Helicobacter pilory en niños: síntomas, diagnóstico y tratamiento de la infección por esta bacteria

Helicobacter pilory en niños: síntomas, diagnóstico y tratamiento de la infección por esta bacteria
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Según datos de la Sociedad Española de Gastroentorología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, entre un 25 y un 30% de los niños en nuestro país tiene helicobacter pilory, una bacteria que se encuentra en el estómago de gran parte de la población, y que provoca inflamación de la mucosa gástrica, aunque la mayoría de los menores afectados no presenta síntomas.

Te explicamos cómo se contagia esta bacteria, que síntomas puede provocar y qué hacer en caso de detectarla.

Qué es el helicobacter pilory y cómo se contagia

El Helicobacter pylori es una bacteria que puede encontrarse en el estómago de los humanos, y que afecta a personas de todas las edades, incluidos los niños. Es bastante común que una gran parte de la población la tenga, aunque en países desarrollados es excepcional contraerla en el primer año de vida.

Su contagio se produce de persona a persona por vía oral-oral y fecal-oral, aunque se necesita una convivencia íntima y prolongada para que el contagio se produzca. De ahí que si se detecta en los padres sea conveniente ponerlo en conocimiento del pediatra de los niños por si estos también pudieran estar afectados.

Síntomas de helicobacter pilory en niños

La infección por helicobacter es una de las causas más comunes de infección bacteriana crónica. Generalmente se asocia a inflamación de la mucosa gástrica (gastritis) y úlcera gastroduodenal, así como otras patologías menos frecuentes.

Pero no todas las personas que la tienen desarrollan complicaciones, especialmente en el caso de los niños, pues en en la edad pediátrica, la infección por helicobacter suele ser fundamentalmente asintomática.

No obstante, en caso de complicaciones asociadas a la bacteria -algo que según la Asociación Española de Pediatría ocurre en una pequeña parte de la población infantil- podrían darse síntomas como gases, hinchazón abdominal, pérdida de apetito, vómitos o los síntomas propios de una úlcera.

En cualquier caso, desde la AEP aclaran que el dolor abdominal funcional, tan típico en la infancia, es benigno y no se relaciona con ninguna enfermedad, ni tampoco con la presencia de esta bacteria.

¿Cómo se diagnostica?

Ante la presencia de alguno de los síntomas arriba mencionados, o si el niño se queja de dolor abdominal de forma frecuente y persistente, el pediatra podría recomendar hacer algunas pruebas para determinar el origen de las molestias, y entre ellas descartar la infección por helicobacter.

Hay varias formas de diagnosticar el helicobacter pilory, y debe ser el pediatra quien determine la más adecuada para cada caso concreto en función de la edad del niño, su clínica o sus antencedentes:

  • Biopsia de estómago mediante endoscopia: se trata de un método invasivo que requiere de la sedación del niño para que la prueba no resulte incómoda. Una vez sedado, se le introduce por la boca un tubo flexible con una minicámara para observar el estómago y tomar las muestras que posteriormente serán analizadas.

Este método permite determinar la presencia de la bacteria y a qué antibióticos es sensible, de cara a poner después el tratamiento adecuado.

  • Otra forma de detectarlo es mediante el test del aliento con C13: para realizar esta prueba el niño deberá soplar en un contenedor de muestras antes y después de tomar una solución que contiene 13C-Urea, y que permite detectar la presencia de la bacteria en el aire espirado. Se trata de una prueba indolora que puede realizarse en el ambulatorio.

  • Otras pruebas como detección del antígeno en heces, detección de anticuerpos o PCR en saliva y placa dental

¿Cómo se trata el helicobacter pilory?

La detección de la bacteria helicobacter no siempre implica tener que realizar un tratamiento para eliminarla, y debe ser el pediatra o especialista quien lo valore en función de los síntomas.

Por lo general, el tratamiento consiste en combinar dos o tres antibióticos junto con un medicamento protector de estómago. Los antibióticos deben tomarse siguiendo rigurosamente las pautas que indique el médico, ya que variar las tomas puede reducir su eficacia y crear resistencia.

Se estima que la eficacia del tratamiento está en el 65-80%, y la erradicación de la bacteria no implica futuras reinfecciones. Por eso, una vez concluido el tratamiento es importante controlar si la bacteria persiste o ha sido eliminada.

Vía | Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Sociedad Española de Gastroentorología, Hepatología y Nutrición Pediátrica

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