Tras la puerta del aula: qué idioma se habla en las comunidades autónomas bilingües (diga lo que diga la ley)
Educación Infantil

Tras la puerta del aula: qué idioma se habla en las comunidades autónomas bilingües (diga lo que diga la ley)

HOY SE HABLA DE

Todos estamos de acuerdo en que los niños deben aprender castellano e inglés para tener ciertas garantías de un futuro profesional con éxito, pero cuando nos metemos con las lenguas cooficiales, en las comunidades autónomas que las tienen, ahí ya el debate se nos complica.

Yo soy profesora de física y química en Galicia, una materia que por ley en ESO se imparte allí en castellano, pero si en algún curso me toca dar biología y geología, entonces por ley la clase será en gallego. Desde 2010 tenemos un decreto de plurilingüismo que establece una lengua vehicular para cada materia con un reparto más o menos equilibrado entre el gallego y el castellano con el que algunos están de acuerdo y otros no, al igual que sucede con todos los decretos, vamos... Pero, ¿qué pasa realmente cuando se cierra la puerta del aula y nadie mira?

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Tal vez no debería contaros esto, por si hay algún inspector que me lee, pero el aula es un espacio privado en el que profes y niños deciden, de mutuo acuerdo, saltarse alguna que otra norma de vez en cuando y me consta que, con el tema del plurilingüismo, es relativamente habitual que eso pase...

En Galicia todos los profesores y profesoras hablamos como mínimo castellano y gallego, es obligatorio acreditar un nivel avanzado de ambos idiomas para presentarse a la oposición, es decir, no solo para aprobarla, sino también para entrar en listas y poder hacer sustituciones. Alumnas y alumnos suelen tener más soltura con uno que con otro dependiendo de su contexto social y familiar, pero entienden ambos a la perfección aunque, claro, cada uno prefiere aquel al que está más acostumbrado. ¡Menudo follón!

Bilingüismo en armonía y con ventajas

Pues no, cero problemas, la realidad es que los dos idiomas conviven en el aula en perfecta armonía sin que el hecho de combinarlos suponga para el alumnado complicación alguna. El libro de texto o los materiales de trabajo están a disposición siempre en la lengua vehicular oficial (castellano en unos casos y gallego en otros, dependiendo de la materia), pero, después, si alguien pregunta dudas en la otra lengua, la mayoría de profesores responden en esa aunque no sea la que marca la ley y así se pasan las clases, saltando de un idioma al otro constantemente. Bueno, yo no, yo doy la clase íntegramente en castellano cumpliendo siempre la ley, ¡por supuesto!

Esto de saltarse la ley, en general, está muy mal hecho, pero en este caso concreto yo le veo como mínimo un par de ventajas. Una es la de normalizar y otra la de ampliar vocabulario específico. En una materia que no es de ámbito lingüístico, en mi opinión, la lengua tiene que facilitar el aprendizaje, no complicarlo, y es por eso que entiendo que haya profesores que se salten la ley para responder dudas al alumno en la lengua en la que él se sienta más cómodo. Del mismo modo, el uso de las dos lenguas en un mismo contexto normaliza su cooficialidad y a la hora de estudiar determinados conceptos, hacerlo en los dos idiomas permite ampliar vocabulario que, por ser muy específico, en ocasiones no se trabaja en las clases de lengua.

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Otro tema es que, aunque en Santiago de Compostela que es donde yo trabajo afortunadamente no sucede, en Galicia sigue habiendo muchas zonas en las que el gallego sigue estando en clara desventaja con respecto al castellano. En esos lugares, en los que la familia no puede enseñarlo porque no lo tuvo como lengua materna por cuestiones políticas e históricas, la escuela puede y debe ponerlo en valor y darle el lugar que se merece porque es parte fundamental de nuestra cultura, de nuestra tradición y de nuestra identidad.

Hay conceptos y sentimientos que los gallegos no sabemos decir en castellano, algunos no se pueden ni traducir, como: morriña, enxebre, colo, rosmar… y hay cosas que aunque literalmente sí se podrían traducir al castellano nunca sonarían igual, como: nunca choveu que non escampara… También hay combinaciones maravillosas de los dos idiomas, que han traspasado ya nuestras fronteras y se entienden en cualquier lugar, como: bueno, carallo, bueno!

Para poder elegir un idioma libremente, hay que conocerlo

Afortunadamente los niños tienden a complicar las cosas mucho menos de lo que las liamos los adultos y para ellos lo importante es que nos entendamos todos bien y ya. La diversidad para ellos no es un problema ni en lo lingüístico, ni en ningún otro ámbito. En una misma clase puede haber niños de varias culturas, varias religiones, varias nacionalidades, varias lenguas maternas, diferentes capacidades físicas e intelectuales y eso, no solo no los separa, sino que los enriquece y les proporciona un contexto maravilloso para aprender más y mejor.

Cuando llega una alumna o un alumno de fuera que no habla gallego, o que no habla ni gallego ni castellano... compañeras y compañeros de aula son los primeros en ayudarle y traducirle lo que no entiende a otros idiomas que sí comprenda, dentro de sus posibilidades. Situaciones como esa incluso ayudan a despertar el interés de todos por aprender nuevas lenguas para facilitar la comunicación. Al final todo es cuestión de sentido común o, como diríamos en gallego, sentidiño.

Nunca les he escuchado decir a los niños que tenemos que establecer en clase un idioma único para hablarlo todos, ninguno, más bien lo que proponen es que aprendamos cuantas más lenguas mejor para que cada uno pueda expresarse en la que le dé la gana sienta como propia y los demás le podamos entender. Esta una de las ventajas de ser profe, ¡aprendes mucho del ejemplo de los niños cada día!

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