Alimentación complementaria: la fruta

Alimentación complementaria: la fruta
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La fruta es un alimento rico en fibra, vitaminas, minerales y azucares. Lo ideal es que la fruta que coman nuestros hijos sea fresca, ni envasada, ni en polvo.

A partir de los seis meses pueden empezar a comer todas las frutas, incluso fresas y aquellas que se consideran más alergénicas, y que conocemos como "frutas de pelo", como el melocotón.

Igual que comentara hace unos días con las verduras y las hortalizas, la fruta se debería ofrecer siempre detrás de una toma de leche o entre tomas, para no perjudicar el aporte de leche, más importante que la fruta hasta los 12 meses tanto a nivel nutricional como a nivel calórico.

¿Juntas o separadas?

Se suele “pautar” una papilla multifrutas (un trozo de plátano, un trozo de manzana, un trozo de pera y un chorrito de zumo de una naranja), sin embargo el sabor de esta papilla suele ser poco aceptado por los bebés (y por los adultos… yo no me lo comería).

Lo ideal de inicio es ofrecerlas por separado para reconocer posibles alergias e intolerancias y, una vez toleradas, juntarlas si se quiere, aunque no hay un motivo real para juntarlas.

Es lo mismo comer cada día un trocito de cada fruta que comer el lunes plátano, el martes manzana y el miércoles pera. De hecho es la manera de otorgar un sabor definido a cada una de ellas (el plátano sabe a plátano, la manzana sabe a manzana…), un color y una textura.

En el momento que las mezclamos la fruta sabe a “algo raro”, tiene un color extraño y una textura papillosa. Como los adultos no comemos la fruta así, lo más lógico es no acostumbrarles a que coman fruta de esta manera (lo más probable además es que a los 4 o 5 años, si nos piden la fruta así, nos enfademos con ellos por no comerla a bocaos y de una en una).

Por otro lado, coger un trocito de cada pieza de fruta supone abrir cuatro frutas diarias, que multiplicado por siete días supone abrir 28 frutas semanales que, o nos comeremos los papás o las tiraremos a la basura (o ambas cosas) y no sé vosotros, pero mi economía familiar no me permite gastar tanto dinero en fruta (y aunque me lo pudiera permitir no creo que comiera tanta fruta ni me gusta tirarla).

Si en cambio les damos un poco de una fruta cada día, son 7 las piezas que abrimos y nuestro cuerpo y nuestro bolsillo nos agradecerán el gesto (y nuestro hijo también, claro, que podrá conocer cada fruta según sus características).

No debemos añadir alimentos dulces

Soy consciente que durante mucho tiempo a la fruta se le añadía una galleta o algo similar para cambiarle el sabor y que nos la comiéramos. Supongo que entonces sí nos las comíamos, pero conozco a pocos adultos que realmente coman fruta a diario. Quizás el invento no salió del todo bien.

No se deben añadir galletas, azúcar ni leche condensada. Hay algunas frutas que por su sabor o textura son rechazadas de inicio pero que con el tiempo son aceptadas, paciencia, poco a poco.

Añadiendo elementos dulces se engaña al paladar y se promueve la preferencia hacia los alimentos dulces (los bebés ya tienen esa preferencia innata y es preferible no potenciarla). Si lo hacemos, el día de mañana nos dirán: “mamá, papá, yo no quiero fruta, yo quiero galletas, que esta fruta no sabe a galletas”.

¿Comiendo papilla de frutas cogerán más peso?

Al igual que las verduras y hortalizas la fruta tiene pocas calorías y por eso se recomienda ofrecer otros alimentos en el mismo momento. De esta manera, además, se absorbe mejor el hierro de los otros alimentos (carnes, legumbres).

La manzana tiene 52 Kcal por cada 100 gramos, la pera 59, la naranja 54 y el plátano 90. Recomendar la fruta en sustitución de leche para que engorde puede producir el efecto contrario (leche materna: 70 Kcal).

Cómo prepararla

La fruta puede triturarse para hacer un papilla, pero también puede ofrecerse de la que estemos comiendo nosotros:

  • La manzana o la pera puede darse rallada o cortada en rodajas finitas. La pera madura puede darse también en trozos para que sea cada bebé quien la coja en sus manos, ya que prácticamente se deshace en la boca.
  • El plátano, entero o aplastado con el tenedor.
  • La naranja o mandarina puede ofrecerse en gajos que podemos cortar por la mitad, para que el niño lo chupe.
  • La ciruela se puede cortar en trozos grandes.

Los yogures de fruta no son fruta

Hay madres que ofrecen a sus hijos yogures de fresa, plátano, etc. para que sus hijos coman fruta. Es un error, los yogures de sabores no llevan fruta y además se aconseja no darles yogures hasta los 9-10 meses, y entonces ofrecer yogur natural.

¿Y si le doy un zumo?

Los zumos de frutas recién exprimidas conservan muchos nutrientes pero pierden la fibra de la pieza de fruta. Con esto quiero decir que sí pueden tomar zumo, porque no son veneno, pero se pierde un poco la gracia al aportar menos beneficios y provocar algunos riesgos.

Al ser líquidos lo probable es que acaben tomando de más, por eso deben ofrecerse en pocas cantidades para no desplazar a la leche materna.

Tienen un alto potencial cariógeno (producir caries) por lo que se desaconsejan entre comidas y NUNCA deben darse en biberón (quedarían demasiado tiempo en contacto con los dientes).

En caso de que se le vaya a dar se recomienda un máximo de 120-180 ml de zumo al día hasta los seis años, repito, años. Esto equivale a medio vaso o un poco más. De esto se concluye que los niños no necesitan tomar zumo, sino comer fruta.

El motivo de estas restricciones es que los zumos aportan calorías y por lo tanto energía, sin embargo estas calorías provienen de carbohidratos y azúcares y llenan el estómago sin aportar grasas ni proteínas y constituyendo una dieta poco equilibrada.

El consumo excesivo de zumos está considerado como un factor favorecedor de la obesidad infantil (sobretodo si son envasados).

El zumo, mejor natural que envasado

Los envasados llevan dosis altas de edulcorantes como la fructosa o el sorbitol que no se absorben y pueden producir síntomas gastrointestinales como diarreas o dolor abdominal. Como consecuencia los niños pueden estar más inquietos y nerviosos.

Los zumos naturales mantienen buena parte de las vitaminas de la fruta y no comportan riesgos si se toman con moderación.

¿Cuánta fruta tienen que comer?

Es habitual que los bebés empiecen comiendo bastante cantidad y que poco a poco vayan comiendo cada vez menos fruta, aunque también es habitual que muchos empiecen comiendo poco y sigan comiendo poco.

La cantidad que debemos preparar nos la dirán ellos mismos. Ya hablamos largo y tendido sobre ello en otras entradas, así que no me extenderé demasiado: por respeto hacia sus gustos y sus ganas de comer, y para que aprendan poco a poco y vayan aceptando las novedades según sus ritmos, les daremos hasta el momento en que cierren la boca o giren la cara. Si les obligamos podemos conseguir que odien la fruta, y no es ese el objetivo.

Fotos | Flickr (skippyjon), Flickr (Upsilon Andromedae), Flickr (Jeroen Kransen)
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