La primera hora de vida es sagrada para la madre y el bebé

La primera hora de vida es sagrada para la madre y el bebé
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¿Qué necesidad hay de limpiar, aplicar vacunas o medir al bebé nada más nacer? Ya habrá tiempo para esas prácticas de rutina si el parto se ha dado sin complicaciones, porque desde luego la primera hora de vida es sagrada para el bebé y la mamá. Nada es más importante que ese momento de contacto precoz piel con piel entre ambos.

Es lo que explica la doctora Constanza Soto Conti, médica de planta del Hospital Materno Infantil argentino Ramón Sardá, quien además añade:

"El contacto piel con piel entre la madre y su hijo estabiliza la respiración y la oxigenación del bebé, mantiene sus niveles de glucemia, estabiliza la presión arterial, reduce las hormonas del estrés, disminuye el llanto, incrementa el estado de alerta tranquila, promueve el inicio precoz de la lactancia materna, y mantiene la temperatura, reduciendo el riesgo de hipotermia".

La importancia del contacto precoz

Los primeros sesenta a noventa minutos tras el parto, incluso se habla de las primeras dos horas, son muchos más trascendentes de lo que se suele creer. Es un período especialmente sensitivo en el que el contacto precoz entre la madre y el bebé tiene efectos positivos tanto inmediatos como a largo plazo.

En esos momentos se establece lo que se conoce como impronta afectiva que favorece el vínculo entre los dos y la instauración de la lactancia materna.

La lactancia precoz, iniciada en la primera hora de vida, es clave para una lactancia exitosa.

Durante el nacimiento y las horas posteriores, las hormonas de la madre y el bebé funcionan creando una sinergia. La madre tiene una importante descarga de oxitocina y el bebé está especialmente receptivo. Tanto que si se deja al bebé desnudo encima del pecho de la madre, este repta guiado por el olor hasta encontrar el pecho de la madre y alimentarse, lo se conoce como breastcrawl.

Un momento sagrado para reconocerse

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Es un estado de conciencia tranquila, de reconocimiento entre los dos, de contacto, de olerse y tocarse que no debe ser interrumpido por intervenciones innecesarias, ni siquiera por el corte del cordón, ya que se puede esperar a que este deje de latir por sí solo.

Antes se creía que había que sostener el bebé a la altura del útero de la madre para prevenir la anemia, explica la doctora, y claro, el bebé estaba aterrado, pero "hoy sabemos que impulsada por las contracciones del útero, la sangre fluye perfectamente si lo ponemos sobre el pecho de su mamá".

Las prácticas rutinarias como las primeras vacunas, las mediciones y la limpieza del bebé pueden realizarse encima de la madre mientras toma el pecho o es acariciado, incluso pueden esperar hasta pasadas las dos horas después del parto, ya que limpiar al bebé enseguida tampoco tiene sentido. El olor del bebé recién nacido también produce una impronta en el cerebro de la madre.

Efectos a largo plazo

Los efectos de ese contacto precoz en las primeras horas de vida también son positivos a largo plazo. Favorece la relación afectiva, la autorregulación de los bebés, y la reciprocidad entre ambos, al menos durante el primer año de vida.

Según la doctora Conti:

"Esos minutos iniciales son un período sensible durante el cual el contacto estrecho entre la madre y el recién nacido sano puede tener efectos positivos de largo plazo, como una mayor seguridad y mejor tolerancia a la angustia de la separación"

También en caso de cesárea

La doctora aboga por facilitar el contacto precoz también en el caso de los bebés nacidos por cesárea, porque los bebés nacidos por cesárea también tendrían que quedarse en contacto piel con piel con la madre.

En muchos hospitales, tras la cesárea la madre se queda esas dos horas preciosas en reanimación separada de su bebé cuando fisiológicamente están preparados para estar unidos, se necesitan el uno al otro.

Desde luego esto no es lo ideal y es una de las prácticas a mejorar en la atención al parto, ya que no es una operación como cualquier otra. Debería estar controlada pero permitirle estar con su bebé y su pareja, y si surgiese alguna complicación tras la cesárea, que en la mayoría de las mujeres no sucede, disponer de medios para actuar de forma inmediata.

Fotos | Thinkstock
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