Hace tres años os hablé de la mujer embarazada que se hizo famosa al preocuparse por el ruido de las obras para su feto, mientras sostenía un cigarro en la mano. Muchos convenimos que lo peor para su bebé no era seguramente el ruido, sino el tabaco.
Ahora bien, ¿qué pasaría si se quejara de un alto nivel de contaminación? Quizás entonces el cigarro sería solo otro elemento más, también perjudicial para el bebé, pero quién sabe si menos que el medio ambiente. Y digo esto porque en la actualidad muchos niños tienen problemas de aprendizaje y desarrollo, y parece que la contaminación tiene mucha culpa.
Hasta dos meses de retraso cognitivo
Dos meses de nuestra vida es muy poco tiempo. Dos meses de la vida de un niño, mucho más. Tal y como leemos en El País, investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han encontrado una relación entre la concentración de determinados contaminantes en el ambiente y la capacidad de atención de los niños a los 4-5 años de edad.
El estudio, publicado en la revista Enviroment International, y en el que han contado con una muestra de casi 1.300 niños de diferentes regiones de España, concluye que la exposición durante el embarazo al dióxido de nitrógeno puede llegar a retrasar el desarrollo cognitivo de los niños hasta dos meses.
Más estudios con parecidas conclusiones
El estudio forma parte de un proyecto llamado INMA, y no es el primero. En anteriores investigaciones ya vieron que la contaminación daña la capacidad cognitiva de los niños, y que en los días de mayor polución, los niños pueden ver mermada su velocidad de aprendizaje hasta en un mes.
En el actual estudio querían ver, además, cómo podía afectarles antes de nacer, pues sospechaban que incluso durante el embarazo podría haber consecuencias.
En palabras de Mònica Guxens, coordinadora del estudio, a El País:
Queríamos ver si los niños expuestos a más contaminación tenían peor capacidad de atención y estábamos en lo cierto. Se les midió la contaminación del aire en su casa y en la calle durante el embarazo y en la etapa postnatal.
Para llegar a estas conclusiones hicieron unos tests relativamente largos, que requerían un alto nivel de concentración y atención durante ocho minutos seguidos. Así vieron que los niños de 4-5 años que durante el embarazo habían estado más expuestos a la contaminación, y especialmente a los agentes que provoca el tráfico, tenían ese retraso de hasta dos meses de edad en sus capacidades.
De nuevo, según Guxens, hablando sobre el feto en el embarazo:
El cerebro se está desarrollando, tiene gran plasticidad en la etapa prenatal, y si hay algún daño no se puede reparar.
Pero no es la única causa
Por supuesto que no. Los trastornos del desarrollo tienen que ver con muchos factores: la contaminación, la alimentación de la madre y luego del bebé y niño, las semanas de gestación al nacer, el tipo de relación con los padres y con el entorno, el estatus socio-económico y un largo etcétera son muchos de ellos.
Lo importante, en todo caso, es saber cuáles afectan más para que los profesionales de la salud podamos incidir tanto como podamos en las recomendaciones, y las madres y padres en aquello que esté en su mano. Es mucho más fácil cambiar de hábitos alimenticios, por ejemplo, que lograr vivir en un sitio donde no haya contaminación.
Pero quizás valga la pena, en cualquier caso, ser conscientes de que estamos respirando un aire nada recomendable para nadie, y valorar qué podemos hacer para evitarlo.
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