¿Por qué con el frío hay más catarros y gripes?

¿Por qué con el frío hay más catarros y gripes?
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El catarro y la gripe son enfermedades que suelen contraer los niños cuando bajan las temperaturas. El frío en sí mismo no es motivo para contraer la enfermedad, pero sí es verdad que los contagios se producen con mayor frecuencia en otoño y en invierno. La pregunta que intentaremos responder es: ¿por qué con el frío hay más catarros y gripes?.

No se ha determinado una única causa, pero sí factores que parecen predisponer a que haya más contagios durante los meses más fríos del año. El frío no es una causa en sí misma pero favorece la propagación de los virus que causan estas enfermedades. Es por eso que tendremos que hacerle caso al consejo de la abuela y abrigar muy bien a los niños antes de salir de casa.

Antes de enumerar esos factores, explicaremos más en profundidad qué son el catarro y la gripe, que aunque se suelen confundir son enfermedades diferentes, ambas producidas por virus, y los síntomas que provocan.

El catarro o resfriado

El catarro o resfriado es una infección viral leve del sistema respiratorio superior, muy contagiosa, causada principalmente por dos tipos de virus: rinovirus y coronavirus.

Los síntomas duran entre tres y diez días y se caracteriza por estornudos, secreción nasal, dolor de cabeza, goteo y congestión nasal, ojos llorosos, picor, dolor o flema en la garganta, tos, cansancio y una sensación de malestar general. No hay fiebre, o en caso de haberla es muy baja. Esta es la principal diferencia con la gripe, que cursa con fiebre alta.

El catarro no se cura con medicinas. Los antibióticos están contraindicados tanto para el catarro como para la gripe, pues son enfermedades causadas por virus y no por bacterias.

La gripe, gripa o influenza

Es habitual confundir el catarro con la gripe, pero son enfermedades diferentes. La gripe, gripa o influenza es una infección provocada por el virus de la influenza que afecta principalmente a las vías respiratorias y se contagia fácilmente, siendo los niños pequeños principales transmisores del virus.

Es una de las enfermedades más frecuentes y pueden padecerla varias veces durante el año. Los síntomas son fiebre alta (más de 38,5 grados), dolor de cabeza, tos y mocos (al principio tos seca y congestión que luego evoluciona en tos productiva), en algunos casos pitidos al respirar (sibilancias), malestar general, dolor muscular y a veces también dolor abdominal acompañado o no de vómitos. Es frecuente en los niños que haya pérdida de apetito e irritabilidad.

Requiere de muchos cuidados ya que puede complicarse y convertirse en una enfermedad más grave como la neumonía.

¿Por qué con el frío hay más catarros y gripes?

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Contacto con otros niños en espacios cerrados

Como decíamos antes, no es el frío en sí, pero las bajas temperaturas hace que los meses de invierno los niños pasen muchas horas en contacto con otros niños en espacios cerrados, especialmente los niños que van a guarderías y colegios. Son verdaderos caldos de cultivo.

Luego los pequeños van a sus casas y propagan la enfermedad a sus hermanos, padres, primos u otros niños con los que juegan fuera del colegio. Es inevitable que se produzca una multiplicación del virus haciendo que haya más infecciones. Claro que la infección no se produce si no hay agente infeccioso. Es decir, el niño tiene que tener contacto con el virus para que haya contagio.

Durante las épocas más frías y más húmedas del año tendemos a estar más juntos en lugares cerrados durante más tiempo. Se ha comprobado que, en lugares en los que no hay primavera-verano-otoño-invierno sino una estación seca y otra húmeda, la incidencia de este tipo de infecciones es mayor durante la estación húmeda, probablemente por esta misma razón.

Hay virus más resistentes al frío

Un equipo de investigación de Estados Unidos descubrió hace unos años que los virus se cubren de un material graso que se endurece como un gel protegiéndolos en el frío. Este recubrimiento se derrite al entrar en contacto con las altas temperaturas del tracto respiratorio, haciendo que la capa externa desaparezca y el virus infecte a las células.

Esta resistente capa elástica alrededor del virus que se forma en temperaturas frías le ofrece la protección que se necesita para pasar de persona a persona, con lo que la probabilidad de infección aumenta según hace más frío. Incluso es tan robusto que puede resistir ciertos detergentes.

Narices frías

Este factor es muy curioso. Seguro que muchos de vosotros, como yo, tenéis la costumbre de tocar la punta de la nariz de vuestros hijos como si fuese una especie de termómetro. Si está demasiado fría, es señal de alarma.

Detrás de este gesto hay una explicación científica. Al parecer, al estar expuesto a bajas temperaturas el organismo tiende a retirar sangre de las “zonas prescindibles”, como la nariz. De ahí que, cuando hace frío, lo primero que se enfría son las manos, la nariz, los pies, etc. Si dos personas tienen un rinovirus (del catarro) en su nariz, la probabilidad de que el virus prospere y se extienda es mayor en la persona expuesta al frío que en la que no lo está.

Debido al menor flujo sanguíneo hay una menor presencia de leucocitos y una mayor facilidad de expansión del virus.

Cuando hace frío, los cilios (pequeñas vellocidades) y las mucosas nasales, el sistema de defensa natural que tenemos en la nariz, pierden movilidad, lo que impide que controlen el paso de microorganismos que por tanto penetran más profundamente en el organismo.

Otros factores que hacen que los niños tengan más catarros y gripes en invierno

A estos tres que explicamos, hay que sumar otros factores asociados al catarro y a la gripe como son la contaminación domiciliaria que se produce en las casas en invierno a causa de una menor ventilación, la sequedad ambiental y los cambios bruscos de temperatura.

El cansancio también parecer estar relacionado. Según estudios realizados, puede influir en la reacción del sistema inmune ante la infección.

Breves recomendaciones

Hemos intentado encontrar respuestas científicas a por qué con el frío hay más catarros y gripes. Por lo tanto, conociendo algunos de los factores que predisponen a niños y adultos (digo algunos porque seguramente la ciencia se encontrará de hallar nuevas causas), lo que está en nuestras manos es intentar prevenir, en la medida de lo posible, el contagio.

Las principales recomendaciones son: lavarse las manos con frecuencia, abrigarse bien y procurar que el niño esté bien dormido y bien alimentado para impedir que los oportunistas virus ataquen el organismo de nuestros pequeños.

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