Abuelas humanas y abuelas ballenas

Abuelas humanas y abuelas ballenas
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El tema que abordo hoy ha surgido de un estudio que trata de explicar la existencia de la menopausia en tres especies de mamíferos entre los que nos encontramos los seres humanos. Y, por consiguiente, la existencia de abuelas en estas tres especies: el ser humano, las ballenas piloto y las orcas.

Me fascina la etología, tanto como la antropología, pues estoy convencida que son la clave para llegar a la esencia de nuestro comportamiento, a las raices que nos hacen ser como somos y la mejor manera de descubir un método de crianza verdaderamente natural. Una de las cuestiones más fascinantes y definitorias del ser humano como especie es la menopausia, es decir, hembras que dejan de reproducirse con años de vida por delante. Y es algo que tenemos en común con otros animales: las ballenas piloto y las orcas, con ninguno más.

Abuelas humanas y abuelas ballenas. ¿No es curioso que solamente, entre todos los seres vivos, seamos nosotros tres los que tenemos abuelas?

Las hembras humanas dejan de poder reproducirse bastantes años antes de su muerte. Como decía anteriormente, las ballenas piloto y las orcas también tienen este curioso patrón de vida reproductiva. Recientemente se ha publicado un interesante estudio que trata de dar respuesta a las razones de esta característica.

Señalan que las ballenas son matrilocales, es decir, que los hijos se quedan en el grupo originario de su madre, en contacto con ella toda la vida, y la hembra que ya es menopaúsica tiene una relación con ellos y las hijos de sus hijas. Sin embargo se se señala que los humanos posiblemente tenían un patrón diferente, el habitual en las sociedades patriarcales y patrilocales, en los que la hembra se marcha al grupo del macho. Al respecto debo decir que realmente no se puede afirmar que esto fuera la norma en los momentos en los que el ser humano evolucionó como tal o cuando las hembras empezaron a tener menopausia.

Sin embargo si hay algo que exponen y que es cierto, la menopausia se relaciona con estructuras sociales en las que las hembras de edad se relacionan intensamente con el resto del grupo, quedando ligadas emocionalmente a sus miembros y colaborando de uno u otro modo en la supervivencia de las crías de los más jóvenes.

En el caso de las humanas las abuelas, maternas o paternas o ambas, dependiendo del tipo de sociedad, tienen un papel importante, transmiten conocimientos ancestrales a las mujeres jóvenes y sobre todo, las ayudan de manera práctica con los niños.

Según se considera hoy demostrado, tanto como pueden demostrarse estas cosas, las hembras humanas desarrollan la menopausia como una de las características que ayudará a la especie a su supervivencia. Las mujeres dejan de poder reproducirse antes de ser viejas, cosa que no sucede con otros primates, por ejemplo. Esto hace que puedan ayudar a sus hijas o nueras a cuidar a los niños y evita que unos hipotéticos hijos propios de la edad de los nietos compitan con ellos por recursos escasos.

No solo eso, sino que además se han descubierto datos que señalan que la menopausia temprana es una ventaja para la supervivencia de los niños, ya que sencillamente, se consiguen menos posibilidades de que su madre muera siendo ellos muy pequeños, lo que sin duda se relaciona con una mayor mortalidad infantil.

Las abuelas, las mujeres sabias, han sido además uno de los pilares de la civilización, quizá no reconocido y oculto, perdido en las crónicas que hablan de batallas y de conquistas, pero en nuestra historia como especie son mucho más valiosas y definitorias el cuidado diario entre los miembros de un grupo, el conocimiento de las plantas y las lluvias, los nacimientos de los niños, la alimentación y la cocina, las canciones de cuna, las leyendas y los abrazos.

Esto es muy sano, y muy hermoso. Sin embargo debemos considerar que el papel de las abuelas es el de sostén, proveedoras de cuidados a madres e hijos pequeños. El papel natural de las abuelas no es de interferir en las decisiones de los padres o en el vínculo y la emotividad de una madre y su hijo.

Este impulso instintivo de proveer cuidados, sin embargo, puede verse perturbado por otros factores culturales, las reminiscencias de la sociedad patriarcal, que trataré en otro tema pues me parece cada vez más significativo y explica algunos de los problemas habituales entre las jóvenes madres y las abuelas.

Por hoy, quede señalado este hecho tan curioso, la existencia de abuelas humanas y abuelas ballena, sobre el que me encantaría conocer vuestra opinión.

Via | Royal Society Publishing
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