Vitamina D en el confinamiento: ¿es necesario suplementar a los niños si no les da el sol?

Vitamina D en el confinamiento: ¿es necesario suplementar a los niños si no les da el sol?
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Desde que llegó el nuevo coronavirus a nuestro país se han ido tomando diferentes medidas; sin duda el confinamiento es una de la que más nos está repercutiendo. La mayoría de los niños no salen nada a la calle desde hace semanas y con frecuencia me preguntan muchos padres si estos niños a los que no les da el sol necesitan suplementos de vitamina D.

¿Por qué es importante la Vitamina D?

La vitamina D es una vitamina fundamental para la correcta formación de los huesos. Los niños que no reciben suficiente vitamina D no pueden absorber el calcio y el fósforo de los alimentos y pueden sufrir raquitismo, una enfermedad es la que los huesos no se forman correctamente, son blandos y débiles y podrían romperse.

Además, la vitamina D está implicada en muchas otros funciones, entre ellas en el movimiento de los músculos y el correcto funcionamiento de los nervios y el sistema inmune. Los niños con déficit de Vitamina D pueden tener calambres, debilidad muscular, retraso en el crecimiento y en la dentición y deformidades de los huesos (piernas arqueadas, ensanchamiento de muñecas y rodillas, engrosamiento de la unión de las costillas con el esternón o frente prominente son algunas de las más típicas).

¿De dónde se obtiene la vitamina D?

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La inmensa mayoría (80-90%) de la Vitamina D la fabricamos en nuestro organismo a través de la radiación solar (en concreto de la radiación ultravioleta tipo B), que permite que transformemos determinados componentes de la piel en vitamina D.

Una pequeña parte de vitamina D (10% aproximadamente) la obtenemos a través de la dieta (lácteos, yema de huevo, pescados azules)

¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos tengan suficiente Vitamina D durante el confinamiento?

Como hemos comentado, la vitamina D se obtiene de dos fuentes: la radiación solar y la dieta; así que deberemos potenciar ambas.

  • El sol (la radiación UVB) es la fuente principal de vitamina D, ya que permite que fabriquemos vitamina D a partir de sustancias de nuestra piel. Aunque los expertos no se ponen de acuerdo, parece que 10-15 minutos de exposición al sol en pequeñas superficies del cuerpo (cara, cuello, parte de los brazos) podrían ser suficientes para sintetizar la cantidad de vitamina D necesaria. Así que podemos aprovechar los momentos soleados (preferiblemente por las mañanas o a mediodía), abrir las ventanas (importante, pues los cristales pueden bloquear los rayos UVB) y dejar que nuestros niños tomen el sol unos minutos. Las nubes y la contaminación pueden disminuir la cantidad de radiación que nos llega.

  • En cuanto a la dieta, los alimentos más ricos en vitamina D son el pescado azul, la leche, la yema de huevo y algunos hongos; todos ellos alimentos saludables que pueden tomar nuestros hijos varias veces a la semana (e incluso a diario, como en el caso de los lácteos). En el caso de los pescados, es saludable tomarlos 3-4 veces por semana (entre azul y blanco); hay algunos pescados azules, sin embargo, que es preferible evitar en los niños por su alta cantidad en metilmercurio: pez espada (o emperador), tiburón (cazón, marrajo, pintarroja, tintorera), atún rojo y lucio. Recientemente se cambiaron las recomendaciones: hasta los 10 años (así como en el embarazo) hay que evitar consumirlos, y entre los 10 y los 14 años recomiendan no sobrepasar los 120 gramos al mes de estos pescados. Pero podemos ofrecerles salmón, bonito, sardinas, salmonetes o boquerones; tampoco hay problema con el atún en lata. La forma de cocinarlos puede modificar su contenido en Vitamina D; mientras que ésta permanece intacta si los cocemos, puede disminuir a la mitad si los freímos.

Resumiendo, ¿es necesario suplementar vitamina D durante el confinamiento?

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Por el momento las sociedades científicas no han hecho ninguna notificación al respecto. Por ahora, parece prudente que los pediatras recomendemos exponer a los niños al sol unos minutos al día y potenciar los alimentos ricos en vitamina D.

Además la vitamina D es liposoluble, lo que quiere decir que se acumula en el tejido adiposo del cuerpo (la grasa). La producción de esta vitamina es muy variable a lo largo del año. En general, en invierno tenemos muy poca exposición solar y la producción de vitamina D es prácticamente nula; esto lo compensamos durante el resto de estaciones del año. Así que de momento, no parece necesario suplementar a todos los niños.

Hay ciertas personas que sí deben recibir suplemento (igual que lo hacían antes del confinamiento):

  • todos los menores de un año que tomen lactancia materna. La leche materna tiene un contenido muy bajo de vitamina D y depende de las reservas maternas, la alimentación y la exposición solar de la madre.

  • los menores de un año que tomen menos de 1 litro de leche de fórmula al día (que son la inmensa mayoría)

    Estos lactantes deberán tomar 400UI al día; suele pautarlas el pediatra a partir de los 15 días y existen diferentes preparados en el mercado.

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