Las 11 cosas que debéis tener en cuenta para ser buenos padres
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Las 11 cosas que debéis tener en cuenta para ser buenos padres

No sé vosotros, pero uno de mis mayores preocupaciones cuando supe que tendría un hijo fue acerca de mi capacidad para ser un buen padre. Pensé que no sería capaz, pensé que no sabría cuidar de mis hijos, pensé que no lograría estar a la altura. Con el tiempo y con perspectiva me di cuenta de que es normal sentirse así porque cuando eres padre es el primer momento en el que una personita diminuta pasa a ser tu responsabilidad.

De lo que hagas o dejes de hacer dependerá en gran parte su felicidad y su manera de ser, y en cierto modo se convertirá en un reflejo de lo que vea, así que por eso, para que el día de mañana puedas decir que tenéis buenos hijos os explicamos hoy las 11 cosas que debéis tener en cuenta para ser buenos padres.

1. Los consejos están muy bien, pero son los bebés los que saben qué necesitan

Cuando eres primerizo agradeces mucho todos los consejos que te dan, pero pronto empiezas a hacerte un lío, porque unos te dicen cosas que otros no recomiendan, y al final se contradicen. De hecho, es que hasta los profesionales médicos se contradicen entre ellos, porque unos te dicen que no le dejes llorar y otros que sí, que no les pasa nada.

Al final, el que tiene al bebé en casa eres tú, así que si quieres prueba lo que te recomiendan, pero si ves que no funciona, a otra cosa mariposa, el único que sabe lo que realmente necesita es tu bebé. Y no, no necesitan manual de instrucciones. Si acaso un traductor, que los primeros días nos iría genial. Pero si te lo curras, si le miras, le escuchas e intentas descifrar lo que te quiere decir, enseguida logras entenderle.

2. Ponte en su lugar siempre que puedas

La empatía es un ejercicio muy útil que ayudaría mucho a hacer del mundo un lugar mejor. La mayoría de personas tiende a juzgar precozmente a los demás y con demasiada ligereza, probablemente para demostrarse a sí mismos que lo harían mejor, sin llegar a intentar ponerse en el lugar de otro. Hay que estar en los zapatos de los demás para saber por qué hacen lo que hacen, y en el caso de los bebés y los niños, vale la pena tratar de entender por qué lloran, se enfadan y piden lo que piden.

3. No sustituyas la falta de tiempo con regalos

Nos hemos acostumbrado a regalar cosas para hacer felices a los demás y demostrarles cuánto les queremos, pero los regalos pueden quedar vacíos de sentimiento si detrás no hay nada más. El "te quiero mucho y por eso te compro todo esto" no le sirve a los niños, porque ellos lo que necesitan es pasar tiempo con los padres: "te quiero mucho y por eso paso mucho tiempo contigo, y te compro algún detalle de vez en cuando porque me apetece regalarte algo".

Si sustituimos el amor por cosas materiales, se volverán materialistas y superficiales. Por eso, de este consejo se deriva el siguiente: pasa mucho tiempo con tu hijo.

4. Pasa mucho tiempo con tu hijo

Porque el roce hace el cariño, en ambos sentidos, hay que aprovechar todo el tiempo posible para estar con ellos. Hablarles, explicarles cosas, historias, vivir aventuras, etc. Claro que habrá momentos en que ellos querrán jugar solos y estar por otras cosas, o que nosotros necesitemos también tiempo para hacer algo, pero hay que pasar tiempo con ellos y divertirnos y divertirlos, y contarles cuentos, y hacerles sentir uno más de la familia. Muchos de los grandes problemas de los niños que tienen mal comportamiento vienen como una llamada de atención porque no se sienten lo suficientemente valorados o queridos.

5. Permítele crecer

Es normal que un bebé no sepa hacer las cosas y que nosotros se lo hagamos todo, pero no es normal que sigamos haciéndolo cuando tiene, por ejemplo, 3 ó 4 años. Con esa edad son perfectamente capaces de vestirse, de desvestirse, de comer solos y de muchas otras cosas. Si alargamos el "se lo hago porque así voy más rápido" nos convertiremos en sus sirvientes y ellos en niños poco autónomos, así que déjales crecer, déjales intentarlo y déjales dar rienda suelta a sus ganas de aprender.

6. Ármate de paciencia y no le pegues ni castigues

Porque de los dos, el adulto eres tú. Y eso quiere decir que eres tú el que tiene más capacidad de razonar y de encontrar soluciones para transmitirle el mensaje que le quieres hacer llegar, y no es positivo hacérselo aprender a través del dolor ni la humillación. No es bueno, ni lógico, aprender cosas importantes de esa manera, sino desde una posición más positiva y práctica, a través del diálogo y a través del ejemplo.

Digamos que es siempre mejor que sean buenas personas porque sienten que deben ser así, que no que lo sean porque sienten que si dejan de serlo alguien les castigará.

7. Quiere y respeta a la pareja

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Parece una obviedad, pero un buen padre (o una buena madre) tiene que ser también una buena pareja, porque el niño tiene un padre y una madre y la relación con el niño será siempre mejor si la relación entre ellos es buena. Y si no lo es, porque la pareja se rompe, el respeto debe seguir estando presente, porque seguimos siendo sus referentes y sigue aprendiendo de nosotros y de cómo nos relacionamos con los demás. Imaginad lo que debe sentir un niño que ve que las dos personas que más quiere en el mundo se hacen daño entre sí.

8. Sé un buen ejemplo

Sé mejor persona. Sé un buen ejemplo. Ellos aprenden más por lo que ven que por lo que les dices, así que es muy importante ser aquella persona que quieres que tus hijos sean. Lo del "haz lo que digo, no lo que hago", es gracioso en ciertas situaciones, pero reprobable en otras y un auténtico peligro que puede llegar a socavar nuestra autoridad. Cualquier día podrá decirnos "¡sí, claro, quieres que haga esto pero luego tú no lo haces!", y no tendremos argumentos para responder.

9. Reconoce tus defectos en él

Lo bueno de que copien nuestras acciones es que si somos mejores personas, si somos buenos ejemplos, pueden llegar a serlo también. Lo malo, que también son capaces de copiar nuestros defectos, y puede ser curioso ver que hacen lo que hacemos y no deberíamos (o no nos gustaría). Si se comportan de cierto modo porque nosotros lo hacemos (si por ejemplo llevamos una época más nerviosos y gritamos más de la cuenta, es posible que ellos empiecen también a gritar más de la cuenta), vale la pena hacer un poco de introspección y pensar aquello de "madre mía, se está comportando como yo", y en vez de recriminárselo, tratar de cambiar nosotros.

10. Escúchale, mucho

La comunicación es el pilar de una buena relación entre padres e hijos, así que vale la pena que le dediques tiempo y le escuches. Y que lo hagas con atención, para que se sienta comprendido y escuchado, y se establezca una buena relación de comunicación. Si no le escuchas, si solo asientes mientras piensas en otras cosas, llegará un día en el que ni siquiera se molestará en contarte las cosas, y quizás se quedará sin decirte algo importante que le pueda estar pasando.

11. Da valor a sus decisiones y opiniones

No quiero decir con ello que hagas lo que te diga, pero cuando tenga una opinión o tome una decisión, escúchale y hazle saber que te parece importante que te lo explique. Si no puede hacerse lo que quiere, explícale el porqué de manera tranquila, ofreciendo tus argumentos. Así iniciaréis una relación llena de negociaciones en la que aprenderá a dialogar, negociar y a conseguir las cosas de uno o de otro modo, o a entender por qué no puede conseguirlas. Con todo, aprenderá a pensar y a encontrar soluciones a los posibles problemas que se vaya encontrando en la vida, algo que muchos adultos aún no han aprendido a hacer.

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