Precauciones en la playa con bebés y niños: siete cosas que debemos vigilar

Precauciones en la playa con bebés y niños: siete cosas que debemos vigilar
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Agosto es el mes de las vacaciones y para muchos estas son sinónimo de playa. Un entorno ideal para jugar, divertirse, refrescarse... Pero también existen ciertos riesgos y si queremos evitar sustos, estas son las siete precauciones básicas que hemos de tomar en la playa con los niños.

Consejos sencillos que mencionamos en estas fechas para prevenir sustos o que nos quede un mal recuerdo de esos días de vacaciones que deberían transcurrir estupendamente, sin sobresaltos, y dejarnos el mejor de los recuerdos.

Protegerles del sol

Por supuesto, la primera recomendación si vais a la playa con niños, es protegerlos del sol adecuadamente para evitar el riesgo de quemaduras solares. La piel tiene memoria y la infancia es un periodo crítico para prevenir el cáncer de piel a futuro.

Elige la crema solar más adecuada para los pequeños y recuerda colocarlo unos minutos antes de ir a la playa (será más fácil hacerlo en casa que en la arena). Aplicar una buena cantidad por todo el cuerpo, sin olvidar recovecos como detrás de las orejas, cuello y empeines, y vuelve a aplicarlo cada dos horas.

También hay otras formas de protegerlos del sol, como evitar las horas centrales del día, usar gorros, gafas y sombrilla.

No quitarles los ojos de encima

playa

La mejor medida de seguridad en playas y piscinas es no quitarles los ojos de encima ni por un segundo. La supervisión es lo único eficaz. Todo lo demás puede fallar.

Tanto mientras se dan un baño en el mar por el riesgo de ahogamiento, como en la playa, por el riesgo a que se pierdan, no les quites los ojos de encima. Los niños son muy escurridizos y en un abrir y cerrar de ojos les hemos perdido de vista.

Por precaución, os recomendamos las pulseras identificativas con el número de teléfono de los padres para evitar sustos.

Prevenir un golpe de calor

Por su fisiología, los más pequeños son muy sensibles a sufrir deshidratación y un golpe de calor. Este se produce cuando el organismo genera una cantidad de calor que no es eliminable por los sistemas de refrigeración del organismo.

Para evitarlo, procura que el niño esté a la sombra en las horas de sol más fuerte, evita que haga un ejercicio intenso, refréscale con frecuencia, ponle ropa ligera y fresca e hidrátale con frecuencia.

Cortes y picaduras

Si el niño va a caminar o jugar por la arena seca, mejor que vaya calzado con chanclas. Revisa la zona donde se va a mover el bebé. Podemos colocarlo sobre una esterilla o toalla. Observa la presencia de medusas en la orilla y no os bañéis si hay indicación de que existe riesgo de estos gelatinosos animales marinos (bandera azul con el símbolo de las medusas). También cuidados con las avispas, abejas y mosquitos y atención a los signos de alergia.

Cuidado con flotadores y manguitos

flotador

Para los niños que aún no saben nada bien, el mejor sistema de flotación en el agua es el chaleco salvavidas, ni manguitos ni flotadores. Al contrario de los flotadores que corren el riesgo de voltearse o los manguitos que pueden salirse de los brazos o deshincharse, los chalecos son más seguros.

No es necesario esperar dos horas después de comer

Una de las cosas que recordamos de cuando éramos pequeños, es la prohibición de bañarse en el mar hasta dos horas después de haber comido para hacer la digestión. Esto es un mito. No hace falta.

Lo que conocemos como corte de digestión como tal no existe, porque la digestión no se interrumpe en ningún momento. En realidad lo que sucede es un síndrome de hidrocución.

Se produce por un reflejo de inmersión extremo, cuando se produce una alteración brusca de los reflejos al contacto con el agua, pudiendo provocar una pérdida de conocimiento o una parada cardiaca.

Si la comida ha sido ligera, el niño ha estado a la sombra y se entra al agua de forma progresiva, refrescando primero brazos, cabeza y cuello, o jugando en la orilla prácticamente no hay riesgo.

Lo que no debe hacerse es zambullirse de golpe en agua fría tras haber estado al sol o haciendo ejercicio, y mucho menos tras una comilona.

Cuidado con la comida en la playa

Si los peques son amantes de los helados y bocadillos, debemos tener mucho cuidado con los lugares donde se compren, intentando acudir a un comercio de confianza donde sepamos que el almacenamiento de salsas, aderezos y helados ha sido cuidado constantemente. Cuidado también si llevamos comida de casa a la playa, que mantenga el frío en todo momento.

Es importante también que las carnes y pescados estén bien cocidos y que los vegetales sean perfectamente higienizados antes de usarse para elaborar un plato.

Por otro lado, debemos evitar las ingestas de gran tamaño y las comidas copiosas.

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