacar también:

  • Quemaduras provocadas por el sol, que podemos evitar con la aplicación de cremas de protección solar, y no exponiendo a los niños al sol ne las horas centrales del día
  • Quemaduras provocadas por el fuego
  • Quemaduras causadas por hielo, menos frecuentes en niños
  • Quemaduras por abrasión contra una superficie
  • Quemaduras ocasionadas por la electricidad
  • Quemaduras provocadas al ingerir, inhalar o derramar sobre la piel ciertos productos químicos

Hacer de nuestro hogar un entorno seguro para los niños es la forma más eficaz de prevenir este tipo de accidentes. Otras medidas de prevención serían proteger enchufes, guardar bajo llave los productos de limpieza, medicamentos o productos tóxicos, no poner al alcance de los niños objetos que contengan piezas pequeñas y pilas de botón, y evitar la presencia de los menores mientras se cocina.

Fotos | iStockphoto

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