Soy psicóloga y así he logrado superar la amaxofobia, el miedo a conducir que también ha confesado sufrir Penélope Cruz

Soy psicóloga y así he logrado superar la amaxofobia, el miedo a conducir que también ha confesado sufrir Penélope Cruz
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Hace unos días leíamos una noticia con la que muchos de nosotros nos sentimos identificados: Penélope Cruz confesó para Elle sufrir amaxofobia, es decir, fobia a conducir. Así lo expresó:

“Tengo miedo de conducir”. “Mi hermana fue atropellada por un coche que iba delante de mí cuando yo tenía ocho o nueve años. [...] Y para mí el tiempo se detuvo. Es un gran trauma, porque la vi perder el conocimiento. Y yo estaba paralizada en el hospital, diciéndole a la gente: 'Oh, mi hermana acaba de ser atropellada por un coche'”.

Cuando leí la noticia pensé en todas las personas que me habían confesado este mismo miedo, ya sea dentro o fuera de consulta, y conecté con mi propia experiencia, ya que yo misma sufrí, durante mucho tiempo, fobia a conducir. Y aunque pueda parecer que ser psicóloga ayuda, al final seguimos siendo humanas y tememos lo mismo que todos. Te cuento cómo logré superar este miedo.

La amaxofobia: una ansiedad al volante que paraliza

La amaxofobia afecta a un 28% de la población, y es una de las fobias más comunes junto a la fobia a volar, fobia a las alturas, a los espacios cerrados o a la sangre, entre otras.

Es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo irracional y persistente a conducir un vehículo. Se experimenta una intensa ansiedad ante la idea de conducir, ya sea en situaciones específicas (como en autopistas, en tráfico denso, o en lugares desconocidos) o de manera generalizada.

Por eso, se evita a toda costa conducir, algo que solo refuerza la fobia, o se conduce con elevada ansiedad. Las causas de la amaxofobia pueden variar, aunque una de las más comunes es haber sufrido un accidente. Así, pueden (y suelen) incluir experiencias traumáticas relacionadas con la conducción, miedo a perder el control del vehículo, temor a tener un accidente o preocupaciones sobre la seguridad propia o de los demás en la carretera.

El origen de mi fobia

En mi caso, te cuento el origen de mi fobia porque creo que el origen traumático es de los más comunes, y te puedes sentir identificado; a mí me costó sacarme el carnet de conducir (la parte práctica); lo hice en Barcelona (con todo el tráfico que te puedes imaginar), y ahí ya me sensibilicé con esta situación (generándome mucha ansiedad).

Aprobé a la quinta y en ese momento ya había asociado la tensión y la ansiedad con el momento de conducir. Además, después de sacarme el carnet estuve un tiempo sin conducir (error), y al cabo de un tiempo empecé a hacer prácticas como psicóloga en el Institut Guttmann.

Se trataba de un hospital de neurorrehabilitación donde atienden, precisamente, a personas que han sufrido un accidente de coche o moto (u otras circunstancias) y que han tenido una lesión medular (lo que implica ir en silla de ruedas). Creo que esto acabó de acentuar mi miedo a conducir.

Cómo logré superar la amaxofobia a través de estos pasos

Desde un punto de vista psicológico, y según los manuales de referencia, la terapia de elección para superar la amaxofobia es la terapia de exposición junto a la terapia de reestructuración cognitiva. Esto se traduce en afrontar progresivamente la situación de conducir (ya sea en imaginación, en vivo o a través de realidad virtual), e ir cambiando los pensamientos catastrofistas por pensamientos más realistas, funcionales y adaptativos.

Pero en mi caso concreto, ¿cómo lo superé? Os lo cuento resumidamente. Yo no realicé terapia psicológica (aunque también me hubiera ayudado). Lo que hice fue, empezar a conducir progresivamente, aún y teniendo miedo. Primero acompañada, en trayectos cortos y conocidos, en zonas con poca gente (aunque esto en Barcelona era difícil). Y poco a poco, me obligué a coger el coche para ir por zonas con más tráfico, en trayectos más largos por autopista, y a cogerlo yo sola.

El miedo seguía ahí, la ansiedad también, pero poco a poco mi cuerpo se acostumbró. También me ayudaba respirar profundamente o poner música tranquila durante los trayectos. Otra cosa que me ayudaba era decirme a mí misma que no pasaba nada, "todo está bien". Pensaba, "si pasa algo, si me pierdo, si tengo un accidente, etc., ya pediré ayuda; en el peor de los casos, tengo herramientas para gestionarlo".

Y hay una frase que me dijo mi padre en su día que también me ayudó mucho: "El coche es una máquina, va a hacer lo que tú le digas, nada más". Empecé a recuperar el control, hasta que un día, de camino al pueblo, me di cuenta de que estaba disfrutando conduciendo (hay gente incluso a la que le relaja).

He de decir que la fobia a conducir es muy resistente a la extinción. Esto quiere decir que, si pasas un tiempo sin conducir, vuelve a surgir. Por eso es tan importante ser constantes y sobre todo, saber que nunca podrás afrontar y superar este miedo sin pasar un poco (o bastante) ansiedad. Pero al final, se trata de que nuestro cuerpo-mente rompa la asociación entre conducir-peligro-ansiedad.

Y esto se hace exponiéndonos, progresivamente, adquiriendo herramientas que nos hagan sentir capaces y seguros (cada uno deberá encontrar las suyas propias), o pidiendo ayuda psicológica (cada caso es diferente). El proceso es difícil, angustioso y pesado, pero eso sí, la satisfacción que sientes al superar este miedo, es indescriptible. Es un chute para tu autoconfianza, y personalmente creo que intentarlo, cuando uno se siente con fuerzas, ¡merece la pena!

Foto | Portada (Penélope Cruz, Instagram)

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