Es el dibujo de una ola más famoso del mundo, pero el protagonista del cuadro está oculto y no es la ola

Es el dibujo de una ola más famoso del mundo, pero el protagonista del cuadro está oculto y no es la ola
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La gran ola de Kanagawa es un famoso cuadro realizado por el artista japonés Katsushika Hokusai entre 1830 y 1833, una obra que se ha convertido en todo un icono y un símbolo indiscutible de la cultura de Japón. El elemento más llamativo de la obra es, evidentemente, la gran ola, pero lo que pocos conocen es que el verdadero protagonista no es la ola. Para encontrarlo hay que afinar más el ojo.

Iván Trujillano, historiador del arte, analiza en X este famoso grabado creado con la técnica de estampa japonesa ukiyo-e, muy popular durante el período Edo, un momento de esplendor en el arte en ese país.

Durante años, el maestro del grabado de paisajes Hokusai se obsesionó con el Monte Fuji, creando una colección de '36 vistas del Monte Fuji' visto desde diferentes perspectivas. La gran ola no era en realidad una imagen independiente, ni mucho menos, sino que formaba parte de esta serie artística de colores vibrantes.

A mediados del siglo XIX sus grabados, así como los de otros artistas japoneses, llegaron a París, y fueron admirados por artistas impresionistas del Viejo Continente como Vincent Van Gogh, Paul Gauguin y Henri de Toulouse-Lautrec, cuya obra se ve profundamente influenciada por estos grabados.

El Monte Fuji: el verdadero protagonista de la gran ola

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El paisaje se compone de tres elementos: la furia del mar agitado por una tormenta o un tsunami, tres barcos que naufragan y una montaña. Lo primero que vemos es una enorme ola, mientras que el Monte Fuji pasa casi desapercibido al fondo de la obra.

Trujillano lo explica:

"Es el Monte Fuji, el gran símbolo de la unidad de Japón. Este permanece impasible, templado y majestuoso, contemplando la tempestad del mar".

La morfología de las olas es hipnotizante, añade. "Consigue dotarlas de una gran sinuosidad y naturalismo. Transmiten una gran profundidad, gracias a la irregularidad de su contorno (la naturaleza, imperfectamente perfecta)".

El color también es significativo. Ha elegido dos tonos de azul diferentes, en el que destaca el uso del Azul Prusia, traído de Europa.

La evolución de la gran ola de Kanagawa

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Pero el cuadro no fue siempre así, sino que ha ido cambiando. Hokusai llegó al diseño final tras varios años de trabajo y de haber realizado otros dibujos. Existen tres trabajos similares, que datan de unos 30 años antes de la publicación de la gran ola, que pueden considerarse como los precursores.

El primero es Primavera en Enoshima (1797), uno de los primeros trabajos del artista en el que vemos una ola, pero donde el agua no es la única protagonista, ya que también pone en primer plano a un grupo de figuras que se pasean por la playa.

Los siguientes son Kanagawa-oki Honmoku no zu (Vista de Honmoku desde Kanagawa, 1803) y Oshiokuri Hato Tsusen no Zu (Barco de carga luchando contra las olas, 1805), donde vemos una temática idéntica al de la gran ola: en el primer caso hay un barco de vela, en el segundo uno de remos, ambos en medio de una tormenta y en la base de una gran ola que amenaza con devorarlo.

En el segundo, el artista reorganizó la composición y colocó la ola del lado izquierdo, una decisión que definió el carácter de la obra. La ola luce más activa, dinámica y agresiva, lo que da la sensación de amenaza, y posteriormente la perfecciona en la versión definitiva mucho más poderosa, en la que añade aún más fuerza y movimiento con detalles de espuma en la cresta.

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