Riesgos físicos del azote

Riesgos físicos del azote
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Hablaba recientemente de los peligros emocionales y morales que supone para un niño el recibir azotes de sus padres. Pero la cosa no se queda aqui, el ejercer violencia física sobre los niños es además una conducta llena de riesgos que puede tener graves consecuencias para la salud corporal de los niños. El azote también conlleva riesgo físico.

Lo cierto es que me sonrojo al explicarlos, pero espero que, si lo anterior no fue suficiente, esto al menos deje una huella en quienes no han rechazado el pegar, aunque se “un poco” a los niños.

Dar un azote en el culo es peligroso. En lo más profundo de las nalgas está el nervio ciático. Este nervio recorre toda la pierna y es el más largo del cuerpo. Incluso un azote no muy fuerte puede causar un traumatismo en el nervio, produciendo una inflamación de este que afecte a la movilidad de la pierna, temporal o definitivamente. Si se llega a producir un morado interno por la rotura de vasos el daño puede ser serio. Y sea como sea, duele, y el dolor no es una manera de lograr ni comprensión ni obediencia.

Además, en esta zona están los huesos que finalizan la columna vertebral y un glope puede causarles daño, además de que, al agacharse para recibir un azote, podemos dañar los órganos sexuales, que quedan expuestos al azote. Y sabemos que esta parte del cuerpo es muy sensible y delicada.

Otras formas de ejercer violencia hacia los niños son las sacudidas y los golpes en las manos, que también tienen sus riesgos físicos.

Las manos son una parte del cuerpo que no tiene grasa subcutánea que las proteja y están llenas de vasos sanguíneos y nervios, que podrían ser dañados por los golpes, llegando, en los casos más extremos, a poder producirse roturas y dislocaciones de huesos, músculos y tendones.

Sacudir al niño es también muy peligroso. Los músculos del cuello no pueden sujetar la cabeza en esas circunstancias y se han señalado consecuencias de gravedad, que van desde la ceguera, el daño cerebral, daño en las vértebras o los músculos y hasta la muerte.

En realidad, a pesar de que creo necesario alertar sobre lo que un golpe puede hacer a un niño, lo más profundo es que cualquier parte del cuerpo humano no está hecha para ser agredida, bajo ninguna circunstancia y en ninguna medida. Ninguna mujer debe consentir que un hombre le pegue, aunque sea “un poco y sin dejar marcar”. No deberíamos consentir que ningún niño reciba lo que hacia los adultos es inadmisible.

Los azotes pueden tener consecuencias físicas en la salud de un niño y ningún niño merece ser pegado, nunca, jamás, bajo ninguna excusa.

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