"Me puse la epidural para aliviar el dolor del parto y me dejó en silla de ruedas": una madre pide ayuda para volver a caminar

"Me puse la epidural para aliviar el dolor del parto y me dejó en silla de ruedas": una madre pide ayuda para volver a caminar
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Puede pasar. Es poco probable, pero puede pasar. ¿Sabéis los prospectos de los medicamentos, que tienen un montón de posibles efectos secundarios que quitan las ganas de tomarse nada? Porque hasta para quitarte el dolor de cabeza te lo tienes que pensar dos veces, si eres de los que los lee... Pues en el caso de la analgesia epidural pasa lo mismo: tiene una serie de efectos secundarios graves que a veces suceden, y el caso que os contamos hoy, el de Irrum Jetha, es uno de ellos.

Irrum es una mujer que fue a dar a luz en el hospital a su hija Amelie y aunque salió feliz por entrar dos y salir tres, sufrió una consecuencia de la analgesia que no esperaba: "Me puse la epidural para aliviar el dolor del parto y me dejó en silla de ruedas". Ahora, después de dos años, pide ayuda para volver a caminar.

La epidural era por indicación médica

Todo sucedió en agosto de 2014, en Inglaterra. Según leemos en 20 minutos, Jetha fue controlada durante el embarazo no solo por saber cómo estaba la salud de su hija, sino también la suya propia. A los 19 años de edad le tuvieron que intervenir en el corazón para sustituir la válvula pulmonar, y consideraron que lo mejor para ella era que se pusiera la epidural para reducir la tensión que el parto podría provocar en su corazón.

Ella, obviamente, accedió, y el parto fue tal y como esperaban, sin riesgos añadidos para ella y bien para la niña. Sin embargo, tras el parto, les dijo que no sentía las piernas, que se las notaba raras. Le dijeron que era normal, que lo habitual después de la analgesia es eso: poder moverlas, pero con menor sensibilidad.

Pero al día siguiente la cosa no mejoró y la trasladaron a otro hospital para hacerle unas pruebas. Vieron que había sufrido un hematoma epidural, una acumulación de sangre en la zona de la analgesia, que le provocaba esa incapacidad para caminar.

¿Esto puede pasar en caso de que te pongan una epidural?

Si os estáis haciendo esta pregunta ahora mismo, decir que sí, puede pasar. Pero es muy infrecuente. Una revisión de estudios realizada en el año 2006, con estudios desde el año 1990, estableció la probabilidad de hematoma epidural en 1 de cada 168.000 personas (y no siempre tiene por qué provocar la incapacidad de caminar, la de infección epidural en 1 de cada 145.000, de daño neurológico persistente en 1 de cada 240.000 y de daño neurológico transitorio en 1 de cada 6.700.

Son efectos no deseados, muy poco probables, pero que como veis pueden llegar a suceder.

Y todo se complicó cuando la operaron para solucionar el hematoma

Al ver el hematoma le operaron de urgencia con el fin de descomprimir la médula, de solucionar el hematoma y lograr que pudiera caminar de nuevo con normalidad, y sin embargo sucedió otro terrible suceso: no solo no mejoró, sino que empeoró. Tras la cirugía Irrum no podía caminar y ya no sentía sus piernas:

No podía mover mis piernas. No podía sentir nada. Estaba en un estado de shock y era incapaz de aceptar lo que estaba pasando. Era como si mi mundo entero hubiera colapsado.

Así hasta que se dio cuenta, ya en casa, que cuando hacía algunos ejercicios parecía recobrar un poco la sensibilidad y la capacidad de moverlas. Desde ese momento se ha estado ejercitando hasta 4 y 5 horas cada día, a menudo con intensos dolores, solo para intentar recobrar algo de movilidad. Pero no tiene claro si lo que hace es lo mejor, ni si no sería más eficaz un tratamiento intensivo con profesionales que pudieran ayudarla a mejorar, así que decidió pedir ayuda.

Un tratamiento que no está cubierto por el sistema de salud

Epiduralhematoma2

Y aquí yace una de las grandes incongruencias de la historia: el tratamiento que podría ayudarle no está cubierto por el sistema de salud británico, que es el mismo que la ha dejado en silla de ruedas. Así que ha optado por pedir ayuda a través de Gofundme. En poco menos de un mes lleva casi 23.000 libras, y espera que las ayudas puedan seguir llegando para poder cuidar de su hija de dos años sin depender de una silla de ruedas.

Según explica en la petición, el objetivo es poder acudir al "Centro de Rehabilitación Geerlofs" de Pforzheim, Alemania, para someterse a una terapia intensiva. En palabras del marido de Irrum:

Se trata de un centro de recuperación neurológica que visitamos en noviembre de 2015 y creen que una estancia de tres meses allí será suficiente para que Irrum pueda volver a caminar con ayuda de un andador. Esto tiene un coste de 40.000 libras.

A partir de ahí, todo lo que pase de esa cifra serán más días de estancia y, en consecuencia, una mejor recuperación: su deseo sería poder permanecer 12 meses en dicho centro, con el fin de ser mucho menos dependiente para caminar.

Esperemos que así sea, y que dentro de un tiempo podamos hablar de nuevo de ella en otros términos: una historia en la que Irrum juega con su hijo, corre tras ella, y es la mamá que soñó ser y aún no ha podido.

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