Así me ayudó el triángulo dramático de Karpman a salir de relaciones de pareja dañinas y por fin ser feliz

Así me ayudó el triángulo dramático de Karpman a salir de relaciones de pareja dañinas y por fin ser feliz
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La psicología, entender ciertos conceptos, puede ayudarnos en nuestras relaciones y en nuestra vida en general. Yo misma lo he vivido; hace un tiempo, me veía entrando y saliendo de relaciones de pareja que me hacían sufrir.

Emocionalmente acababa muy cansada. Pero un día descubrí una teoría psicológica, el triángulo dramático de Karpman, que arrojó luz a muchas cosas que yo estaba reproduciendo sin darme cuenta.

Esta herramienta me ayudó a entender la dinámica tóxica de mis relaciones para transformarla en una dinámica más sana y equilibrada para mí (y para el otro). Te cuento en qué consiste.

El triángulo dramático de Karpman: los tres roles

El triángulo dramático de Karpman es un modelo psicológico desarrollado por el médico estadounidense Stephen Karpman en 1968, que es utilizado para entender las relaciones conflictivas y de manipulación.

Así, describe una interacción destructiva y repetitiva entre personas, especialmente en relaciones conflictivas. El modelo identifica tres roles que las personas pueden asumir en una dinámica conflictiva: Perseguidor, Salvador (o Rescatador) y Víctima.

Estos roles pueden intercambiarse entre los participantes y perpetuar el conflicto. En el contexto de una pareja, este modelo se puede aplicar de la siguiente forma:

1) Perseguidor:

  • Descripción: El Perseguidor es crítico, controlador y acusador. Se siente superior y cree que tiene la razón, por lo que tiende a culpar a su pareja de los problemas en la relación.
  • Comportamiento en la pareja: Puede manifestarse como críticas constantes, manipulación emocional o imponer sus puntos de vista. Por ejemplo, uno de los miembros puede culpar al otro de todos los problemas económicos o de la falta de atención en la relación.

2) Salvador:

  • Descripción: El Salvador intenta solucionar los problemas de la relación y proteger a la Víctima, pero lo hace de una manera que refuerza la dependencia y evita que la Víctima se haga responsable de sus propias acciones.
  • Comportamiento en la pareja: Puede tratar de "rescatar" constantemente a su pareja, ofreciendo soluciones no solicitadas o asumiendo responsabilidades que no le corresponden. Por ejemplo, alguien que siempre trata de resolver los problemas laborales o personales de su pareja, incluso cuando no se lo piden, y se siente indispensable.

3) Víctima:

  • Descripción: La Víctima se siente impotente, desamparada y sobrepasada por las circunstancias. Busca simpatía y apoyo de los demás, especialmente del Salvador.
  • Comportamiento en la pareja: Puede actuar de manera pasiva, esperando que el Salvador resuelva sus problemas y quejándose de su situación sin tomar medidas para cambiarla. Por ejemplo, una persona que se queja constantemente de su trabajo o de la relación, pero no toma ninguna acción para mejorar la situación.

Ejemplo de una dinámica en pareja a través de este modelo psicológico

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Película 'Historia de un matrimonio' (2019)

Veamos cómo se traslada la teoría a la práctica, a través de un ejemplo ficticio de pareja:

  • Situación inicial: María (Perseguidor) critica constantemente a Juan (Víctima) por no ayudar lo suficiente en las tareas del hogar.
  • Cambio de roles: Juan, sintiéndose atacado, asume el papel de Víctima y se queja de que María no aprecia todo lo que él hace. María se convierte en Salvador, tratando de justificar su comportamiento y explicando por qué es necesario que Juan cambie.
  • Nuevo ciclo: Juan, ahora en el rol de Perseguidor, critica a María por no entender sus problemas y sentirse sobrepasado. María pasa a ser la Víctima, quejándose de que Juan es demasiado exigente.

Este ciclo puede repetirse indefinidamente, con los roles cambiando entre ambos miembros de la pareja. El triángulo dramático perpetúa el conflicto porque cada rol refuerza los otros dos, y la relación se mantiene en un estado de tensión constante.

El triángulo dramático perpetúa el conflicto de la pareja, porque cada rol refuerza los otros dos, y la relación se mantiene en un estado de tensión constante.

Mi despertar al triángulo dramático

En mi caso, me di cuenta de que frecuentemente asumía el rol de la víctima en mis relaciones. Me sentía atrapada, sin poder y constantemente buscaba a alguien que me rescatara.

Pero a veces, cambiaba de rol y me convertía en la salvadora, tratando de arreglar a mi pareja y resolver sus problemas, esperando que eso mejorara nuestra relación. Otras veces, me encontraba siendo la perseguidora, culpando a mi pareja por todos nuestros problemas.

Reconocer esta dinámica fue el primer paso para salir de ese círculo vicioso que en realidad, solo me generaba sufrimiento. Entender que todos jugamos estos roles en algún momento me ayudó a ver mis relaciones desde una perspectiva diferente y a darme cuenta de que tenía el poder de cambiar. ¿Qué es lo que me ayudó a mí?

Estrategias que me ayudaron a romper el ciclo

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Película 'Perdida' (2014)

1) Poner autoconciencia

Empecé a observarme a mí misma y mis patrones de comportamiento. Reflexioné; ¿Cuándo me sentía como una víctima? ¿Cuándo intentaba salvar a mi pareja? ¿Cuándo culpaba o criticaba? 

Esta autoconciencia me permitió identificar y detenerme cuando notaba que caía en uno de estos roles. Y también, me ayudó a decidir si quería seguir o no manteniendo una relación.

2) Responsabilizarme

En lugar de culpar a mi pareja o de esperar a que alguien más resolviera mis problemas (en ese rol de víctima del triángulo), asumí la responsabilidad de mi felicidad

Opté por dejar de quejarme de lo que no podía cambiar (sin dejar de validar mis emociones), y cogí las riendas de las cosas que sí dependían de mí. Empecé a trabajar en mí misma, en mis propias necesidades y deseos, y dejé de esperar que alguien más lo hiciera por mí.

3) Respetar mis necesidades

Empecé también a respetar mis necesidades. Cuando sentía que algo lo estaba haciendo por el otro (de forma sistemática), anteponiéndolo a mi bienestar, hacía 'click' y lo detenía. Me paraba a reflexionar. Empecé a poner límites, a decir 'no'.

Y en lugar de sacrificarme a toda costa por mi pareja (en ese rol de salvadora), empecé a preguntarme qué necesitaba yo para sentirme bien, y a comunicarlo. Tal vez, ¿tiempo para mí? ¿Tiempo en pareja? La clave fue irlo detectando para, poco a poco, cambiar de rol y situarme en un rol más proactivo y sano.

4) Comunicarme claramente

Finalmente, me centré mucho en mejorar mi comunicación (también, junto a mi pareja), en cambiarla, algo que supuso un antes y un después. Así, en lugar de culpar o criticar, empecé a expresar mis sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa, es decir, de forma asertiva.

Esto mejoró la relación con mi pareja y además, me ayudó a sentirme escuchada y valorada, sin encasillarme en ninguno de esos tres roles rígidos y dañinos.

Foto | Portada (Serie 'State of the Union', 2019)

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