Las fases del garabato en los niños: así aprenden a dibujar

Las fases del garabato en los niños: así aprenden a dibujar
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Aproximadamente entre los 12 y los 18 meses los pequeños empiezan a interesarse por los lápices, las ceras y los rotuladores. Ya pueden cogerlos con sus manitas y les encanta pintarlo todo a su paso, aunque no sea sobre las superficies que deseemos, como el sofá o las paredes.

No es una travesura, el niño no es todavía consciente de que eso es incorrecto. Simplemente se han despertado en él o en ella sus habilidades artísticas que son muy importantes para su desarrollo y para su aprendizaje futuro.

La importancia de los primeros trazos

Debemos enseñarles que se pinta en las hojas y no en las paredes y comprarles las pinturas adecuadas, como rotuladores súper lavables, lápices gruesos que puedan agarrar mejor con sus manitas y ceras anchas sin envoltorio.

Los primeros garabatos son trazos descontrolados, impulsivos. Para hacerlos el bebé mueve todo el brazo desde el hombro, más tarde aprenderá a hacerlo desde el codo y luego controlará la muñeca y los dedos.

Pero, ¿por qué el garabateo, lo que para nosotros son puros rayajos, es tan importante para ellos? Pues porque además de desarrollar la creatividad del pequeño, le ayudan a expresar lo que siente, a fomentar su autonomía, y, principalmente, porque es la previa a la habilidad de escribir.

Los primeros garabatos son muy importantes para el desarrollo del niño. A través de ellos pueden expresarse, ayudan a fomentar la imaginación, la creatividad y son un ensayo para la escritura.

Las fases del garabato

Aunque parezcan ser irrelevantes, esos trazos son su primera expresión gráfica, así que lo mejor que podemos hacer los padres es estimularles para que pinten a sus anchas (si es en las hojas, mejor), festejarles sus creaciones y colocar los dibujos en un sitio visible de la casa.

Este período del dibujo infantil en el que el niño hace sus primeros garabatos y que sucede aproximadamente entre los dos y los cuatro años, se divide en tres fases: los garabatos descontrolados, los garabatos controlados y los garabatos con nombre. Veremos cuáles son las características de cada uno.

Los garabatos descontrolados

garabatos

De momento, es una mera descarga motora, una etapa de familiarización en la que la elección de los materiales y los colores no tiene aún una importancia significativa. Con el desarrollo del niño y una mayor comprensión del mundo que le rodea, los garabatos irán tomando poco a poco forma y contenido.

La primera etapa del garabateo está marcada por los garabatos descontrolados o desordenados. Son trazos sin ningún orden ni sentido. Varían en longitud y en dirección, incluso mientras los realiza el niño puede mirar hacia otro lado. No hay una coordinación cerebro-ojo-mano.

El pequeño sujeta el lápiz como mejor le viene; con toda la mano, desde la punta, con dos dedos, e incluso a veces del revés, pero generalmente ejerciendo mucha presión sobre el papel. Todavía no tiene control un control visual sobre su mano y realiza los trazos moviendo el brazo desde el hombro, y a veces moviendo todo su cuerpo. Poco a poco aprenderá a hacer el movimiento desde el codo y luego desde la muñeca y los dedos. Es frecuente que se salga del papel.

El niño no tiene intención de representar en el papel (o en el soporte que sea) nada que haya visto. El garabato en esta fase no tiene una función representativa sino que está basada en el desarrollo físico y psicológico. Hacen trazos incontrolados simplemente porque les produce placer. Les resulta agradable hacer garabatos porque disfrutan del movimiento que realizan al hacerlos.

En la etapa de garabateo descontrolado hay que proporcionarle al niño los materiales adecuados (ceras, folios, lápices de colores, etc.) porque lo mismo que dibuja en un folio puede hacerlo en un mueble, en una pared o sobre una mesa.

Los garabatos controlados

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A medida que va realizando trazos, el dibujo se va perfeccionando. Lo que antes eran rayas desordenadas hechas sin ningún control, empiezan a tomar forma. El niño descubre que hay cierta relación entre los movimientos que realiza y los trazos que quedan plasmados en el papel, comienza la relación de lo kinestésico (capacidad de usar todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos) con los pensamientos. Descubre el control visual sobre los trazos que ejecuta, por tanto son ahora garabatos controlados.

En esta etapa los trazos suelen ser más largos, y aunque aún toman una dirección impredecible, los realizan con entusiasmo y se esmeran por llenar toda la hoja. Aparecen reiteraciones de trazos circulares, líneas cortadas, puntos, etc. con centros de intersección.

Al placer de realizar movimientos que le resultan agradables se suma ahora la satisfacción de que empieza a dirigir su mano. En esta etapa de garabatos controlados, que abarca hasta aproximadamente los tres años de edad, se inicia la verdadera integración visual y motriz, la cual se completa al llegar a las primeras etapas de la adolescencia.

A diferencia de la etapa anterior, ahora sí hay una intención representativa. Intenta reproducir un pensamiento o algo que ha visto, aunque un adulto no puede reconocer lo que ha representado. A veces anuncia lo que va a dibujar y otras cambia de idea sobre la marcha.

Los garabatos con nombre

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Ya cuenta con un mayor dominio motor y es capaz de representar lo que ve, aunque a veces sus trazos no se parezcan en nada al objeto que quiere representar. Los trazos circulares y longitudinales evolucionan hacia formas más reconocibles. El niño da nombre a sus garabatos.

Asume que los garabatos son una forma de expresión y que a través de sus dibujos genera una reacción en los adultos. Por tanto, es importante animarle, sin cuestionar o intentar corregir su dibujo.

Tiende a centrar el dibujo ocupando distintas partes de la hoja y empieza a elegir los colores con intención.

El niño se concentra en representar las formas, le dedica mayor tiempo a ellas, aunque suelen combinar formas reconocibles con otras incomprensibles.

Al acabar las fases del garabato, alrededor de los tres años, comienza la etapa del dibujo preesquemático que tiene lugar entre los cuatro y los siete años de edad, en la que parecen representaciones comprensibles por el adulto. Generalmente, lo primero que logran dibujar es una figura humana con forma de “renacuajo” (un círculo para la cabeza y dos líneas verticales para las piernas).

Explicando las tres fases del garabato hemos hecho un interesante viaje por la primeras etapas del dibujo infantil. Los garabatos son la primera expresión gráfica del ser humano, por tanto, debemos estimular a nuestro hijos, animarles y facilitarles que se expresen a sus anchas.

Fotos | iStockphoto y Seo2 | Por Puro Amor Al Rap

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