Dejó de gastar dinero con 23 años pensando que se podría jubilar a los 30. Consiguió ahorrar 187.000 euros y "sentirse desgraciada"

Dejó de gastar dinero con 23 años pensando que se podría jubilar a los 30. Consiguió ahorrar 187.000 euros y "sentirse desgraciada"
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¿Hasta qué punto importa ahorrar, o a costa de qué debemos hacerlo...? Gwen Merz es una mujer que, una vez graduada, y con tan solo 23 años, empezó a buscar la independencia económica y la jubilación anticipada, inspirada por el movimiento FIRE.

Este movimiento, popular en Estados Unidos, significa "Financial Independence, Retire Early", es decir, "Independencia financiera, jubilación temprana". Los que propugnan este movimiento quieren ahorrar de forma muy temprana para lograr un capital suficiente y jubilarse pronto, sin necesidad de llegar a los 65-67 años.

Esta joven, que dirige el blog Fiery Millenials, aunque no se arrepiente de su decisión, sí afirma que viviendo así se sentía miserable y que apenas tenía vida social, lo que hizo darle un giro a su filosofía de vida ahorradora.

Así ahorró 187.000 euros con tan solo 27 años

Con solo 27 años, Merz logró ahorrar una impresionante suma de 200.000 dólares (187.000€), pero este logro no llegó sin consecuencias para su bienestar emocional y felicidad.

Durante 18 meses, desde su último año universitario hasta los primeros meses de su vida laboral, Merz se esforzó por ahorrar entre el 70% y el 80% de sus ingresos, lo que implicaba vivir con un presupuesto extremadamente ajustado. "Para mí era casi un juego ver si podía aumentar un poco más mi tasa de ahorro", afirma para Business Insider.

Para lograr estos ahorros, Merz alquiló una casa en el norte de Illinois, donde vivía en ese momento, por 900 dólares, y encontró un compañero de cuarto para reducir aún más su alquiler. Esto le permitió ahorrar para comprar un triplex.

Luego se mudó al triplex y alquiló las otras dos unidades por más de su hipoteca mensual. Dijo, también para Insider: "Tomé uno de los gastos más grandes que la gente tiene cada mes y lo convertí en una oportunidad de ingresos".

También evitó gastos en entretenimiento, sacrificando incluso actividades sociales con compañeros de trabajo que podrían haber beneficiado su carrera (y su vida social).

Una vida ahorradora pero infeliz

A pesar de sus esfuerzos por mantener este estilo de vida, Merz se enfrentó a la dificultad de encontrar una pareja que compartiera sus valores financieros. Además, vivir en un pequeño estudio como parte de su estrategia de "house hacking" (comprar una vivienda subdivida en dos o más unidades, con el objetivo de vivir en una parte y alquilar las otras) tuvo un impacto negativo en su calidad de vida, dejándola infeliz y estresada debido a la falta de espacio y comodidades.

Así, al cumplir los 27 años, Merz decidió ajustar su enfoque y reducir su ritmo de ahorro. Reconoció que, si bien su cuenta bancaria había crecido, otras áreas importantes de su vida se habían visto afectadas negativamente.

"Me di cuenta de que no me era posible ahorrar tanto y seguir teniendo una calidad de vida digna."

A raíz de ello, y de darse cuenta de que no era feliz, su perspectiva de la vida cambió y decidió empezar a gastar algo más en ocio, amistades y en su vida en general.

La vida de Merz ahora: mucho más valiosa

De esta forma, cinco años después de iniciar este proyecto, y con 200.000 dólares ahorrados -su objetivo final era mucho más para retirarse joven-, Merz encontró un trabajo en el que sí sintió que quería desarrollar una carrera como informática.

Esto le permitió mejorar su bienestar y encontrar un equilibrio más saludable entre ahorrar para el futuro y disfrutar del presente. A pesar de todo, Merz valora la experiencia y el aprendizaje que obtuvo durante ese período. Reconoce que fue una etapa valiosa que le permitió conseguir una sólida base económica para su futuro, mientras aprendía a priorizar su bienestar emocional.

Finalmente, Merz disminuyó su tasa de ahorro del 78% al 10%, despidiéndose así de la posibilidad de jubilarse a los 30 o 40 años. Actualmente tiene 32 años, está prometida, tiene casa propia, un trabajo que le encanta y, aunque mantiene su personalidad ahorradora, disfruta mucho más porque no quiere volver a sentirse vacía y desgraciada.

Fotos | Cortesía de Gwen Merz

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