¿Cuánto dura el parto, fase a fase?

¿Cuánto dura el parto, fase a fase?
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No hay una respuesta definitiva a "¿cuánto dura el parto?". Es muy relativo definirlo, pues el tiempo que transcurre desde la primera contracción hasta el nacimiento del bebé varía mucho de una mujer a otra. Intervienen diversos factores en la duración de un parto, como si eres madre primeriza o no, la posición del bebé y tu estado emocional, entre otros tantos.

Cada parto es distinto, porque cada mujer es distinta. Hay mujeres que pueden estar varios días con trabajo de parto mientras que otras dan a luz en pocas horas. Aún así, vamos a explicar cómo transcurre un parto y daros como referencia más o menos el patrón de tiempo que suelen tener las fases del parto: dilatación latente, dilatación activa, expulsivo y alumbramiento.

Dilatación latente: 10-12 horas o días

Unos días antes de comenzar el parto, experimentarás los conocidos como pródromos de parto, llamados así por ser predecesores de un evento, anunciando que el parto se aproxima.

Sentirás contracciones que pueden ser molestas, pero no llegan a ser dolorosas, y tampoco son rítmicas ni regulares. Si cambias de posición las contracciones suelen detenerse y su función es la de borrar y ablandar el cuello del útero previo a la dilatación.

La de la dilatación latente o dilatación pasiva o precoz suele ser la fase más larga y menos intensa.

Hay mujeres que pueden estar varios días en esta fase, pues su cuello va dilatando muy poco a poco, mientras que en otras sucede horas previas al nacimiento del bebé, siendo la media de unas 10-12 horas.

No son las llamadas falsas contracciones de Braxton Hicks que entrenan al músculo uterino, pero tampoco son las contracciones intensas que tienen lugar durante la dilatación antes del expulsivo.

En la fase latente el cuello uterino se ablanda hasta llegar a los 3-4 cm de dilatación que es cuando empieza la siguiente fase, la de la dilatación activa.

Dilatación activa: dos horas y media

Es la fase que transcurre desde los 3-4 cm hasta que el cuello uterino alcanza los 10 cm de dilatación para abrir el canal del parto y permitir la salida del bebé.

En la fase de dilatación activa las contracciones uterinas son rítmicas, progresivas e intensas. Rítmicas significa que se producen cada períodos regulares que se van acortando. Progresivas, que va aumentando su duración llegando a aproximadamente los 60 segundos. E intensas, como su nombre indica, significa que son dolorosas.

Esta fase es más rápida que la primera. Hay una primera etapa de dilatación acelerada hasta los 5-6 cm de dilatación, que puede durar un par de horas, y una segunda de dilatación avanzada hasta el borramiento completo del cuello uterino. El proceso de dilatación de los últimos 4-5 cm, es habitual que transcurra más rápido, en 15-20 minutos, a lo sumo media hora.

En ambas fases de dilatación la mujer tiene que estar libre de movimientos, para adoptar las posturas que le resulten más cómodas para así soportar mejor el dolor de las contracciones. Mantenerse inmóvil no ayuda en el proceso, de hecho está demostrado que mantenerse de pie o caminar acorta la dilatación.

También es recomendable meterse en una bañera con agua tibia, ya que alivia el dolor de las contracciones y contribuye a ablandar el perineo y a la relajar los músculos, acortando así el proceso.

Lo más probable es que durante la dilatación activa se produzca la rotura de bolsa. No todas las mujeres rompen aguas en la misma fase del parto. Algunas rompen antes de que comiencen las contracciones, otras durante la fase de dilatación mientras que otras no rompen aguas hasta el momento del expulsivo.

Expulsivo: entre 30 y 60 minutos

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Cuando el cuello uterino está completamente dilatado, la madre habitualmente siente una gran presión sobre la parte baja de la espalda y/o sobre el perineo, lo cual le provoca unas ganas intensas de empujar, sensación conocida como el reflejo de pujo, una necesidad instintiva y fisiológica que no debería ser controlada ni dirigida.

Si no se ha roto la bolsa amniótica todavía, suele romperse espontáneamente en esta fase.

Esa necesidad fisiológica de pujo hace que la mujer empiece a empujar con cada contracción cuando ella sienta que debe hacerlo. Las contracciones son muy intensas en esta fase y duran entre 60 y 90 segundos. La percepción del dolor en estos momentos es muy distinta según la mujer, a veces se sienten como contracciones más dolorosas que las anteriores, a veces el hecho de empujar hace que se sienta menos el dolor.

La mujer debe ser libre de elegir la postura de parto que desee para dar a luz, tumbada, de lado, sentada, en cuclillas, de pie, siendo las verticales las más idóneas pues son las que, con ayuda de la gravedad y debido a la presión que hace la cabeza sobre el perineo, facilitan la expulsión.

Con cada contracción, el bebé va descendiendo por el canal de parto hasta que aparece la cabeza. Una vez que la cabeza está liberada, salen los hombros y el resto del cuerpo.

Esta fase de expulsión puede ser de duración muy variable, aproximadamente entre 30 y 60 minutos cuando se trata del primer parto y entre 15 y 30 minutos cuando se han tenido otros partos.

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Alumbramiento: 10 a 30 minutos, o más

El parto no acaba con el nacimiento del bebé. Hay una última fase conocida como alumbramiento, que consiste en la salida de la placenta, membranas y el resto del cordón. No sucede inmediatamente a la salida el bebé, y ocurre cuando el cordón deja de latir.

El corte de cordón debería realizarse al menos pasados tres minutos después del nacimiento, o preferiblemente una vez que éste deje de latir.

Lo más habitual es que la placenta salga entre los 10 y 30 minutos posteriores al nacimiento del bebé, aunque también puede demorarse una hora o más.

Las contracciones en esta etapa, encargadas de despegar y expulsar la placenta, son apenas dolorosas. La posición vertical también ayuda en el proceso de alumbramiento, haciendo que la placenta pase al segmento inferior del útero y hasta la vagina para ser extraída.

Mientras se espera a que salga la placenta, es un momento precioso para que el recién nacido sea colocado piel con piel con la madre y puedan reconocerse. Ese primer contacto es el instante mágico de la impronta, en el que el bebé es capaz de arrastrarse instintivamente al pecho de su madre para mamar.

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