Niños que duermen alterados, ¿cómo ayudarles?

Niños que duermen alterados, ¿cómo ayudarles?
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Hay niños que cuando tienen un par de añitos duermen de un tirón y otros que con cinco años siguen despertándose varias veces por la noche. Cada pequeño tendrá sus propios hábitos pero todos los niños, alguna u otra noche, pueden dormir alterados.

Cuando las alteraciones como despertares debidos a pesadillas o a hacerse pipí, a moverse mucho o rechinar los dientes… se repiten, puede afectar a la salud del niño y descanso de toda la familia. Por ello, aquí os dejamos algunos consejos para un sueño tranquilo del niño.

Pero antes recordamos que las necesidades de sueño varían según la edad y que los despertares nocturnos son fisiológicos y aparecen en un 20-40% de niños menores de tres años. Estas cifras van descendiendo con la edad, hasta situarse en un 2% de los niños de cinco años, según datos de la "Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia".

Intenta mantener con el niño o niña una adecuada higiene del sueño. Es importante que el tiempo previo a ir a la cama sea relajado y tranquilo. Entonces, nada de historias de miedo, juegos movidos o televisión. Antes de dormir las pantallas nos alteran a todos, también a los niños (y además, su visión es más frágil y puede verse perjudicada).

Lo que sí ayuda a relajarse son los baños placenteros, los cuentos infantiles, un pequeño masaje, hablar de lo que ha sucedido durante el día…

Niño tranquilo antes de dormir

Fuera pesadillas

Las historias de miedo pueden conllevar pesadillas, ante las cuales hay que tranquilizar al niño. Remárcale que ha sido un sueño, que no existe en la realidad. Que todos tenemos malos sueños de vez en cuando, pero que no son reales. Algunos “trucos” para que el niño se vuelva a dormir tras una pesadilla son tranquilizarlo con un muñeco que le transmita seguridad o quedándonos nosotros a dormir a su lado, dejar un ratito una luz tenue…

Al día siguiente, si el niño se acuerda de lo que ha sucedido, hemos de animarle a que verbalice la pesadilla, incluso a que la dibuje si está dispuesto, y podemos “completar” la narración o el dibujo con algún elemento que cambie la pesadilla y “acabe bien”.

Si las pesadillas infantiles se repiten podemos recurrir a cuentos de los que tratan los miedos (la oscuridad, los monstruos…), siempre consultándolos nosotros antes, porque cada caso es diferente y cualquier historia no se adaptará a nuestro niño.

Si el pequeño sufre estrés ha sucedido algún episodio traumático (separación de los padres, muerte de un familiar cercano…), pueden existir más pesadillas, por lo que es importante tratar estos temas, hablar con el niño para que no se guarde su dolor y miedos. En último extremo, si se ve afectada la salud del niño, consultar con un médico o psicólogo.

En definitiva, se trata de que el niño se sienta seguro, que venza el malestar o el miedo con nuestro apoyo.

Pipí por la noche

Recuerda que hacerse pipi por la noche es normal durante mucho tiempo. Si el niño lleva pañal los primeros años, no se despertará al orinarse y por tanto su sueño no se verá alterado, que es de lo que hablamos. La enuresis es un trastorno que se debería tener en cuenta a partir de los cinco años.

Alrededor de esa edad (si no ha sucedido antes) la enuresis desaparece de forma espontánea, pero se dan casos en los que ocurre demasiado tarde o no remite sin tratamiento, y puede llegar a crear un impacto emocional negativo en el niño y la familia.

Por ello, cuando van creciendo y el pipí se convierte en un factor que los despierta, que incomoda al niño, hay que plantearse si el niño o niña tiene el desarrollo madurativo suficiente para despertarse y levantarse cuando tiene ganas de orinar. Podemos ayudarle para reducir esos despertares limitando la ingesta de líquidos a última hora de la tarde y haciendo que el pequeño orine antes de ir a la cama. Si continúa, conviene consultar al pediatra.

dormir tranquilos

Niños estresados, consecuencias varias

El estrés o la ansiedad infantil pueden acarrear otras consecuencias como insomnio, bruxismo (rechinar de dientes durante el sueño), terrores, síndromes de piernas inquietas… Pero un niño al que le cuesta dormir, en principio, no tiene un trastorno. Tiene que darse muchas características para hablar de trastornos del sueño.

Aquí hablamos de pequeñas alteraciones del sueño, que son las más frecuentes en nuestros hijos e hijas. Cuando existen verdaderos trastornos (aunque no siempre es fácil discernir), como sonambulismo, terrores nocturnos… es necesario otro tipo de intervención. Os remitimos a este tema del que hace poco os hablamos.

Lo que está claro es que algunos hábitos pueden producir un estado de hiperalerta, como el consumo rutinario y antes de acostarse de chocolate, refrescos de cola, la realización de intensas actividades mentales, físicas o emocionales, el uso de tecnologías como el ordenador, videojuegos o teléfonos móviles… Intentemos que el ambiente y las condiciones para irse a la cama sean las propicias.

Cuando de manera esporádica el niño tenga dificultades para conciliar el sueño, se debe reflexionar sobre lo acontecido ese día por si encontramos una causa y no se le debe chillar o imponer un castigo, ni que asocie irse a la cama con castigos.

En definitiva, el sueño nocturno fragmentado e inestable provocado por diversas causas que retardan o interrumpen el sueño va a hacer que los niños duerman menos, que sea difícil despertarlos por la mañana cuando tienen que ir al cole, que tengan somnolencia diurna, que haya problemas escolares y, en definitiva, que su calidad de vida se vea afectada.

Un buen sueño es importante. El sueño tiene una función restauradora, favorece la producción de energía y la síntesis de proteínas, aumenta la liberación de hormona de crecimiento humano, reduce la respuesta al estrés, favorece la regeneración celular y es importante en determinados procesos mentales, como la atención, la memoria, el aprendizaje...

No pierdas la calma si el niño se despierta o no quiere ir a la cama porque le cuesta dormir, ya que nuestra tranquilidad es fundamental para la suya. En este sentido, es bueno que la pareja se turne a la hora de acompañar a los niños con dificultades en el sueño, acudir a media noche...

Es importante que nuestros hijos duerman tranquilos, y es posible ayudar a los niños que duermen alterados con estos consejos. Probablemente cada vez estemos más cerca de que disfruten del necesario y reparador sueño.

Fotos | Thinkstock
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