Vacunas durante el embarazo

Vacunas durante el embarazo
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En unos tiempos en los que cualquier información sobre las vacunas es cuestionada, es importante ofrecer datos veraces y contribuir a que la población conozca las razones por las cuales se recomienda la vacunación. En el caso de las vacunas durante el embarazo existe un mayor desconocimiento y una gran preocupación, por ello también es importante contar con dicha información.

Empezando porque el estado de vacunación de la madre debe formar parte de la planificación del embarazo y pasando por las vacunas adecuadas o las que no se deberían aplicar durante la gestación, veamos cómo se presenta la cuestión.

Los Propositus son hojas informativas sin periodicidad establecida elaboradas por el Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC). Su objetivo es difundir entre los profesionales sanitario y las familias de los afectados aspectos importantes relacionados con los defectos congénitos de una forma actualizada, resumida y clara.

En el último número podemos consultar el estado de la cuestión en un clarificador artículo elaborado por especialistas del Centro de Investigaciones sobre Anomalías Congénitas, de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y centros especializados en enfermedades raras.

En él, se hace hincapié en que la vacunación de las niñas está relacionada con su futuro probable como madres, pues llevando correctamente el calendario vacunal se evitan enfermedades que representarían graves riesgos para la salud del embrión y el feto.

Se pueden aplicar vacunas durante el embarazo siempre que sean vacunas inactivadas o aquéllas que utilizan toxoides, fracciones o son de ingeniería genética.

Por contra, no se deben aplicar durante el embarazo vacunas de virus vivos, porque no se puede descartar el riesgo de transmisión del virus de la vacuna al feto, aunque no parece comprobado de manera adecuada en los estudios existentes.

Por ello, si una mujer es vacunada inadvertidamente con virus vivos estando ya embarazada, o se queda embarazada durante las cuatro semanas posteriores a la vacunación, se la debe tranquilizar, ya que las evidencias existentes sobre el potencial riesgo de afectación del embrión-feto no serían suficientes para considerar razonablemente la posibilidad de interrumpir el embarazo.

La importancia de la prevención

Si queremos evitar riesgos innecesarios durante el embarazo, prevenir es importante. Para ello se ha de cumplir los planes de vacunación durante la infancia y la adolescencia.

Si se planifica el embarazo, ha de hacerse teniendo en cuenta el estado de inmunización de la futura madre, y en el caso de que le falte alguna de las vacunas, como rubeola, hepatitis B o varicela, puede administrárselas antes de quedarse embarazada.

Los ginecólogos habrían de preguntar sobre su estado de inmunización a la mujer que planifica el embarazo o que hace su primera visita en estado, pues no siempre se supone una completa vacunación.

Personalmente no recuerdo que mi ginecólogo me preguntara sobre este tema en su momento y, pecando de despreocupada, yo misma no localicé mi calendario de vacunas para comprobar que todo estaba en orden. Si hubiera una tercera vez, y tras conocer esta información, creo que me interesaría más por localizar la cartilla de vacunación (vamos, preguntaría por ella a mi madre para ver si está localizable).

Estas actuaciones preventivas favorecerán el buen desarrollo prenatal de los hijos, y evitaremos las preocupaciones propias de las vacunas durante el embarazo, aunque como hemos visto no sean totalmente incompatibles.

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