Desarrollo del lenguaje en el niño: de dos a tres años

Desarrollo del lenguaje en el niño: de dos a tres años
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Seguimos repasando el desarrollo del lenguaje en el niño, el cual poco a poco se irá asemejando más al que empleamos nosotros en nuestro día a día.

Hasta ahora nuestro pequeño emitía frases de una sola palabra, iba ampliando su repertorio de sonidos, su capacidad de imitación le permitía repetir nuestras vocalizaciones o expresiones faciales, y su comprensión también se veía aumentada al poder discriminar mejor sonidos de su entorno.

Ahora, en la etapa que va desde los dos hasta los tres años, nuestro hijo seguirá enriqueciendo sus aptitudes lingüísticas. Veamos cómo lo hace.

Entre los 24 y los 30 meses

En lo referido a sonidos y vocabulario, es ahora cuando el pequeño comenzará a nombrar objetos concretos de su entorno siempre que quiera algo en concreto. Ya no nos dará pistas vagas sobre qué es lo que desea en ese momento. De este modo, será más fácil entenderle y evitar que se frustre ante la impotencia de que nadie le comprenda.

También es ahora cuando se refiere a sí mismo por el pronombre “yo”, además de emplear pronombres posesivos (“mío”). Será también capaz de hablar en plural añadiendo la “s” final a la palabra, aunque estas nuevas formulaciones no estarán siempre bien formuladas, ya que le costará (al principio) concordar correctamente género y número (“las perros”, “los casa”…)

Ahora que puede referirse a determinados objetos concretos, le resultará más fácil elaborar preguntas del tipo “¿qué es…?”, “¿dónde está…?”. Y esto tendrá importancia ya que será un paso previo a la realización de combinaciones de palabras más ricas en sus oraciones, notándose el uso de frases del tipo “Sujeto+Verbo” (“Nene come”) o “Sujeto+Adjetivo” (“Mamá guapa”…). Este tipo de combinaciones serán la base para la formación de construcciones del tipo “Sujeto+Verbo+Complemento” (“Nene come pan”).

Su repertorio de palabras expresivas también se va a ver incrementado notablemente, ya que a lo largo de este período de tiempo tendrá un repertorio de 300 palabras aproximadamente.

La capacidad de imitación verbal y gestual poco a poco va siendo más precisa, siendo ahora cuando nuestro hijo podrá repetir versos sencillos que escuche, podrá imitar modelos de acciones sencillas que vea en una imagen, podrá repetir modelos rítmicos sencillos o incluso, debido a que su capacidad de elaboración de frases está evolucionando, podrá imitar correctamente frases de hasta tres palabras.

Su comprensión continúa evolucionando al igual que el resto de sus capacidades lingüísticas, y se nota en que ahora es capaz de identificar acciones sencillas que están representadas en una imagen (ya hemos visto anteriormente que también será capaz de imitarlas) o de interpretar correctamente los significados de los sonidos que escucha (identificar cuando suena el teléfono, oye una ambulancia, un animal…).

También será ahora cuando comience a reconocer e identificar los nombres de las categorías familiares básicas (padre, madre, hermano…) y reconocer los nombres de la mayor parte de los objetos familiares y sus representaciones gráficas. Con respecto a él mismo, conocerá su propio nombre y apellidos.

La comunicación poco a poco va siendo más eficiente, pudiendo contar ahora algún acontecimiento reciente que le ocurriese, o responder a preguntas del tipo “¿qué es…?”, “¿qué hace…?”, “¿dónde está…?”, “¿de quién es…?” o “¿quién es…?”. En general, podemos apreciar como nuestro hijo dirige sus acciones a través del lenguaje, no sólo mediante monólogos mientras realiza una acción (aunque no estemos nosotros presentes para oírlo), sino explicando situaciones en las que usa principalmente nombres de cosas, acciones y personas. Además, dependiendo de la entonación de su voz, podrá otorgar a sus palabras un significado u otro, dependiendo de su estado interno.

Entre los 30 y los 36 meses

Aquí se inicia un período en el que el uso de los sonidos y el vocabulario empieza a ser cada vez más y más complejo; nuestro hijo comienza a usar distintos cuantificadores (todo, ninguno, mucho, poco…) y a hacer preguntas usando correctamente las partículas “cómo”, “cuándo”, “dónde” y “por qué”. Los verbos que emplea le sirven para describir lo que está haciendo o las acciones que ve representadas en su día a día.

Su repertorio de pronombres, preposiciones y demostrativos se encuentra en aumento, emplea el verbo “ir” más otro verbo en infinitivo para los diferentes tiempos (presente, pasado y futuro) y usa el gerundio para describr diferentes acciones (“Mamá está comiendo”), lo que nos hace ver que la competencia lingüística de nuestro hijo poco a poco es más elaborada.

Su lenguaje espontáneo cada vez cuenta con mayor número de artículos y plurales (los cuales cada vez emplea de forma más correcta). Además, usa (e imita) con frecuencia frases que cada vez van aumentando el número de elementos empleados, llegando en este momento a ser de hasta cuatro (“Papá no quiere pan”).

Con todo esto, vemos como su lenguaje expresivo se encuentra alrededor de unas 1.000 palabras, incluyendo además un amplio repertorio de fonemas en adquisición, como son los sonidos /b/,/p/,/t/,/g/,/k/,/f/,/j/,/ch/,/m/,/n/,/ñ/ y /l/.

En relación con este aumento de los sonidos y del vocabulario del niño, la comprensión también evoluciona, haciendo que el niño comprenda oraciones largas y cada vez más complejas, así como el porqué y el cómo de las cosas. Si le solicitamos algo, es capaz de comprenderlo mejor, aún si aumentamos el número de objetos o de las acciones a realizar. Por ejemplo: “coge el vaso y los cubiertos”, “recoge y guarda la ropa”, “recoge los juguetes y ponte el abrigo”, etc.

La comprensión de aspectos temporales (noche, mañana…), espaciales (encima, debajo, delante, detrás…) y de diversos adjetivos comunes, dotan al pequeño de una capacidad comprensiva cada vez más grande. Además, un aspecto curioso de esta etapa es que el niño es capaz de identificar sus errores lingüísticos y de corregirlos mediante ensayo y error, algo que hasta ahora no era capaz de hacer.

Finalmente, observamos como su capacidad de comunicación le permite emplear verbos para describir lo que está haciendo o lo que ve en unas imágenes, así como describir lo que ha hecho utilizando frases, como hemos dicho anteriormente, de hasta cuatro elementos.

Pero lo más importante es que nuestro hijo va comprendiendo que es capaz de dirigir su acción a través del lenguaje, o lo que es lo mismo, ha descubierto la función reguladora del lenguaje.

Conclusión

El desarrollo del lenguaje en el niño entre los dos y los tres años es la antesala a un momento en el que tanto los sonidos, como las reglas gramaticales y las reglas sociales experimentarán un cambio muy grande hacia un lenguaje cada vez más complejo y elaborado que nuestro pequeño deberá ir adoptando según las exigencias del entorno.

Foto | thelesleyshow en Flickr
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