Si entendemos que los bebés nos necesitan de día, ¿por qué no entendemos que nos necesitan de noche?

Si entendemos que los bebés nos necesitan de día, ¿por qué no entendemos que nos necesitan de noche?
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Los bebés son seres dependientes. Nos necesitan para comer, estar tranquilos, sentirse seguros y hasta para dormirse, ya que sin nuestra ayuda difícilmente concilian el sueño. Esto lo entendemos todos, de igual modo que podemos entender que un niño de seis o de ocho meses nos siga necesitando para todo ello y nos reclame para no quedarse solo.

Ahora bien, muchos teóricos expertos en el sueño infantil siguen ofreciendo consejos bastante desfasados, explicando a los padres que los niños de seis meses ya pueden dormir toda la noche y que ya tienen que hacerlo solos en sus habitaciones. Esto es bastante inexplicable y en cierto modo absurdo, porque si entendemos que los bebés nos necesitan de día y lo vemos normal, ¿por qué no entendemos que nos necesitan también de noche?

Los bebés, esos pequeños seres indefensos

Sí, las crías de los humanos son las más indefensas y dependientes que hay. Lo son porque gracias a que somos una especie inteligente no necesitan empezar a correr para huir de otros animales que les quieren comer en cuanto nacen. Si hay que correr, ya lo hacemos nosotros, sus padres, con ellos en brazos. Pero tampoco es el caso. Nacen inmaduros, muy inmaduros, y en consecuencia muy indefensos.

Vienen provistos de algunos reflejos básicos, algunos de ellos inútiles y simples reminiscencias de nuestro pasado como monos (ya me diréis para qué sirve el reflejo de prensión en los pies, si no nos vamos a coger con ellos de ninguna rama), pero con unos instintos muy desarrollados que les ayudan a asegurar su supervivencia.

Estos instintos son los que les hacen llorar si se sienten solos, llorar si les coge alguien que no conocen, llorar si tienen hambre, llorar si tienen sueño, llorar si sienten frío o calor, llorar si algo les molesta, llorar si... vamos, que todo lo que les parece que les hace peligrar, les hace llorar para solucionarlo. No es algo racional, ellos no piensan "tengo hambre, voy a llorar para que me den" o "leches, qué solo me he quedado, a ver si llorando un poco viene alguien a hacerme compañía, que me aburro", ellos lloran de verdad, porque de verdad su cuerpo les está diciendo que solos no están bien, que tienen que huir o luchar, que tienen que hacer algo para asegurar su supervivencia.

Y mira, parece que los padres, más o menos, o al menos cada vez más, vamos entendiendo que esto es así, que lloran porque sufren y porque nos necesitan. De hecho, son ya muchos los padres que conocen lo que es la angustia de separación, ese momento que llega hacia los ocho meses, cuando empiezan a entender que existen como individuos únicos y que si se separan de sus cuidadores, y sobre todo de su madre, el peligro se multiplica. Ese momento en el que de repente no consiente que un extraño le coja o que su madre se separe de él.

Pues bien, si parece que entendemos que por el día nos necesitan y que les tenemos que acompañar para que se sientan a gusto, ¿qué pasa por la noche? ¿Por qué nos creemos a esos que nos dicen que de noche pueden y deben estar solos?

A los niños les da igual que sea de día o de noche

Nada cambia. Para los niños nada cambia. Sé que nosotros cerramos los ojos y lo que esperamos es descansar, dormir, porque al amanecer nos espera otro largo día en el que necesitamos estar en unas condiciones mínimas, pero para ellos no cambia nada porque ellos no saben si habrá un mañana y, de hecho, ni les importa. Aún no se avanzan a ello, aún no piensan "necesito dormir 12 horas para mañana poder abrir bien los ojos y empaparme de mi entorno", así que ellos, de noche, siguen rigiéndose por sus instintos, esos que le dicen "si tú ves que no estás tranquilo, si ves que algo no encaja, tú quéjate, hombre, llora, hazles saber a tus padres que de noche también les necesitas".

Y oye, dicho así parece bastante lógico, pero no sé por qué motivo, quizás porque uno es padre sólo cuando tiene un hijo y no antes y porque acaba pensando que los expertos y los demás saben siempre más que tú de algún tema, los padres y madres han acabado por creerse eso de "tiene que dormir en su habitación, y tiene que dormir toda la noche sin despertarse, porque si no lo hace se debe a que le habéis enseñado mal y a que tiene insomnio".

Insomnio. Qué tontería, si duermen más horas que nadie. Insomnio, qué tontería, si resulta que no haces nada y poco a poco duermen cada vez mejor. Si tuvieran insomnio porque hemos hecho mal las cosas seguirían teniéndolo de no hacer nada y, quién sabe, igual podrían hasta a llegar a dormir peor. Pero no, tú les vas atendiendo cada noche, les vas cogiendo si hace falta, les cantas, les meces, les envuelves con tus brazos protectores, les paseas, les acunas, les das el pecho (si eres mujer), les... y resulta que se duermen y que, cuando van creciendo, ya no hace falta cogerles, sino que les haces lo mismo tumbado a su lado, acariciándoles el pelo y la espalda después de contarles un cuento. Y se duermen. Y sigue pasando el tiempo y sucede que ya ni siquiera hace falta que estés a su lado. Unos días puedes y les cuentas el cuento, les das el beso y se duermen solos. Otro día no puedes y son ellos los que ojean las páginas de algún libro, apagan la luz y se duermen.

No, no era insomnio, era instinto, que también empieza por "i", pero no quiere decir lo mismo. El insomnio es una enfermedad, el instinto es algo que tu cuerpo te hace hacer por algún motivo. Si eres un bebé, por supervivencia, por seguridad. Luego, cuando el niño crece, cuando entiende nuestras palabras y cuando sabe, por fin, que después de la noche vendrá el mañana, el instinto se controla por su inteligencia, por su raciocinio. Por eso, precisamente por eso, no debemos forzar nada, sino simplemente esperar con comprensión, con cariño, con sentido común, y mandando a paseo a los expertos que nos dicen que lo que tenemos que hacer es que nuestros hijos sufran y lloren por las noches sin necesidad.

A no ser... que quieras hacer más caso al experto que a tu hijo

A no ser, claro, que prefieras hacerle más caso al que dice que todos los niños del mundo tienen que dormir solos a los seis meses, y hacerlo durante toda la noche, que a tu hijo, que te está diciendo que vale, que le parece muy bien, pero que de solo nada y que de noche se va a despertar, sí o sí, hasta el día en que pueda dormir toda la noche a pierna suelta porque su cerebro y su entendimiento le permitan hacerlo.

A no ser, claro, que prefieras poner a tu hijo en tu contra, hacerle llorar y empezar a verle como un niño que molesta porque hace lo que ningún otro niño hace (si te crees las palabras del experto, claro), siendo esto peligroso para el devenir de vuestra relación, pues ayuda a enfriarla y a distanciarte de él. No hay nada más lejano de la felicidad que creer que tu hijo hace las cosas para fastidiarte, no hay nada peor que creer que no debería comportarse así, no hay nada peor que enfrentarte a él pidiéndole que se duerma de una vez, y que deje de llorar, porque has perdido la paciencia y no le has sabido entender. Piensa en ello, por favor, la próxima vez que alguien te diga que si lloran por la noche no les pasa nada y que tienen que aprender a dormir solos y en su cuarto, por su bien, por vuestro bien.

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