Hace muchos años mis padres me llevaban los domingos al Parque del Retiro donde había un montón de mesas con artesanos que fabricaban y vendían bicicletas hechas con alambre. Verles trabajar era impresionante, cogían el alambre, lo retorcían con unos alicates y le iban dando forma hasta conseguir crear una bicicleta con un solo trozo de alambre y de un tirón. Creo que las vendían a 100 pesetas, unos 60 céntimos de euro.
Ahora se presenta 3Doodler, un bolígrafo, o al menos así se coge y se puede manejar, que permite realizar dibujos en 3D con unos resultados que me recordaron a aquellas bicicletas de alambre aunque ahora se pueden construir y dibujar un montón de cosas. El 3Doodler puede dibujar en el aire y los trazos se mantienen permitiendo realizar construcciones complejas.
El material empleado es plástico ABS, parece que es un tipo de material empleado en las impresoras en 3D, y puede escribir sobre una superficie o sin ella. El funcionamiento es muy sencillo, sólo hay que enchufar el lápiz a la corriente eléctrica y esperar a que alcance la temperatura necesaria para fundir el material y escribir en el aire. El plástico entonces se enfría y se obtienen resultados tan espectaculares como lo que se ven en el vídeo.
Se trata de un proyecto de Kickstarter, una iniciativa de estas colectivas que están arrasando en Estados Unidos y que permiten que un emprendedor disponga de fondos para realizar su proyecto a cambio de una compensación.
En este caso el producto no tiene precio definitivo porque todavía es sólo un proyecto. Aunque el plástico ABS que se utiliza sí cuesta entre 20 y 40 euros el kilo el lápiz se estima que puede venderse a unos 40 o 50 euros.
El 3Doodler mide 180 milímetros de alto por 24 milímetros de ancho. Pesa unos 200 gramos y en la página de Kickstarter indican que su uso está aconsejado para personas mayores de 12 años porque una de sus piezas es de metal y puede alcanzar temperaturas muy altas.
Aunque me parece que es un proyecto de estos que lucen de forma espectacular y atractiva en un vídeo sí que muestra un camino que seguramente tendrá éxito, y es el de trabajar con los plásticos que permiten imprimir en 3D y obtener aplicaciones de todo tipo. Y seguro que los niños formarán parte del objetivo de las inversiones y pronto veremos productos para que los niños realicen sus propias creaciones como muñecos, complementos, utensilios, etc.