Lactancia y pecados capitales

Lactancia y pecados capitales
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Hoy quería comentar un texto que me ha parecido bastante desafortunado en defensa de la lactancia materna. Para ponernos en situación, se trata de un grupo en Facebook que se llama Lactancia materna y los siete pecados capitales y que a mi parecer incurre precisamente en la grosería y el error que pretende denunciar.

Perfectamente podría haberse titulado “Lactancia artificial y los siete pecados capitales” o “Yo también creo que las mamás que dan biberón pecan”.

El grupo es público, y se puede leer en la presentación el texto íntegro que aquí resumo extrayendo los siete pecados. Se trata de una escena en la que una madre amamanta y le van atacando diversos individuos que ven la lactancia materna como un pecado.

Sin embargo, si leemos atentamente cada una de las frases traídas a colación, resulta que las pecadoras no son las mamás lactantes sino las mamás que dan biberón.

Es decir, la argumentación se invalida y se da completamente la vuelta: resulta que a mí no me llaman “pecadora” sino que tú que das biberón estás cometiendo los siete pecados capitales (bueno, tal vez el más dudoso sea la lujuria).

Además se mezcla la defensa de la lactancia materna frente a las intromisiones en nombre de la moral y la ignorancia con un ataque directo a las madres que no dan pecho. ¿Es necesario?

Los siete pecados capitales

Éstas son las acusaciones a las que una madre que amamanta se enfrenta:

SOBERBIA:

Tu diras lo que quieras pero mi niño se ha criado a biberon y es mas sano y mas inteligente que todos los de teta que conozco…

PEREZA:

Pues yo le hago un biberon como una garrafa y se lo encasqueto a la abuela o a su padre y yo descanso, que la teta es muy cansado…

LUJURIA:

Uy, chica, a ti con tal de que alguien te chupe una teta y irlas enseñando… Tu niño es un viciosillo tanta teta…

AVARICIA:

Pues lo siento mucho, pero mis tetas son mias, y no voy a dejar que el crio me las destroce habiendo biberones!

GULA:

Yo no doy la teta ni loca, asi puedo comer y beber lo que me de la gana, a ver si no voy a poder tomarme un cubata tranquila por ser madre!

IRA:

Tu es que te crees que las demas somos malas madres solo porque no hemos dado la teta, yo no la di porque no me dio la gana!!

ENVIDIA:

Pues no he dado la teta porque no tuve leche y me tome la pastilla pa cortarla, asi que no me ha quedado otra que dar biberon…

En resumen, las madres lactantes somos unas pecadoras (vease lujuria…) y tambien inducimos al pecado a los demas (soberbia, ira, envidia…).

Sin embargo, o yo no ando demasiado bien en comprensión de textos, o mi resumen es totalmente diferente al de estas últimas líneas.

Pero, ¿quién peca aquí?

No creo que de la lectura anterior se puedan sacar otras conclusiones. En resumen: las madres que dan biberón son soberbias, perezosas, avariciosas, glotonas o golosas, iracundas y envidiosas. Parece que el único pecado del que se salvan las madres no lactantes es el de la lujuria. En fin, una pena.

Con la cantidad de argumentos científicos y/o hermosos y certeros para defender la lactancia materna, caer en estos despropósitos me parece un error y además creo que da pie a que las madres que dan biberón o cualquier otra persona que los lea hablen del “fundamentalismo de la teta”.

Para las mamás que quieran dar pecho, diré que, afortunadamente, en mis cerca de dos años amamantando a mis bebés no me he topado con comentarios como los que enumera el texto. Ni se me ha acusado de ningún pecado ni me he sentido atacada. He amamantado en pueblos, en ciudades y en países distintos, en la calle, en museos, en aviones y en restaurantes.

Podéis dar teta sin que os ataquen y os persigan, es posible, doy fe de ello. A ver si encima con este tipo de historias alguna madre va a querer ahorrarse problemas.

Sí he sentido algunas miradas indiscretas, de extrañeza, pero jamás de indignación y por supuesto nadie ha venido a comentar la jugada ni a meterse en mis asuntos.

Estoy convencida de que habrá mamás que sí hayan tenido que escuchar algunas lindezas y despropósitos, y esas intromisiones irrespetuosas (quiero creer que son las mínimas) no se pueden defender ni tolerar de ningún modo. Aquí hemos comentado algunas tristes noticias al respecto con el objetivo de mostrar nuestro desacuerdo, y seguiremos haciéndolo.

Pero ¿eso justifica devolver el ataque con la misma jugada? Porque si la ofensa es para una, también lo puede ser para la otra.

Lo peor de este texto es que ni siquiera se trata de un “tú me das yo te la devuelvo” o pagar con la misma moneda, tú me ofendes yo te ofendo (tampoco eso lo justificaría en mi opinión), pues no me cabe en la cabeza de qué modo alguien por muy retorcida que tenga la mente pueda acusar a una madre que amamanta de envidiosa, de avariciosa, de iracunda…

Para las mamás que den biberón, les diré que yo no creo que cometan ningún pecado y que espero que tampoco se topen en su vida con acusaciones de esta índole, tan irrespetuosas, por parte de nadie, del mismo modo que no se lo deseo a las madres lactantes.

¿Vosotros, qué opináis? ¿Todo vale en la defensa de la lactancia materna? ¿Es necesaria una defensa de este tipo, que se convierte en un ataque sin sentido? ¿Os han ofendido mientras amamantabais? ¿Y mientras dabais biberón?

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Foto | lisadragon en Flickr
En Bebés y más | Lactancia materna o leche artificial: La confusión de las nuevas madres, Amamantar en público

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