Cuidando a un bebé que llora mucho: el entorno y la mamá

Cuidando a un bebé que llora mucho: el entorno y la mamá
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Vimos en el tema anterior algunas pautas que pueden sernos de enorme utilidad si tenemos que atender a nuestro bebé en etapas en las que llora mucho sin perder los nervios. Muchas de las cosas que hemos propuesto son acciones hacia el niño, para reconfortarlo. Pero no es lo único que nos podemos plantear.

Entorno

El conseguir un entorno adecuado es muy importante. No todos los niños son iguales, como no lo somos todos los adultos. Unos necesitan rutinas para sentirse bien, otros responden mejor a un entorno cambiante y son más flexibles con los horarios, pero en general, los bebés que lloran mucho suelen mejorar con una cierta organización de las rutinas, pero sin ser obsesivos.

Lo que en mi opinión influye más es el estado mental de la madre, si ella se agobia si no está todo bien medido el niño lo percibe, pero si ella está relajada el bañarse a una hora u otra no importa demasiado. La cuestión es estar nosotros cómodos y felices, no hacer lo que digan las costumbres o los manuales.

Generalmente he visto que los niños que son llevados en un portabebés se adaptan bien a cualquier horario y situación, duermen y comen tranquilos pegaditos al cuerpo de mamá y pueden estar casi en cualquier sitio en el que no exista un ruido excesivo. En realidad los niños suelen adaptarse a lo que su madre haga habitualmente.

Rutinas

Obligarnos irnos a la cama a las ocho cuando somos trasnochadoras o no salir a la calle si nos gusta pasear puede ponernos a nosotras tan nerviosas que termine repercutiendo en la manera de estar con el bebé. Y ellos lo perciben todo.

En absoluto quiero decir que debamos vivir sin horarios o sin organización. Una nevera llena de comida y un baño relajante en mitad de la tarde, compartido si puede ser, ayudan mucho a ver las cosas de la mejor de las maneras. Y más con los bebés que lloran mucho es preciso tener el espacio y el tiempo bastante organizados para no agobiarnos con más cosas.

Acostarse al lado del bebé cuando él duerme y descansar en vez de ponerse a hacer la colada o limpiar el suelo ayuda también mucho a estar de mejor humor, sobre todo si conseguimos que nuestra pareja o los familiares que tantas ganas tienen de venir a casa se dan cuenta de que lo mejor que pueden hacer por el bebé es ocuparse de las tareas de la casa para que mamá pueda descansar todo lo posible.

Las visitas y lo que tienen que hacer

Las visitas a casa deben espaciarse y controlarse. Las mamás recién paridas y los bebés recién nacidos no necesitan para nada un desfile de familiares y amigos con regalos y ganas de charla o consejos sin mucho sentido. Necesitan tarteras llenas de comida, una limpieza de la casa, ayuda con los otros hijos, cosas prácticas y lo menos invasivas posible en su intimidad en construcción.

La casa, para un niño que llora mucho, debería en principio no ser campo de batalla de discusiones pero tampoco un festival de visitas apabullantes. Tampoco tendríamos que tener la televisión a tope todo el día. Un ambiente agradable, suave y alegre es lo mejor tanto para la mamá como para el pequeño. Y sobre todo, mucha ayuda de la de verdad.

Mamá necesita cuidados

Y es que, como en todo en la vida, si hay que ocuparse de una tarea agotadora física o emocionalmente, y atender a un bebé lo es, y más todavía si es un bebé que llora mucho, es importante afrontarla descansado.

Así que llegamos a una de las cosas más importantes que hay que hacer para poder atender a un bebé que llora mucho sin perder los nervios: cuidarnos a nosotras mismas. Igual que hemos repasado todas las posibles necesidades del bebé para tenerlas todas cubiertas, nuestra responsabilidad y la de nuestra familia es ocuparnos de que nuestras propias necesidades no queden desatendidas.

No, no se puede cuidar bien a un bebé que llora mucho si no hemos descansado, comido y no recibimos cariño y atención emocional. Esto es una prioridad de la que debemos ser conscientes y sobre todo, que es fundamental que el entorno comprenda. Las visitas puede que tengan mucha ilusión en ver al recién nacido, pero no sirven para nada objetivamente necesario.

Si tanto aman a nuestro pequeño, lo que mejor pueden hacer es cuidar de nosotras, darnos apoyo emocional, no juzgar, no entrometerse y sobre todo hacerse cargo de las necesidades físicas, de alimento y descanso que cualquier mamá, sobre todo con un bebé que llora mucho, precisa.

Solo si estamos comiendo sanamente y a intervalos regulares y descansando todo lo posible estaremos en buenas condiciones para atender al niño. Y solamente si nos sentimos amadas podemos enfrentarnos a las dificultades de la maternidad con serenidad y fuerza.

El mejor consejo a los papás y familiares es este, hagan que la mamá se sienta muy amada, protegida y respetada. Con eso ella podrá estar tranquila ante las dificultades y podrá cuidar a un bebé que llora mucho sin perder los nervios.

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