"Niños repelentes", la anotación en el ticket de una cafetería que recibió una familia con dos hijos

"Niños repelentes", la anotación en el ticket de una cafetería que recibió una familia con dos hijos
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Hace unos días, conocimos la desagradable situación que había vivido un matrimonio y sus hijos en una cafetería cuando, al ir a pagar, recibieron un ticket con una anotación escrita a mano por uno de los camareros, en la que se podía leer la frase "niños repelentes".

El matrimonio ha denunciado los hechos y aunque el establecimiento niega que se trate de un insulto, la polémica sobre lo mal recibidos que son los niños en algunas ocasiones, ha vuelto a saltar a la palestra.

"Niños repelentes"

Los hechos ocurrieron hace unos días en Logroño, cuando un matrimonio acompañado de sus hijos de nueve años, los abuelos y un tío de los niños, acudieron a una cafetería a merendar.

Según estos clientes, la tarde había transcurrido sin problemas hasta que a la hora de pedir la cuenta, recibieron un ticket con una anotación a mano en la parte superior en la que se podía leer: "niños repelentes".

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La familia pidió explicaciones al local al pensar que se trataba de un insulto hacia sus hijos, pero la dueña del establecimiento se excusó diciendo que era una broma entre camareros y que en ningún caso se refería a los niños de la pareja.

No contentos con la explicación, los padres pusieron una reclamación que ha sido registrada en la Dirección General de Justicia e Interior, aludiendo que lo ocurrido es un "insulto y un cachondeo" hacia ellos.

Según recogen varios medios de comunicación, la dueña del establecimiento se encuentra sobrepasada por los acontecimientos y pide compasión ante lo que considera un error humano y una broma entre empleados.

Broma o no, lo cierto es que creo que si cualquiera de nosotros nos hubiéramos encontrado con una anotación así al pedir la cuenta en una cafetería o restaurante, probablemente habríamos actuado igual y pedido explicaciones.

Porque, desconociendo por completo como han sido los hechos y sin querernos posicionar de un lado o de otro, lo cierto es que desgraciadamente, no es la primera vez que nos toca hablar de "niñofobia"

Niños que no son bien recibidos en restaurantes, compañías aéreas, bodas u hoteles por el mero hecho de ser niños. Niños a los que hay gente que pide mantener acotados en zonas habilitadas como las de los perros.

Niños que, por el simple hecho de ser niños, ya se presupone que gritan, molestan y no saben comportarse. Y a los que, por supuesto, se puede etiquetar y catalogar sin pensar en las consecuencias que este hecho pueda tener. Niños que, aún teniendo los mismos derechos que los adultos son tratados en ocasiones como ciudadanos de segunda.

Adultos más responsables

Sin embargo, no debemos olvidar la responsabilidad que tenemos los adultos con menores al cargo. Los niños, como niños que son, corren, saltan, lloran, gritan, hablan alto en espacios donde pueden molestar a los demás... Pero nada de eso es responsabilidad del niño, sino de los padres.

Los niños son personas en formación, que no vienen al mundo educados ni con las normas sociales de convivencia aprendidas. Su naturalidad y espontaneidad les hace comportarse o decir cosas que pueden no ser del agrado de todos. Por eso, los padres debemos ser adultos responsables y educar a nuestros hijos en el respeto hacia los demás.

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En ocasiones me he topado con niños que han podido ser una molestia en un momento dado, y cuyos padres, totalmente ajenos a lo que hacían sus hijos, charlaban animadamente varios metros de distancia más allá sin prestarles ninguna atención. Y eso no debería ser así.

Tengo tres hijos, y por experiencia sé que ciertos comportamiento suyos pueden llegar a molestar. Por eso, siempre estoy pendiente de ellos, de lo que hacen y de cómo se comportan en espacios públicos. Porque la responsabilidad de sus actos es sólo mía.

Pero desde luego, prohibir la entrada a los niños por ser simplemente "niños", o catalogarles y faltarles al respeto sin ninguna consecuencia, creo que es un terrible error y una forma de proceder muy poco apropiada. Porque seamos sinceros, ¿cuántas veces nos hemos topado con adultos maleducados bastante más molestos que un niño?

Por tanto, sin personalizar en este caso concreto que desconocemos totalmente, ¿qué os parece a vosotros? ¿También percibís en la sociedad una creciente "niñofobia" que juzga de forma anticipada a los niños? Y, por otro lado, ¿creéis que quizá los padres estamos prestando menos atención en la educación de nuestros hijos?

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