¿Deben decidir los niños cuanta ropa de abrigo ponerse?

¿Deben decidir los niños cuanta ropa de abrigo ponerse?
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Nos hemos creído que los niños son tan delicados que cualquier cosa les va a enfermar. Pero no es así. Yo no creo que exponer a los niños a espacios cerrados cargados de virus les haga más fuertes, ni, por supuesto, que debamos hacerles pasar frío, pero si que es conveniente, con cierta lógica, dejarles decidir si tienen o no tienen que ponerse más ropa de abrigo.

Hace más daño ir abrigadísimo sudando que correr con la ropa justa dejando que el propio cuerpo decida si de verdad necesitan el abrigo o no. Así que os propongo hacer un esfuerzo y confiar en la termoregulación de nuestros niños

A lo largo de los años me he dado cuenta que solemos abrigar demasiado a los niños y les imponemos nuestras sensaciones términas, incapacitándolos, al final, para saber por ellos mismos si tienen o no tienen frío. También he descubierto que, cuando ellos deciden, suelen elegir llevar menos ropa de abrigo que la que les ponemos a los niños que no pueden decidirlo y que los primeros suelen estar sanos y no cogen frío.

Este tema suelo hablarlo con mis amigos, con opiniones diferentes. Pero cuando lo hablo con los niños su respuesta es unánime: los adultos somos frioleros y muy pesados con este tema. ¿Pensáis que debemos dejar que los niños decidan cuanta ropa de abrigo deben ponerse?.

Bebés

Tengo que aclarar que de ninguna manera propongo hacer esto con niños muy pequeños o con bebés. No es conveniente, ya que su mecanismo de autoregulación térmica es inmaduro y pueden quedarse helados o recalentarse sin que sus cuerpos puedan poner en marcha los mecanismos naturales para guardar o perder calor.

No me refiero a eso, debe quedar claro. Pero si deberíamos, creo, dejar de abrigarlos en exceso. No tienen que sudar para estar calientes y, sobre todo a los chiquitines que van en el cochecito, normalmente los veo embutidos como esquimales cuando no es realmente necesario.

Con un bebé en casa deberemos mantener una temperatura ambiental moderada y no abrigarlos en exceso, controlando especialmente cuando duermen que no suba su temperatura corporal. Cuando los bebés se mueven mucho por la noche se destapan y, aunque hay que cuidar que no se queden fríos, lo que nunca hay que hacer es mantener las mantas tan prietas que no les dejen moverse. Si colechamos el consejo es el mismo, y a veces deberemos ponerles su propia mantita más que meterlos bajo enormes edredones comunes.

Niños jugando

Pero si a que, cuando los niños son más mayorcitos, y especialmente si están jugando y corriendo, les permitamos decidir cuanta ropa necesitan, ya que cuando se hace ejercicio los músculos se calientan y un exceso de abrigo es perjudicial.

Conozco niños a los que han dejado, desde pequeños, decidir sobre si necesitan o no más ropa y, de forma natural, descubro que suelen necesitar mucha menos ropa de abrigo que la que usamos nosotros, sin que eso influya para nada en su estado de salud.

Los niños que deciden

También, incluso, dejarles decidir el momento de ponerse un abrigo más grueso o un jersey, pues, a veces, nosotros vamos a tener frío pero ellos sentirse confortables, ya que, en realidad, la sensación térmica no es igual en todas las personas.

A mi, debo confesarlo, me cuesta mucho. Ya he llegado a decirle al niño “ponte una chaqueta que tengo frío” lo que nos hace reir y a él le da la oportunidad de reflexionar sobre si le hace falta o no esa capa más de ropa que a mi me está pidiendo el ambiente.

No abrigar en exceso

Normalmente deberíamos sacar a los niños con la misma ropa que llevamos nosotros, en varias capas para poder liberarlos si tienen calor. Con los bebés, si no los llevamos en bandolera, como mucho usar una capa adicional que sería el body o la camiseta y en los más pequeñitos, ponerles un gorro y calcetines gruesos, pues es por los extremos por donde más calor pueden perder.

El tener la calefacción en casa es otro tema a tener en cuenta. Las casas y las oficinas suelen estar recalentadas en invierno, a veces por encima de los 22 grados incluso y mucha gente termina sufriendo por el resecamiento del ambiente, los cambios bruscos de temperatura y por el excesivo calor en el hogar, lo que es, especialmente perjudicial para los niños pequeños. Si usamos calefacción que sea moderadamente.

Lo cierto es que nos acostumbramos a la temperatura ambiental e, igual que cuando vemos a un nórdico en manga corta a 15 grados, al final, nosotros también podemos desabrigar el cuerpo para que se acostumbre a no estar siempre con calefacción.

Yo no pongo la calefacción en casa desde hace años y suelo tener las ventanas abiertas hasta en enero excepto los días húmedos. Desde que hago eso nos resfriamos mucho menos.

¿Vosotros que opináis de dejar que los niños se autoregulen en cuanto a la ropa que necesitan llevar en cada momento del año, especialmente con el frío?

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