¿Podemos fiarnos de los pediatras a la hora de hablar de lactancia?

¿Podemos fiarnos de los pediatras a la hora de hablar de lactancia?
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Nadie duda actualmente que la lactancia materna es el mejor alimento para los bebés, sin embargo la generación de madres actuales no ha contado con la ayuda de sus madres o familiares para aprender a dar el pecho.

En otras palabras, a dar el pecho se aprende, no es algo innato, pero la transmisión de conocimientos de manera generacional se perdió cuando nuestras madres y abuelas (sobretodo nuestras madres) dejaron de amamantarnos en pro de la que entonces se conocía como la mejor leche posible, la artificial.

Esta situación hace que muchas madres tengan problemas con el amamantamiento derivados de malas posiciones, problemas en la estructura oral de los bebés (frenillo en la lengua o mandíbula inferior pequeña), implantación de horarios, mitos sobre la calidad o cantidad de leche, etc. que hacen que muy pocos bebés lleguen a los seis meses tomando leche materna exclusiva.

Para todos estos problemas las mamás (y papás) buscamos la ayuda de los pediatras (los médicos de los bebés). Ahora bien, ¿podemos fiarnos de ellos a la hora de hablar de lactancia?

Los pediatras se encuentran en una posición de privilegio ya que tienen la posibilidad de ayudar y educar a las madres para que los bebés sean amamantados el máximo tiempo posible, tal y como recomiendan los máximos organismos oficiales en términos de salud (OMS, UNICEF, AEP,...), sin embargo algo debe estar fallando cuando solo uno de cada cuatro niños toma lactancia materna exclusiva a los seis meses.

Diversos estudios de campo entre médicos pediatras, dirigidos a conocer sus conocimientos, las indicaciones que harían y sus actitudes, revelan los siguientes (preocupantes) datos:

  • El 20% de los encuestados piensa que la leche materna puede ser de mala calidad: Ya lo hemos comentado alguna vez en Bebés y más. A menos que la madre esté desnutrida la leche de cualquier madre es nutricionalmente completa para un bebé.
  • El 36% opina que hay que educar a los recién nacidos en un horario de alimentación, en contra de una lactancia a demanda: Tras varias entradas hablando de este tema creo que no es necesario ahondar en él de nuevo.
  • El 29% piensa que las tetinas y los chupetes relajan al bebé favoreciendo la lactancia materna: Durante el primer mes no se aconseja el uso de chupetes ni tetinas, puesto que la succión de estos elementos es diferente a la realizada al pecho y puede confundir al bebé provocando una succión inadecuada que puede producir grietas en los pezones e incluso que tome menos alimento del necesario.
  • El 33% de los sanitarios opina que el método de la “doble pesada” es fiable para detectar un déficit de alimentación: Este método consiste en pesar al bebé antes de la toma y justo después para valorar cuánto ha comido. Lo cierto es que es poco preciso pues el peso obtenido después no corresponde realmente con lo ingerido, con una diferencia media de unos 15 ml de más o de menos. En otras palabras, no se recomienda, pues es muy inexacto.
  • El 61% reforzaría la LM con biberón si el niño no coge mucho peso: Muchos teóricos problemas de peso son errores de interpretación de las gráficas, diagnosticando a niños como “justitos de peso” cuando realmente están bien.

    Otros niños sí pueden estar tomando poca leche por problemas en el agarre al pecho o por no estar realizando la lactancia a demanda. La labor de los pediatras debería ser la de buscar la causa de que un bebé esté ganando poco peso y ofrecer una solución acorde al problema.

    Suplementar la lactancia materna con leche artificial para que el bebé coja peso es el primer paso para que la lactancia materna fracase.

  • El 13% suspendería la LM si la madre tomara antibióticos o antiinflamatorios: Una madre lactante puede tomar la mayoría de medicamentos que existen y si no es así, suele haber otros que tienen efecto similar al no aconsejado que sí puede ser tomado.

    Muchos antibióticos y antiinflamatorios son perfectamente compatibles con la lactancia (y desgraciadamente muchas madres han dejado de dar el pecho a sus hijos por este motivo).

  • Tan solo al 49% le parece correcto dar el pecho en público: Creo que no merece comentarios.
  • El 56% opina que si el niño llora mucho hay que analizar la leche para ver si es buena: Coincide un poco con el primer punto. No tiene sentido buscar leches buenas o malas, porque como digo, si no hay desnutrición en la madre, no hay ningún problema en la leche.
  • Solo el 50% de los Residentes de pediatría valorados en una encuesta de hospitales de Barcelona recomienda iniciar la lactancia materna en la primera hora de vida, no dar agua y ofrecer la lactancia a demanda: Por alguna extraña razón la formación de pre y postgrado en medicina relativa a la LM es muy deficitaria cuando no ausente.

    Que la mitad de los residentes de pediatría (los que tienen la formación más reciente y la información más “fresca”) no conozca las recomendaciones más importantes sobre lactancia me parece, personalmente, vergonzoso.

  • En una encuesta realizada a pediatras asistentes a un congreso se obtuvieron los siguientes resultados:

      • El 25% creía que hay que dar leche artificial a los recién nacidos para evitar la hipoglucemia: La lactancia a demanda previene la hipoglucemia, ya que el bebé toma calostro (y pasados unos días leche) cuando lo necesita.

      • El 50% pensaba que los niños amamantados necesitan agua y que si lloran por hambre hay que ofrecer biberón antes que aumentar el número de tomas: Los bebés no necesitan agua, como explicaré dentro de unos días, y si lloran por hambre deben ser amamantados. Ofrecer un biberón supone dejar de alimentar a demanda y el inicio del final de la lactancia materna.


Queda a la vista que los datos son poco esperanzadores. Las madres, y sobretodo los bebés, necesitan pediatras que sepan diagnosticar y solucionar problemas relacionados con la lactancia, básicamente, porque si no acuden a los profesionales que se supone que están preparados para ello, ¿a quién van a acudir?

Las más insistentes (y las que conocen su existencia) acaban yendo a grupos de apoyo para madres lactantes donde asesoras de lactancia y otras madres están realizando la función que deberían estar haciendo los pediatras y enfermeras, de manera voluntaria y con unos resultados excelentes, que todo hay que decirlo, pero con la limitación que la falta de un título sanitario les supone: No pueden recetar pomadas, cremas ni antibióticos en caso de infección y son las madres las que deben acudir al pediatra a “convencerle” de su problema para que ponga el tratamiento necesario.

El resto de madres acaba haciendo caso de consejos a menudo contraproducentes que provocan el fin de la lactancia.

En datos de 2002 (Hamlyn), el 87% de las madres que interrumpieron la lactancia en el transcurso de las seis semanas después del nacimiento habrían querido continuar la lactancia durante más tiempo. De las madres que amamantaron durante al menos seis meses, el 37% habría preferido continuar durante más tiempo.

Espero que esta entrada sirva como crítica constructiva y como fotografía de la realidad actual. Hay muchos pediatras que están haciendo una labor maravillosa por el bien de los bebés, pero hay muchos otros que se están quedando en el pasado, dando consejos erróneos y efectuando juicios de valor innecesarios.

Os necesitamos a todos. Los bebés os necesitan a todos. Tenedlo en cuenta, queridos pediatras. Por favor.

Más información | IHAN (Iniciativa Hospital Amigo de los Niños) – V Congreso Español de Lactancia Materna
(pág. 39)

En Bebés y más | Mi experiencia con los pediatras poco amigos del colecho y la lactancia (I) y (II), La elección del pediatra

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